Title: Diario de la expedicion reduccional del ano 1780, mandada practicar por orden del Virey de Buenos Aires
Author: Francisco Gavino de Arias
Release date: May 25, 2009 [eBook #28967]
Most recently updated: January 5, 2021
Language: Spanish
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Este diario es un apéndice à otro que tambien forma parte del presente volumen. Despues de la muerte de Matorras se estableció en la provincia de Tucuman una junta, llamada reduccional, ó de Propaganda Fide, con el objeto de llevar al cabo los tratados celebrados por aquel gobernador. Por una singular coincidencia habian dejado de existir los personages principales de estos ajustes, sin que se entibiára el celo de sus sucesores, sobre todo por parte de los indios, que en esta ocasion acreditaron mas lealtad y constancia que los Españoles. Arias y Cantillana, que defendian en la junta los intereses del fisco, recelosos de que se malográra la empresa, sostuvieron que podia intentarse con cincuenta hombres y 15,000 pesos, desechando como exagerados los cálculos de los que pedian 200 hombres y 35,000 pesos fuertes. En estas y otras incidencias se pasaron cerca de cinco años, alcanzando por último la aprobacion del Virey al plan proyectado.
Entretanto habian llegado á Salta los caciques de los Mocobís y de los Tobas, á participar la muerte de Paikin, y á traer el baston con puño de oro, que le habia entregado el Gobernador Matorras, y que devolvia la viuda por ser de menor edad los hijos y herederos del Gran Caporal. Los PP. Antonio Lapa y José Bernardo de Sena, curas y misioneros de las reducciones del Salado, fueron encargados de anunciar á los indios la nueva expedicion, que se aprestaba en Salta á las órdenes del coronel D. Francisco Gavino de Arias. El segundo{II} de estos religiosos se ahogó en el tránsito, el otro llegó felizmente á Lacangayé, donde permanecio tres meses en rehenes, aguardando el regreso de Queyaverí y demas caciques.
Observador diligente de la naturaleza, el P. Lapa nos ha transmitido varios rasgos de las costumbres salvages de los indios en sus diarios ineditos. Escogeremos uno que tiene todo el mérito de la originalidad. Hallábase un dia el Misionero conversando con los caciques Lachiriguin y Lachiquitin, cuando sobrevino un indio para avisarles que habia aparecido el pajarito ytiminí, lo que indicaba que Queyaverí estaba de vuelta. Otro adivino confirmó este anuncio, y añadió que el cacique venia por el camino de abajo de la Encrucijada de Macomita. El Padre Lapa se empeñó en desmentir estos pronósticos, y lo hizo con todo el fervor que inspira una creencia supersticiosa. Pero, ¿cual no seria su sorpresa, cuando supo que ambos se habian verificado?
Volvia Queyaverí lleno de confianza en las promesas que habia recibido; y efectivamente nada se omitió para halagarle. A su llegada á Salta se le hospedó con su séquito en el Colegio que fué de los PP. Jesuitas, y se convocó el Cabildo á un parlamento que se celebró el dia 30 de julio de 1776 en la misma casa del gobierno. Todo cuanto podia contribuir á dar realce á este acto, fué puesto en obra por el Gobernador que debia presidirlo. Concurrieron los miembros del Cabildo, el Procurador General de la ciudad, el Protector de los naturales, y varios caciques amigos con sus respectivos interpretes. Fueron introducidos los indios como si fueran embajadores, y despues de las formalidades de estilo, se les preguntó "si tenian entendido que las tierras del Gran Chaco pertenecian al Rey?" A lo que contestaron los caciques, con una especie de ironia, "que ya habian oido decir que sus tierras eran del Rey."
Estos preliminares á nada mas condugeron que á una promesa de enviar otra fuerza al mando de Arias, cuyo nombre no les era desconocido. Pero, á pesar de la proteccion que le dispensaba el gobierno, y de la simpatia que encontraba en el público, tuvo este gefe que diferir su salida hasta la primavera de 1780. El precursor de esta empresa fué el mismo P. Lapa, que desde la{III} expedicion de Matorras habia entrado en relaciones amistosas con los indios. Este infatigable misionero volvia por tercera vez á las reducciones del Bermejo, librado á la buena fé y hospitalidad de sus moradores; y llegó dia en que, cercado de pantanos, vió desaparecer hasta los escasos alimentos que le proporcionaban los bosques. Es preciso leer sus diarios para tener una idea de sus padecimientos. Importa tambien estudiarlos para rectificar un error que se advierte en algunos mapas del Chaco, y como es probable que no volveremos mas sobre esta materia, entresacaremos de los papeles inéditos del P. Lapa lo que puede contribuir á ilustrarla.
La extension de la Senda de Macomita, desde la Reduccion de Macapillo hasta las orillas del Bermejo, es de 71 leguas, á saber:
De Macapillo | á Usilasque[1] (pozo del chañar) | 5 | leguas |
—— | al Paso de Toleche | 6 | |
—— | á Piave | 19 | |
—— | á Malaque (pozo de Juan Tomas) | 15 | |
—— | á Taslac (pozo grande) | 6 | |
—— | á Aquelec (pozo del cimbol) | 5 | |
—— | á Macomita (orilla de las aguas grandes) | 15 | |
—— | |||
71 |
Costeando el rio, aguas abajo, llegó á Lacangayé, que segun sus cálculos, dista 94 de la Puerta de Macomita, á saber:
De Macomita | á Yuisma (laguna del pescado) | 18 | leguas |
—— | á Opathole (donde murió la india moza) | 12 | |
—— | á Casopelie (tren de los Españoles[2]) | 24 | |
—— | á Ymagaye (laguna seca) | 12 | |
—— | á Tupaquesinsinit (lugar de las grietas pequeñas) | 15 | |
—— | á la Rancheria de Lachiquitin | 4 | |
—— | á Lacangayé, ó rancheria de Queyaverí | 5 | |
—— | |||
94 |
{IV}Estos cómputos pueden ser inexactos, porque, segun se expresa el P. Lapa, "los indios no saben lo que es legua, y solo se gobiernan por lunas, y por dias de camino. Cuentan, por egemplo, cinco dias de Lacangayé al rio Paraguay, siete hasta Corrientes, diez hasta Santa Fé, etc.; y cuando la distancia que indican, no llega á enterar un dia de camino, dicen: "hay cerca esto," y este cerca suele tener á veces mas de doce leguas."—Al salir de Macapillo la Senda de Macomita pasa por montes y cañadas, y se dirige al este hasta Malaque, desde donde se inclina al norte hasta el Bermejo.
Arias siguió las huellas de su predecesor Matorras, y llegó á Lacangayé al cabo de 66 dias de marcha. Acometido por una enfermedad grave estuvo á pique de perder la vida en el desierto; y en este estado lo halló el P. Morillo, á quien se juntó despues para completar el primer ensayo de navegacion del Bermejo. A no ser por este incidente, ningun interes tendria para nosotros el presente diario, cuya parte topográfica no es mas que la repeticion del de Matorras. Ni creemos que deba darse mucha importancia al plan proyectado de establecer guardias en las orillas del rio. La experiencia ha acreditado el carácter docil de los indios del Chaco, que solo resisten á los que los hostilizan. La construccion de estos fuertes, la presencia de sus soldados, la ostentacion de la fuerza entre hombres sencillos, y sumamente celosos de su independencia,—todos estos indicios de una ocupacion á mano armada de su territorio, obrarian en el sentido contrario á lo que se espera, y alborotarian á las poblaciones en vez de atraerlas.
La historia de la conquista del Chaco es una serie contínua de desaciertos. Sus primeros invasores lo sometieron al sistema de repartos, entregando los indígenas á la inhumanidad de los encomenderos. Este ensayo tuvo los mas funestos resultados. Dispersó á los habitantes de la Concepcion, los ahuyentó de Guadalcazar, los diezmó en Esteco. Ningun pueblo formado en el Chaco sobrevivió á su fundador, sin que estos desastres hiciesen variar de rumbo para evitarlos. Los mismos errores que cometió el Adelantado Vera cuando echó los cimientos de la Concepcion, se repitieron en la fundacion de Lacangayé. Arias, que tenia á su disposicion todas las{V} costas del Bermejo, obligó á los indios á establecerse en un rincon anegadizo entre una laguna y el rio, sin ceder á sus protestaciones, ni retraerse al oir dar á aquella morada el nombre de tragadora de la gente[3].
Su primera idea no fué la de fundar reducciones, sino de atraer á los indigenas á uno de los terrenos que él poseia en las inmediaciones de Salta. Los caciques, á quienes hizo este ofrecimiento, tuvieron el buen sentido de reusarlo, aunque deseáran alejarse del Bermejo. Este proyecto nada tenia de estraño en aquel tiempo, en que eran frecuentes estas migraciones, y formaban el principal objeto de las empresas reduccionales. A esta mania se debe la traslacion de los Kilmes á Buenos Aires, de los Calchaquís á Santa Fé, de los Abipones á Corrientes. Se trasplantaba á los indios con la esperanza de hacerlos mas dóciles, y lo único que se conseguia era diezmarlos. Aunque sin apego á sus guaridas, no podian olvidar sus costumbres, ni aclimatarse bajo otro cielo.
Este deseo de civilizar á los indios era tan antiguo como hereditario en la familia de Arias. Los historiadores del Chaco ponderan el valor del Sargento Mayor D. Lorenzo Arias, que fué á auxiliar á algunos misioneros en tiempo del Gobernador D. Fernando Mendoza Mate de Luna[4]. D. José Arias Rengel y su hermano D. Felix, padre y tio del autor del presente diario, figuran con honor en las expediciones anteriores, y al primero de ellos es debido el descubrimiento de la Senda de Macomita en tiempo del Gobernador Espinosa Davalos. Estos títulos honoríficos, juntos á una inmensa fortuna que habia heredado de sus mayores, y al influjo que egercia en su provincia, por haberla gobernado interinamente, colocaban á Arias en una de aquellas posiciones privilegiadas, en que las empresas mas árduas se miran sin trepidacion y con confianza. En este estado calculó con parsimonia los recursos que se necesitaban para dar impulso á sus planes. Se arrojó á{VI} la conquista del Chaco con cincuenta milicianos sacados de un regimiento de caballeria que mandaba en Salta, á los que se incorporaron doce presidarios con otros tantos peones y seis esclavos, sin contar con mas auxilios que un fondo de quince mil pesos que le franquearon las cajas municipales de la provincia. Es verdad que todo estaba dispuesto para recibirle amistosamente: ninguna oposicion esperimentó en el tránsito, y su campamento de Lacangayé se llenó de caciques de las tribus mas retiradas. Pero con mas elementos de fuerza hubiera podido explorar gran parte de la inmensa zona, que yace desconocida entre el Pilcomayo y el Bermejo, y esta investigacion hubiera dado un nuevo interes á esta expedicion, y una celebridad merecida á su caudillo. Ella hubiera, sino completado, al menos ensanchado considerablemente la esfera de los pocos conocimientos que tenemos del Chaco, de que apenas se hace mencion en las obras mas modernas de geografia.
Talvez pasen muchos años antes que se llene este vacio. Ninguno de los estados fronterizos del Chaco se halla en aptitud de acometer esta empresa, y mientras prevalezcan los falsos principios de colonizacion, mas vale que no se realice. En estas cosas, como en otras muchas, el modelo que debe tenerse presente es el de los Estados Unidos, que en tan corto periodo ha estendido sus límites hasta los bordes occidentales del Misourí. Los gefes de las tribus han tratado de la cesion de sus territorios con la plenitud de sus facultades, y un principio de civilizacion ha dominado en esos convenios, que nunca han sido violados por la perfidia. Las razas indigenas se han retirado espontaneamente ante los sucesores de Penn y de Washington, y leyes justas, costumbres suaves, y todos los goces de una vida activa y laboriosa, han cambiado sin esfuerzo la naturaleza de estos hombres salvages, que solo necesitan de buenos egemplos para salir de su embrutecimiento.
Sin duda las ideas religiosas contribuyen á amansarlos; pero no deben absorver todos sus instantes, ni distraerlos del trabajo, que es el motor principal de la perfectibilidad de los hombres. Las platicas, las psalmodias, los rezos, de que tanto se ocupan los misioneros, forman una transicion brusca entre los hábitos agrestes y la vida{VII} contemplativa; y sin embargo en estos actos de piedad se entretenian los conquistadores del Chaco, de donde se retiraban satisfechos por haber bautizado á unos cuantos párvulos. Las dos colonias fundadas por Arias, que debian haber sido otros tantos focos de actividad y de industria, fueron entregadas al arcediano Cantillana, hombre virtuoso, pero sin talento, y mas ocupado de la conversion que de los intereses materiales de sus neófitos. Pasó inutilmente once años en el desierto, viendo disminuir diariamente su rebaño, y abandonándolo por fin à dos frailes, en cuyas manos se dispersó enteramente.
No por esto se dejó de abrumar á la Corte de España. Pero, por mas que se disfrazasen las miras personales en los informes y proyectos, no se logró ocultarlas, y el sacrificio estéril que el Gobierno habia hecho de la valiosa estancia del Rincon de Luna para fomentar las nuevas poblaciones del Chaco, le hizo cerrar el oido á todas estas solicitudes. La contestacion que el Ministro Galvez dió à una súplica de Arias, es un comprobante del descrédito en que habian caido sus promotores, y del que nunca pudieron levantarse[5]. Este gefe acabó sus dias en el año de 1793, dejando un patrimonio menguado, y una reputacion equívoca.
PEDRO DE ANGELIS.
Buenos Aires, 14 de Diciembre de 1838.
Pág. | 3 | lín. | 17 | Córboba | —léase— | Córdoba. |
4 | " | 34 | Siena | " | Sena. | |
14 | " | 37 | mensages | " | menages. | |
26 | " | 29 | Scena | " | Sena. | |
Pág. | 27 | lín. | 29 | Scena | —léase— | Sena. |
id. | " | 38 | id. | " | id. | |
35 | " | 16 | Encárgonos | " | Encargónos. | |
40 | " | 1 | Curupayetí | " | Curupaytí. |
1. Diócesi y Gobierno del Tucuman.
Nombres de las poblaciones. | Lenguas que hablan. | Almas. | Años de su fundacion. | Misioneros en 1767. |
San Ignacio de Ledesma | Toba, y Mataguaya | 600 | 1756 |
{
Román Arto. Francisco Oroño. |
San Estevan, ó Miraflores[7] | Lule | 550 | 1752 |
{
Joseph Ferragut. Antonio Moxi. Diego Gonzalez. |
} Ntra. Señora del Buen Consejo, ú Ortega | Omohampa | 200 | 1763 |
{
Antonio Garcia. Roque Gorostiza. |
} San Juan Bautista, ó Valbuena[8] | Isistiné, y Toquistiné | 740 | 1751 |
{
Luis Olcina. Tomás Borrego. |
} Ntra. Señora de la Columna, ó Macapillo | Pasayna | 200 | 1763 |
{
Joseph Iolis[9]. Miguel Navaz. |
San Joseph, ó Petacas[10] | Vilela | 656 | 1735 |
{
Pedro Castro. Josef Vacher, coadjutor lego. |
2. Diócesi y Gobierno de Buenos Aires.
Concepcion de Cayestá[11] | Abipona | 400 | 1749 |
{
Pedro Gandon. Alfonso Sanchez. |
San Xavier | Mocobí | 982 | 1743 |
{
Floriano Pauke. Ramon Termeyer. |
San Pedro | Id. | 150 á 300 | 1765 |
{
Joseph Lekman. Antonio Bustillo. |
San Gerónimo | Abipona | 823 | 1748 |
{
Francisco Navalon. Pedro Pol. |
San Fernando y S. Juan Regis | Id. | 440 | 1750 |
{
Joseph Klein. Juan Quesada. |
3. Diócesi y Gobierno del Paraguay.
Timbo, ó Rosario, y San Cárlos | Abipona | 350 | 1763 |
{
Joseph Brigniel. Gerónimo Rejon. |
San Juan Nepomuceno | Guaná, ó Chaná | 600 | 1767 |
{
Manuel Duran. Manuel Bertodano. |
[1] Estos nombres pueden servir á dar alguna idea del idioma mocobí, uno de los mas desconocidos del Chaco.
[2] Tren de Espinosa de los otros mapas.
[3] Traduccion literal de la palabra Lacangayé en el idioma mocobí.
[4] Véase Lozano, Descripcion del Chaco, pag. 257; y Xarque, Insignes Misioneros de la Compañia de Jesus en la Provincia del Paraguay, pag. 407.
[5] "Aunque en carta de 30 de junio de 1781, n. 518, recomendó V. E. la instancia hecha por el coronel de milicias D. Francisco Gavino de Arias, para que se le concediese el grado de coronel de ejército, y que se le tuviese presente para el gobierno de Córdova del Tucuman, cuando llegase el caso de dividirse él de aquella provincia, no ha venido el Rey en condescender con ninguna de estas solicitudes. Para esta negativa se funda S. M. en haber llegado á entender por conducto seguro, que este sugeto es uno de aquellos que, por medio de proyectos y maquinas fantásticas, procuran hacerse memorables y distinguidos: que está debiendo crecidas sumas á varios vecinos, y al ramo de sisa 10,422 pesos; y que el proyecto de formar las reducciones en el Chaco no ha salido como se quiso suponer, como así se ha verificado despues de haberse gastado 15,000 pesos inutilmente, cuando pudieran haber salido los indios á las fronteras, como lo habian ofrecido los caciques.
Todo lo aviso á V. E. para su inteligencia y gobierno en lo que pueda ocurrir en lo sucesivo."
"Dios guarde á V. E. muchos años."
Aranjuez, 31 de Marzo de 1783.
JOSEPH DE GALVEZ.
[6] Extractado del que publicó el P. Iolis en su Historia del Chaco.
[7] Mision fundada en 1711, y restablecida en 1752.
[8] Mision mudada á mejor sitio en 1765.
[9] El mismo autor de la Historia del Chaco.
[10] Mision mudada á mejor sitio en 1761.
[11] Mision mudada á mejor sitio en 1752.
1. Relacion de la entrada al Chaco de los PP. Diego Ruiz y Juan Antonio Solinas, en 1683. (En la obra del P. Machoni, titulada: "Las Siete Estrellas de la Mano de Jesus." Córdoba, 1732, in-4.º, pág. 222.)
2. Machoni (P. Antonio). Arte y vocabulario de la lengua Lule y Tonocote. Madrid, 1732, in-8.º
3. Lozano (P. Pedro). Descripcion chorográfica del terreno, rios, árboles y animales de las dilatadísimas provincias del Gran Chaco Gualamba, y de los ritos y costumbres de las innumerables naciones bárbaras é infieles que le habitan. Córdoba, 1733, in-4.º, con un mapa del Chaco.
4. Osorio (P. Gaspar). Relacion del nuevo descubrimiento de las provincias de Chaco Gualamba, y Llanos de Manso, enviadas al Prepósito General Muzio Viteleschi. (En la obra precedente, pág. 172.)
5. Matorras (Gerónimo). Diario de la expedicion hecha á los paises del Gran Chaco en 1774. (En el VI tomo de nuestra Coleccion).
6. Arias (Francisco Gavino). Diario de su expedicion al Gran Chaco en 1780. (ibid.)
7. Murillo (Fray Francisco). Diario del viage al Rio Bermejo en 1780. (ibid.)
8. Cornejo (Juan Adrian Fernandez). Diario de la primera expedicion al Chaco en 1780. (ibid.)
9. —— Expedicion al Chaco por el Rio Bermejo en 1790. (En el IV tomo de nuestra Coleccion).
10. —— Descubrimiento de un nuevo camino, desde el Valle de Centa hasta la villa de Tarija, en 1791. (ibid.)
11. Dobrizhoffer (Martin). Historia de Abiponibus, equestri, bellicosaque Paraquariæ natione. Viena, 1784, 3 vol. in-8.º fig. (El Sr. Kreil, profesor de la Universidad de Pest, publicó en el mismo año y en Viena una{II} version alemana de esta obra, y otra vió la luz en Inglaterra con el título de—An account of the Abipones, an equestrian people of Paraguay. Londres, 1822, 3 vol. in-8.º)
* 12. Rubin de Celis (Miguel). Memoria sobre el fierro nativo del Gran Chaco. (En las Transacciones Filosoficas de Londres de 1788, pág. 37)
13. Otra sobre el mismo asunto. (En la Abeja Argentina. Buenos Aires, 1822, pág. 278.)
* 14. Solis (Ab. Joseph). Saggio sulla storia naturale della provincia del Chaco. Faenza, 1789, in-4.º (De esta obra no existe mas que el primer tomo: ignoramos la suerte del 2.º, que el autor dejó concluido é inédito.
15. Azara (Felix). Viage al Pilcomayo. (En nuestro discurso preliminar al Diario de la primera expedicion de Cornejo.)
16. —— Informe sobre varios proyectos de colonizacion del Chaco en 1799. (En el IV tomo de nuestra Coleccion).
17. Solalinde (Antonio Garcia). Proyecto de colonizacion del Chaco en 1799. (ibid.)
18. Soria. Informe á los Accionistas de la Sociedad del Rio Bermejo. Buenos Aires, 1831, in-4.º
19. Dwerhagen. Ensayo sobre la topografia de los rios Plata, Paraná, Paraguay, Bermejo y Pilcomayo. Buenos Aires, 1831, in-4.º con un mapa.
20. Arenales (D. José). Noticias del Chaco, y del Rio Bermejo. Buenos Aires, 1833, in-8.º con un mapa.
21. Relacion de los indios que están en la provincia del Chaco Gualamba, y Llanos de Manzo. (En la obra precedente, pág. 86.)
22. Parish (Sir Woodbine). Notice as to the supposed identity of the large mass of meteoric iron now in the British Museum, with the celebrated Otumpa Iron, described by Rubin de Celis, etc. (En las Transacciones Filosoficas de Londres de 1834, part 1.)
Nota.—Se trata tambien del Chaco en los antiguos historiadores de estas provincias, sobre todo en los capít. 18, 19 y 20 del libro 1.º de la Historia de la Compañia de Jesus en la Provincia del Paraguay, por el P. Lozano. Madrid, 1754, 2 vol. in-fol.
23. Croquis del rio Pilcomayo para el viage del P. Patiño en 1721, con las explicaciones en lengua guaraní. (Autógrafo inédito).
24. —— del Rio Pilcomayo, para el viage del P. Agustin Castañares en 1741, delineado por el P. Salvador Colon. (Autógrafo inédito).
25. Mapa del Chaco, para la descripcion corográfica de esta provincia, grabado por J. Petroschi en 1733. (Son muy raros los egemplares de la obra del P. Lozano que tengan este mapa.)
26. —— del mismo, para el viage de Matorras en 1774. (Autógrafo inédito).{III}
27. Mapa del mismo, para el de Arias en 1780. (Autógrafo inédito).
28. —— del mismo, para la historia corográfica del Dr. Arias Hidalgo, delineado por D. Diego Angel de Leiva en 1780. (Autógrafo inédito).
29. —— del mismo, para la historia de los Abipones de Dobrizhoffer, publicada en 1784.
30. —— del mismo, para el viage de Cornejo en 1790. (Autógrafo inédito).
31. —— del mismo, por el Dr. Arias Hidalgo, presentado en 1806.
32. —— para el viage á la villa de Tarija en 1791.
* 33. Fuertes y doctrinas de San Estevan de Valbuena, que son de indios Ecistines y Lules.—(Se hallaba en el Colegio de San Ignacio de Buenos Aires, cuando fué suprimido).
34. Plano del Rio Bermejo por D. Nicolas Descalzi, publicado en Buenos Aires, en la Litografia del Estado, en 1831.
35. —— del mismo, por Soria, publicado en el mismo año.
36. —— del mismo por el Sr. Arenales.
37. —— del campamento de Matorras.
* 38. Planos de las nuevas reducciones de S. Bernardo y de Lacangayé. (En la coleccion de autos y documentos que se conservan en la Escribania del Gobierno de Buenos Aires.)
39. Un gran cuadro al oleo, que representa las paces ajustadas entre Matorras y Paikin. (Pintado en Salta en 1774 por Tomas Cabrera.)
* 40. Coleccion de autos y documentos originales sobre el Chaco. (En la Escribania Mayor de Gobierno de Buenos Aires.)
41. Examen de los mismos, por D. Joaquin Antonio Mosquera. Buenos Aires, 17 de Octubre de 1791.
42. Extracto de los mismos.
43. —— de todas las actuaciones seguidas por órden del superior Gobierno sobre conquistas y expediciones del Gran Chaco, desde el año de 1774 hasta el 3 de Agosto de 1808.
44. Parlamento y paces celebradas en Salta con los caciques del Chaco, en 1776.
* 45. Matrícula de los indios reducidos en los pueblos de San Bernardo y de Lacangayé. (En la Coleccion del Gobierno.)
* 46. Ordenanzas establecidas por Arias para el gobierno moral y político de ambos pueblos. (ibid.)
47. Memoria sobre las costumbres de los Guaycurús.{IV}
* 48. Relacion sobre el fierro nativo del Chaco. (Citada en el artículo de la Abeja Argentina sobre esta materia).
49. Descripcion de la provincia del Gran Chaco, escrita en 1781 por el Dr. D. Francisco Antonio Arias Hidalgo.
50. Acta de la fundacion de la Nueva Oran en el Valle de Centa, en 16 de Julio de 1794, por D. Ramon Garcia Pizarro.
* 51. Relacion de un viage al Chaco en 1628 por D. Luis Vega. (Citada por el P. Lozano).
* 52. —— del viage que hizo en 1741 el P. Agustin Castañares por las costas del rio Pilcomayo, para descubrir comunicacion con las Misiones de Chiquitos y del Paraguay. (Se hallaba en el archivo de los PP. Jesuitas del Colegio de San Ignacio de Buenos Aires, cuando fueron expulsados).
* 53. Diario de la navegacion del rio Pilcomayo por el P. Patiño, en 14 de Agosto de 1721. (El Sr. Arenales ha dado un extracto de este diario en su obra, pág. 5).
54. —— de una expedicion al rio Bermejo, desde la ciudad de Santa Fé, en 1759, con un croquis. (Hemos publicado un extracto de este diario en nuestro discurso preliminar al de Matorras).
* 55. —— de la expedicion al Chaco de 1764 á las órdenes del Maestre de Campo D. Miguel Arrascaeta, por Filiberto Mena. (Se ha publicado un trozo de este diario en la obra del Sr. Arenales, pág. 96).
56. —— del primer viage al Chaco del P. Antonio Lapa. Macapillo, 23 de Noviembre de 1776.
57. —— del segundo viage del mismo. Macapillo, 17 de Mayo de 1779.
58. —— del viage de D. Jaime Nadal y Guarda, desde Lacangayé hasta las costas del rio Paraguay. Corrientes, 17 de Setiembre de 1780.
59. —— de un viage desde Santa Fé hasta la frontera de los Abipones, por D. Antonio Cerviño, en 1790.
60. —— de un viage á las tolderias de los Lenguas en las costas del Pilcomayo, por el mismo, en 1794.
* 61. —— de la expedicion al Chaco ejecutada en 1794 por D. José Espinola, de órden del Sr. D. Joaquin Alós Gobernador del Paraguay, con el derrotero desde Corrientes hasta Córdoba por el Chaco.
62. Plan de una nueva expedicion al Chaco, por D. Francisco Gavino Arias. Buenos Aires, 6 de Agosto de 1784.
63. —— de una nueva expedicion para reducir los indios del Chaco, y abrir un nuevo camino carril entre las costas del rio Paraguay y Santiago del Estero, por D. Juan José Acevedo, en 1794.
64. —— para plantificar las reducciones del Chaco, por el Dr. Arias Hidalgo. Buenos Aires, 10 de Enero de 1796.{V}
65. Memoria con que se acompaña el plan de una nueva expedicion al Chaco, por el mismo. Buenos Aires, 10 de Febrero de 1796.
66. Proyecto de D. Juan Adrian Fernandez Cornejo para el establecimiento de fuertes en las orillas del Bermejo. Noviembre de 1790.
67. —— de fuertes y reducciones en el Chaco, por D. Andres Maestre. Salta, 25 de Mayo de 1790.
68. —— de navegacion del Bermejo, por el Dr. Arias Hidalgo. Buenos Aires, 30 de Enero de 1806.
69. —— sobre el mismo asunto, por el mismo. 10 de Abril de 1806, con un mapa. (ibid.)
* 70. Informacion jurídica de los descubrimientos hechos por el Gobernador Ledesma en sus expediciones al Chaco, hecha en Santiago de Guadalcazar, á peticion del Procurador de la ciudad, Lucas Rendon, en 1630. (La cita el P. Lozano en su Descripcion del Chaco, pág. 5.)
* 71. —— del martirio de los PP. Gaspar Osorio y Antonio Ripario de la Compañia de Jesus, (murieron en la frontera de Jujuy en 1639) hecha por el Gobernador del Tucuman y remitida al Consejo. (Citada por el P. Julian Pedraza en su Memorial sobre las cosas del Paraguay.)
72. —— sobre los negocios reduccionales del Chaco desde 1774 hasta 1783.
73. —— sobre el estado de las nuevas conquistas del Chaco, por el Dr. D. José Arias Hidalgo, en 1780.
74. —— sobre la necesidad de erigir un presidio en el paso de los Guaycurús y Ranchos de Amelcoy, por D. Francisco Gavino Arias, en 1786.
75. —— sobre los establecimientos Portugueses de Matogroso y del Rio Paraguay, por la banda del Chaco.
76. —— sobre un proyecto de establecer guardias en el Chaco por D. Joaquin Alós. Asumpcion, 8 de Abril de 1790.
77. —— sobre los proyectos de fuertes en las márgenes del Rio Bermejo, por D. Melchor de Echagüe y Andia. Santa Fé, 5 de Mayo de 1790.
78. —— del Obispo Cantillana proponiendo por Intendente del Chaco al Dr. Arias Hidalgo, de 16 de Octubre de 1793.
79. —— sobre el estado ruinoso de las reducciones del Chaco, por el mismo, de 8 de Agosto de 1795.
80. —— para que los curas del Chaco vuelvan á sus doctrinas, por el mismo, de 15 de Octubre de 1795.
81. —— sobre el estado de las reducciones del Chaco por el Cabildo de Corrientes, de 31 de Julio de 1797.
82. —— sobre el mismo asunto por el Comandante de armas de Corrientes, de 21 de Junio de 1797.
83. —— sobre los caminos carriles del Chaco, de 1797.{VI}
84. Informe para hacer volver las reducciones del Chaco adonde estaban, por Felix Diaz Colodrero. Corrientes 15 de Octubre de 1798.
85. Representacion sobre los negocios reduccionales del Chaco, por D. Lorenzo Cantillana, en 1776.
86. —— sobre las reducciones del Chaco, por D. Agustin Fernando de Pinedo. Buenos Aires, 23 de Mayo de 1778.
87. —— para reedificar la ciudad de Guadalcazar, por D. Juan Adrian Fernandez Cornejo. Salta, 29 de Octubre de 1791.
* 88. Carta del P. Alonso Bársena al P. Juan de Atienza escrita en el año de 1588 desde las provincias del Chaco, de lo que le pasó en ellas en la conversion de los indios. (Citada por el P. Lozano en su Descripcion del Chaco, pág. 109.)
* 89. —— del P. Pedro Añasco al P. Provincial del Paraguay, en que trata de la conversion de los indios Matarás, Abipones y otros cercanos á la ciudad de la Concepcion. (Citada en la misma obra, núm. 117).
* 90. —— del P. Gaspar Osorio, de 3 de Setiembre de 1628, al P. Nicolas Mastrilli Duran, de su llegada al Chaco, á reconocer y predicar, y de sus muchas naciones de indios; con otra de 16 de Febrero de 1630 al P. Francisco Vasquez Trujillo, de su mision á los indios Tobas y Mocobís, (Citadas en la misma obra, fol. 167, y 127.)
91. —— del P. Francisco Morillo, en que da cuenta de las varias tribus del Chaco. Corrientes, 17 de Agosto de 1782.
* 92. Bársena (P. Alonso). Arte, catecismo y vocabulario de la lengua de los indios Abipones y Quiroquinís[13]. (Citados por Pinedo en su Epitome de la Biblioteca Occidental, y por Hervas en el Catálogo de las lenguas americanas, pág. 105.)
* 93. —— Arte y vocabulario de la lengua Tonocote. (Citada por Hervas, pág. 104).
94. —— Arte y vocabulario de la lengua Toba. (Autógrafo).
* 95. Brigniel (José). Arte y vocabulario de la lengua Abipona. (Los cita el P. Caballero en su suplemento á la Biblioteca de la Compañia de Jesus).
96. Cerviño (Pedro). Vocabulario doméstico de los indios Lenguas. (Autógrafo).
* 97. Labrador (José Sanchez). Vocabulario y fraseologia de la lengua de los Mbayás[14]. (Citado por Caballero.)
Nota.—De las varias lenguas del Chaco se trata con bastante exactitud en la obra citada del P. Hervas, pág. 164 á 192. Dobrizhoffer da una idea competente de la lengua de los Abipones, en el tomo 2.º cap. 16 de su historia.
Todos estos idiomas son dificilísimos, y no solo no presentan la menor analogia con los de las naciones inmediatas, sino que tampoco la tienen entre si mismos, lo que hace casi insoluble el problema de su origen. En la imposibilidad de contraernos por ahora á estas investigaciones, nos limitamos á presentar, como un specimen de estos dialectos, los números cardinales de cuatro de las principales tribus del Chaco, poniéndolos en cotejo con los de otros pueblos de esta parte de América.
ABIPONES[15]. | TOBAS[16]. | LENGUAS[17]. | LULES Y TONOCOTES[18]. |
1—iñitára. | 1—nathedac. | 1—gezle. | 1—alapeà. |
2—iñoaka. | 2—cacayni, ó nivoca. | 2—tigaké. | 2—tamòp. |
3—iñoaka yekaini. | 3—cacaynilia. | 3—diakegzglna. | 3—tamlip. |
4—geyenk ñaté, (el pié de un avestruz, que tiene cuatro dedos.) | 4—nalotapegat. | 4—dipegai. | 4—locuèp. |
5—hanám begem, (los dedos de una mano.) | 5—nivoca cacaynilia, (tres, y dos.) | 5—chumaja. | 5—locuèp moitlè alapeà, (uno despues de cuatro.) |
6—cacayni cacaynilia, (dos veces tres.) | 6—naiguep. | 6—locuèp moitlè tamòp, (dos despues de cuatro.) | |
(Faltan los demas.) | 7—nathedac, cacayni cacaynilia, (uno, y dos tres.) | 7—takjuabo. | 7—locuèp moitlè tamlip, (sobre el cuatro tres.) |
8—nivoca nalotapegat, (dos cuatro.) | 8—lacoguí. | 8—locuèp moitlè locuèp, (cuatro sobre cuatro.) | |
9—nivoca nalotapegat, nathedac, (dos cuatro, y uno.) | 9—laguk. | 9—locuèp moitlè locuèp alapeà, (uno sobre ocho.) | |
10—lanám rihegem, (los dedos de ambas manos.) | 10—cacayni nivoca nalotapegat, (dos cuatro y dos.) | 10—chemajari | 10—ysyavòmp, (los dedos de ambas manos.) |
20—lanám rihegem, cat gracherhaka anamichi rihegem, (los dedos de las manos y de lospies.) | |||
muchos—póp. | muchos—layosoú | muchísimos—euypán euyquép, ó euyquépsp. | |
innumerables—chicleyekalipí |
GUARANI[19]. | QUICHUA[20]. | ARAUCANA[21]. | AIMARA[22]. |
1—peteì. | 1—huc. | 1—quiñe. | 1—maa, ó maya. |
2—mokoí. | 2—iskay. | 2—epu. | 2—paa, ó paya. |
3—mbohapí. | 3—quimza. | 3—cula. | 3—quimsa. |
4—yrundí. (No tienen mas números. Para decir cinco, usan de la palabra peteipó—"una mano:" y para decir diez, de mokoipó, "dos manos." Para decir mas, se valen de la voz hetá—muchos, ó de hetá-hetá—muchísimos, ó de ndipapahábí—innumerables—) | 4—tahua. | 4—meli. | 4—pusi. |
5—piscka. | 5—quechu. | 5—piscka. | |
6—zokta. | 6—cayu. | 6—chokta. | |
7—kanchis. | 7—relghe. | 7—pakallco. | |
8—puzak. | 8—pura. | 8—quimsakallco. | |
9—yiskon. | 9—aylla. | 9—llallatunka, (poco menos de diez.) | |
10—chunka. | 10—marí. | 10—tunka. | |
mucho—ascka. | muchos—aldùn. | ||
muchisimos—mana yupana (que no se puede contar.) | muchisimos—cauchu. | ||
número infinito—hunu hunu. |
[12] Para completar las noticias del Chaco, que hemos procurado reunir en nuestros discursos, nos hemos resuelto á publicar anticipadamente la lista de los documentos impresos é inéditos sobre esta provincia, extractándola de la que tenemos preparada para nuestra Bibliografia General del Rio de la Plata. Las obras que llevan un * son las únicas que faltan á nuestra coleccion particular.
[13] Pinelo escribe equivocadamente Quiranguis.
[14] Los Mbayás son originarios del Chaco, de donde fueron trasladados á la costa oriental del rio Paraguay para formar la reduccion de Belen.
[15] Indios fronterizos de la provincia de Santa Fé.
[16] Indios del Bermejo, y del Pilcomayo arriba.
[17] Indios de las bocas del Pilcomayo, cerca de la Asuncion.
[18] Indios de las antiguas reducciones del Salado, en las fronteras de Salta y Tucuman.
[19] Lengua del Paraguay y de una gran parte del Brasil.
[20] Lengua del Perú, y de Quito, á la que llaman tambien Lengua del Inca.
[21] Lengua de Chile, y de los indios Pampas, ó del sud de Buenos Aires.
[22] Lengua de algunas provincias del Alto Perú ó Bolivia, como la Paz y Chuquito.
En el año 1780, à 25 de Marzo, recibiò el Sr. Coronel D. Francisco Gavino de Arias, en su hacienda de Vista Alegre, el superior despacho de V. E., su fecha 2 de Marzo, cuya substancia era encomendarle la verificacion de las dos reducciones que se van à efectuar en el centro del pais enemigo, confiriéndole título de Comandante General de dicha expedicion, y al Dr. D. Lorenzo Suarez de Cantillana, Arcediano de Còrdoba, el título de Superior y Visitador general de todas las reducciones, y que, asociado con el expresado Comandante, procediese al fin indicado: acompañando á esta providencia libranza de 15,000 pesos, dada por el Sr. Intendente de Egèrcito y Real Hacienda contra las cajas matrices de Jujuy, à disposicion del expresado Coronel, con el gravámen de reintegro que debe hacer la ciudad à cuya jurisdiccion se acumulen dichas reducciones, y con la precision de rendir cuenta de su distribucion el sugeto que los administre.
Y como à la sazon se hallaba en Córdoba el Sr. Arcediano, por el correo de Abril le dirigió el Sr. Arias un testimonio del superior despacho, con carta instructiva del tiempo en que habian de verificar dicho ingreso, para que se pudiera aprestar y venir al Real Presidio de San Fernando para donde le citaba; por deberse allí juntar, con motivo de que por el citado despacho debia sacar de allí los cincuenta hombres regulados para su convoy, carruages y labor de las capillas.
Y hallando el Sr. Arias por conveniente nombrar un sugeto, que recibiéndose de dicho dinero corriese con su distribucion y aplicacion en los efectos necesarios y aparentes, hizo nombramiento en D. Diego Angel de Leiva, vecino da Salta, para que en calidad de Proveedor desempeñase estos encargos, documentando sus inversiones y empleos en debida forma.
Enterado este del nombramiento y obligaciones de su cargo, prestando su consenso, procedió al juramento de fidelidad que lo hizo{4} ante S. S. y testigos de asistencia, y fué prevenido de formar un libro de caja jurado, en el que debia sentar por menor todas las aplicaciones, documentando las de mayor cuenta con sus competentes recibos, y las de menor por formal cuenta jurada.
En esta virtud el 19 de Abril le dió S. S. libramiento de 13,000 pesos, que debia recibir en las cajas reales de Jujuy, acompañando esta órden con la minuta de los efectos en que debian distribuirse: dejando en dichas cajas el residuo de 2,000 pesos para las futuras ocurrencias, reservando para su tiempo cotejar y reconocer los efectos aprestados, con los documentos de su respectiva inversion.
A consecuencia recibíose dicho Proveedor de la cantidad librada, y desde el dia 20 de Abril hasta el 10 de Mayo, puntualizó todos los efectos de su cargo, con lo que desde el 12 de Mayo empezaron à caminar de Vista Alegre para el Real Presidio los carros y carruages en que venian todos los víveres, vituallas, abalorios, efectos y miniestras necesarias: de modo que el 26 de Mayo llegó todo el tren, el Sr. Comandante con su Auditor, y el Dr. D. José Antonio Arias Hidalgo, à esta fortaleza del Rio del Valle, y mandò se acampàra todo el tren en el paraje de los Corrales, distante como una legua del presidio, quedando en él S. S. y su Auditor para aprestar los cincuenta partidarios.
No puede omitirse que los milicianos del regimiento del Sr. Coronel Arias han coadyuvado hasta aquí en el arreo de ganado y mensages, con tanta exactitud y empeño, que desde las fronteras de Salta hasta este lugar no han perdido una cabeza, desempeñando sus fatigas con la mayor puntualidad y vigilancia: por lo que S. S. diò à los cabos principales las debidas gracias, haciendo igual oficio por medio de estos con los milicianos. Y por tan distinguido servicio los relevó S. S. por escrito de las pensiones del socorro que habian de prestar personalmente á este real presidio, durante la expedicion presente, en turno con las demas compañias, contemplando estar enteramente compensadas sus fatigas con las que se refieren.
Y acordando S. S. que el R. P. Fray José Bernardo de Sena habia perecido en una travesía, caminando en calidad de misionero, precursor de la presente expedicion, al paraje de Lacangayé, y que con su fallecimiento habia dejado en el paraje del Salado, jurisdiccion de Santiago del Estero, varias miniestras y abalorios con que le aviò S. S. para que gratificàra á los infieles, dàndole en varios efectos el valor de 500 pesos; dió òrden, que el 29 de Mayo caminase{5} por aquella via D. Juan Santos de Zea con el partidario Antonio Burgueño, à recojer los expolios y sacar el cadáver de dicho P., para darle competente sepulcro.
Con efecto, caminaron los nominados el dia prefijo, llevando òrden de salir al paraje de Lacangayè; cuyas resultas se colocarán en su lugar respectivo, con la noticia que estos trajesen de aquel camino, que siendo idòneo podrá traficarse en lo futuro: y àmbos van encargados de que, si llegan primero à su destino, informen á los indios del fin de nuestro ingreso, y que procuren descubrir terreno aparente para las reducciones.
Practicadas estas diligencias, el día 30 de Mayo puntualizò el Comandante del Presidio 50 partidarios y reclutados, que pertrechados y amunicionados, los entregò á disposicion de nuestro General, quien les advirtió que para el dia 2 de Junio estuvieran prontos en el paraje de los Corrales para seguir la marcha. Igualmente entregó algunos presidarios, para que ayudasen á las faenas, desmontes y demas que fuese necesario, por providencia que para ello tuvo del Justicia Mayor de Salta, quien prometió indultarles á su regreso, siempre que fieles desempeñasen sus fatigas.
Y contemplando S. S. necesario el nombramiento de Secretario, para autorizar las actas de la presente campaña, y coordinar los papeles concernientes, hizo eleccion en el Capitan de milicias urbanas D. Gerònimo Tomas de Matorras, Escribano público y Real Hacienda que fué de la ciudad de Salta: à cuyo favor despachó S. S. el competente título, tomàndole el juramento acostumbrado, y asignàndole el honorario de 200 pesos, que se le entregaron.
Comandante General de ella, D. Francisco Gavino de Arias, Coronel del Regimiento de Caballería nombrado San Fernando.
El Dr. D. Lorenzo Suarez de Cantillana, Dignidad de Arcediano de{6} la catedral de Córdoba, Superior y Visitador general de todas las reducciones.
Capellan y Misionero, el R. P. Fray Antonio Lapa, del órden seráfico.
Auditor, el Dr. D. José Antonio Arias Hidalgo, Abogado de la Real Audiencia del distrito.
Secretario, el Capitan D. Gerónimo Tomas de Matorras.
El Capitan de Forasteros D. Jayme Nadal y Guarda, General Mayor de órdenes.
Inspector, D. José de Plazaola, Comandante reformado.
Proveedor, que hace de Intendente de Egèrcito, D. Diego Angel de Leiva.
Guarda Mayor de almacenes, el Sargento D. Miguel Losada.
Protector de indios, que hace de asistente, el Capitan reformado D. Juan Antonio Caro.
Ayudante Mayor, D. Juan Crisostomo Sardina.
Capitan Comandante de Migueletes, D. Juan José Acevedo.
Teniente de Batidores, D. Bartolomé Paez.
Alferez, D. Miguel Texerina.
Sargentos, Manuel Astigueta.
—— Pedro Juan Ibacachi.
Cabo de escuadra, Domingo Ramos.
50 partidarios del Real Presidio y sus piquetes, inclusos los oficiales nominados y reclutas; cuyos nombres constan del estado ó planilla formada por el Comandante del Presidio.
Médico y Cirujano, D. Antonio Gutierrez del Castillo.
Panadero, D. Juan Rodriguez y su hijo.{7}
Maestro de zapateria, Miguel del Castillo.
Maestro de albañil, Miguel Burgos.
Maestro sastre, Ascencio Enojos.
Herrero, José Manuel Moreno.
Con 3 carpinteros.
4 conchabados para la conduccion de las cargas.
16 peones conchabados para picar carretas y arreos de ganados.
12 presidarios del fuerte y sus piquetes.
6 esclavos de S. S. y una cocinera.
8 indios ladinos Mataguayos, que voluntariamente van guiando la marcha y ayudando en las faenas; que con sus familias, y los suyos serán como 200.
35 trabucos, 37 pares de pistolas, 9 fusíles, 583 cartuchos y un sable, que se han entregado á los partidarios.
3 esmeriles, 3 trabucos, 4 lanzas españolas, 8 contrahechas, un par de pistolas, una bayoneta, un machete y un trabuco, que se llevan de reten, y á cargo del Guarda Mayor de almacenes.
4 palas, 24 achas, 24 asadones, 2½ quintales de fierro, 6 azuelas, 2 achuelas de albañil, que todo viene al cargo de dicho Guarda, y á mano, para la labor del camino y desmonte.
Víveres y vituallas con los demas aprestos que se llevan en 5 carretas, un carreton y 40 cargas de mula, se especificarán en su lugar, cuando el Proveedor haya manifestado la cuenta de su cargo, y se haga formal cotejo y reconocimiento de todos los efectos aprestados: cuya diligencia se reserva, para que se efectúe con asistencia del Sr. Canónigo (que aun no ha llegado) y de mis oficiales.
150 mulas mansas para la conduccion de las 40 cargas.{8}
800 vacas para la manutencion de la marcha, fuera de las que ha puesto de su parte el Sr. Comandante General.
50 bueyes para los carros.
Y no deberán estrañarse en una reduccional expedicion las armas y pertrechos de guerra que se conducen contra lo prevenido en novísima real cédula del año de 76; porque, aunque el objeto de esta marcha es reduccional, tambien es constante que las naciones Toba y Mocobí se hallan en el centro del Chaco, y para llegar allí tenemos que pasar por medio de cinco, no menos numerosas que belicosas naciones: como son, la Mataguaya, Chunupí, Malbalá, Vilela y Signipè, y de estas las últimas nominadas están unidas y confederadas.
Por lo que parece prudente precaucion caminar abroquelados, así por el riesgo de las vidas como por asegurar cuanto se lleva; sirviendo las armas solo de respeto para contener el bárbaro orgullo con que otras veces han asaltado traicioneros nuestras marchas, quitando cuando menos las caballadas y ganados. Pero todos caminamos advertidos que estos pertrechos no son armas ofensivas sino defensivas.
(4 leguas.) Con estos preparativos, el 2 de Junio salió la marcha de los Corrales, como á las 12 del dia, y tomando su giro por las márgenes del Rio del Valle, (asì llamado porque riega y fertiliza con sus cristales el famoso valle en que esté colocado el Real Presidio) caminando á la parte del N, vino á acamparse nuestro tren en el paraje de las Sepulturas, distante cuatro leguas del tren pasado. En cuanto al orígen de este rio, y los demas que bañan esta dilatada provincia del Gran Chaco, se dirá lo conveniente en la descripcion geográfica con que se ha de cerrar este diario.
Y aunque caminó el tren, como se ha dicho, quedó S. S. en el Real Presidio, asaltado de un cólico accidental, hasta mejorarse. Lo que dió mérito á mandar que caminase todo el carruage y los animales sin pèrdida de tiempo, pero con lentitud hasta las resultas, yendo todo á cargo del Proveedor D. Diego Angel de Leiva, del Ayudante Sardina y del Guarda Mayor de almacenes, á quien el Auditor, por mandato de S. S., impartió órden de que con pausa siguiesen sus jornadas hasta el Rio del Dorado, y que allí se acampasen, por la comodidad de los pastos y agua, hasta segunda órden: dando órden al Proveedor de que subministrase á toda la gente diariamente carne, y semanal racion de bizcocho, yerba y tabaco.{9}
(2 leguas.) El 3, como á las 11 del dia, caminó la marcha siguiendo las vegas y márgenes del Rio del Valle por el rumbo del N, y vino á parar en la Cruz del Chañar, que dista dos leguas de las Sepulturas: escapándose de este real por la noche dos presidarios, que buscados con toda diligencia, no se pudieron encontrar.
(1½ leguas.) El 4, como á las 11 del dia, caminó la marcha, siguiendo las vegas y márgenes del Rio del Valle por el rumbo del N, y vino á parar en un paraje nominado la Cabeza del Toro, que dista como legua y media del pasado, sin que se pudiera avanzar mas camino, por lo penoso y guadaloso de este plano.
(2 leguas.) El 5, saliendo como à las 9 del dia, por el mismo rumbo y vegas, vino à parar á la ramadita, llamada del Sr. Matorras, porque en ella se acampó el finado Sr. Gobernador en el año de 1774, dando principio à esta reduccional expedicion; acompañado del actual nuestro Comandante General, que en calidad de tal le acompañó: y dista este dos leguas del pasado tren.
(2 leguas.) El 6, saliendo la marcha de este real, como à la 1 de la tarde, vino á parar en el Pozo Verde, distante dos leguas del pasado tren. Este pozo dicen se ceba de los derrames del Rio del Valle, y que por todo el año mantiene agua, aun en las mayores secas. Su situacion es dentro de un bosque, á un lado del camino, á la parte del S. Hasta aquì ha seguido la marcha el camino antiguo, parando en este tren dos dias, por dar tiempo à un desmonte que de órden de S. S. está allanando el Ayudante Sardinas con los partidarios, presidarios, peones é indios voluntarios, para abrir nuevo carril, por estar informado S. S. ser este mejor y mas recto que el antiguo.
(2 leguas.) El 9, saliendo del Pozo Verde, tomó la marcha el rumbo al naciente, y traspasó un gran bosque desmontado, pasando tambien el Rio del Valle, que ya habia quedado à mano derecha, y un copioso madrejon, que pudieron pasarle solo por un puente que se formó. Y habiendo caminado como dos leguas, volviò á inclinarse este carril hàcia el N, cuya direccion siguió la marcha, y vino à parar en un lugar llamado San Antonio, distante tres leguas y media del Pozo Verde: y aquí parò tres dias, dando treguas al desmonte que se estaba haciendo mas adelante.
(4 leguas.) El 10 saliò de este tren la marcha, y siguiendo el rumbo al N por la comodidad del agua, se acercó à las vegas del{10} Dorado, y se acampò en frente de San Simon, distante cuatro leguas del pasado tren, donde parò hasta el dia 14, esperando òrdenes de S. S.
El 11, convalecido nuestro General de su dolencia, habia salido del Real Presidio como à las 9 del dia, en compañìa de su Auditor, su Secretario, del Mayor General de órdenes que llegò el dia 10, del Inspector y del mèdico, y vinieron à dormir en la Ramadita, distante doce leguas del Presidio.
De allì salieron el 12 bien temprano, y vinieron á alcanzar el tren, acampado en el lugar referido, sin que hasta aquí haya llegado el Sr. Arcediano, que suponemos le hayan atajado las crecientes de los rios, porque hasta hoy ni noticias hay de S. S., sin embargo de habérsele dirigido cartas del Real Presidio.
Acordò S. S. con el R. P. Lapa, que el año de 1774 se hallaron en el mismo sitio acampados, dia del glorioso San Antonio de Padua, por lo que mandó S. S. que en honor de este ilustre taumaturgo se celebrase el santo sacrificio de la misa, y que à este real acompañamiento se titulase el Tren de San Antonio. Hízose así, y en él paramos todo el dia 13, por objetarse una montaña que era preciso allanar para seguir el carril nuevo. Este dia nuestro General, asociado de toda la oficialidad, paseó aquellas amenas campiñas y màrgenes del Dorado, haciendo ver á todos lo cómodo y aparente del lugar para mudar allí el Real Presidio de San Fernando. Reconocimos todos lo idoneo de aquel plano, por los pastos, por el agua, por la leña y maderas; finalmente, por ser precisa puerta y transito de todas las naciones, que no pueden traficar por otra parte: porque al naciente lo embaraza una dilatada travesia, y por el poniente la eminente Sierra del Alumbre (alias Santa Bárbara), avanzàndose sobre 20 leguas de terreno à favor de la provincia. Todo pareció consentaneo; y asì acordes todos aprobaron por justo y útil el pensamiento, presenciando tambien esta diligencia el R. P. Misionero.
(6 leguas.) El 14 salimos de este tren, y traspasando un bosque desmontado, de mas de dos leguas, vinimos por el rumbo del N à acamparnos en distancia de 6 leguas á las márgenes del Dorado, en una còmoda y deleitosa isleta, que tiene un famoso potrerillo para la seguridad de las bestias sin el subsidio de ronda: y como aquí nos asaltase una deshecha tormenta de viento y agua, que principiando con la noche terminò con la luz del dia siguiente, le titulamos el Tren de la lluvia, donde paramos dos dias, asì por la general inundacion de los campos que causó pesados lodazales, como por ofrecerse delante nuevo desmonte.{11}
Con este motivo acordó nuestro General sería conveniente, que el R. P. Misionero fuese instruyendo los párvulos de la nacion Mataguaya en algunos ritos de nuestra Santa Fé: y ejecutàndolo con gusto dicho P., insinuò á los ladinos que al toque de la campanilla ocurriesen los pequeños, y los adultos que gustasen instruirse: y con efecto principió el R. P. el dia 15 esta espiritual tarea, enseñándoles á persignarse y repetir Ave María purísima &c..... Viva Jesus.... muera el pecado: lo que repetian con gusto y claridad, aunque con alguna torpeza: no siendo menor la complacencia de dicho P., de nuestro General y de toda la marcha, al ver exaltado el santo nombre de Dios en estos remotos laberintos, como feliz exordio de la conversion de estos gentiles, por quienes incesantemente pide nuestra piadosa Madre la Iglesia.
El 16 continuó el P. Misionero su doctrina, enseñándoles el Padre Nuestro y el Ave María; y este dia se publicaron á usanza militar, los tìtulos de los oficiales de plana mayor y menor, dándose posesion del empleo à cada titulado, mandando S. S. que el Auditor llevase la formacion de este diario.
(2½ leguas.) El 17, como á las 12 del dia, salió nuestra marcha de este tren, y traspasando con gran trabajo un grande monte pantanoso, con las cargas, mensages y ganado vacuno, sin que pudieran traspasarle los carros hasta el dia siguiente à boca de noche, se perdieron 25 vacas en la estrechura, de las que solamente se pudieron hallar tres, y vinimos à parar en un descampado distante, dos leguas y media del pasado tren.
El 18 se paró todo el dia, esperando las carretas, y de este tren se principiaron á poner centinelas, pasar el santo, é impartir órdenes para la distribucion de cuantos oficios y ministerios, en que se habian de egercitar todos y cada uno: encargàndoles S. S. el desempeño de sus destinos y el cuidado y vigilancia en las rondas y custodia de ganados y mensages, continuando el P. su enseñanza.
(1 legua.) El 19, como á las 3 de la tarde, salimos de este escampado, y siguiendo al N las màrgenes del Dorado, llegamos en distancia de una legua á un vistoso campo de palmares, donde se nos acopiò tanta multitud de Mataguayos, que en número serian como 500, y todos pidiendo reduccion, y ofreciéndose à guiar la marcha y ayudar en los desmontes: por lo que mandó S. S. que diariamente se les repartiese carne.{12}
Dió mérito à esta prudente disposicion; lo primero, venir estos infelices acompañando la marcha, y ayudando en las fatigas; lo segundo, presentarse en calidad de amigos, y pidiendo reduccion; lo tercero, vernos precisados à transitar por su territorio, y necesitar su consenso; lo cuarto, asegurar el todo sacrificando la parte, y finalmente no pedir estos desdichados otro premio por su personal trabajo, que la carne que en su idioma llaman guaséta, que aprecian en mas que el oro y la plata, por la miseria y hambre con que siempre viven.
(4 leguas.) El 20, como à las 11 del dia, salimos de este lugar, y en distancia de cuatro leguas al rumbo del N, vinimos á parar sobre el Dorado, en una amenísima ensenada, y valle de palmares eminentes, que medidos tenian veinte varas de altura: y aquí, recogido el Dorado en un estrecho canal, corre por algun trecho, y en caso preciso seria fácil transitarle por puente que se formàra à poco costo.
Aquí parò la marcha hasta el 22, esperando el aviso del Ayudante Sardinas, que nos lleva cuatro dias de delantera, explorando camino, y el P. continuò su espiritual tarea.
(3½ leguas.) El 23, como á las 10 del dia, caminamos, siguiendo el rumbo al N, las vegas de un dilatado y pantanoso saladillo que forman los derrames del Dorado, y por ser abundante de patos, habiendo parado en un extremo de dicho saladillo, le titulamos el Tren de los patillos, que dista como tres leguas y media del real pasado.
El 24, dia de San Juan Bautista, parò la marcha todo el dia, y se celebró el santo sacrificio de la misa.
(2 leguas.) El 25 traspasamos con gran molestia las cargas, trastes y ganado, por un gran monte desmontado y pantanoso, por la lluvia que cayó la noche antecedente, y los carros no pudieron dar un paso y se quedaron allí: la marcha se acampò en un estrecho escampado, distante dos leguas del anterior.
El 26 paramos aquì, y mandò S. S. se llevaran treinta mulas aparejadas para aliviar el peso de los carros y facilitar su caminata: las mulas volvieron por la tarde cargadas, pero ni por esto pudieron pasar las carretas, por ser inusitado el camino y haber ocurrido la lluvia casual.
El 27 con gran trabajo salieron à boca de noche.{13}
El 28 paramos todavia, dando treguas á un desmonte y puente que se estaba fabricando, como tambien por esperar al Sr. Canònigo que aun no ha llegado. Y en esta sazon llegó el dia de hoy el indio Josengo con carta de S. S., en respuesta de otra que le dirigiò nuestro General del camino; y en ella avisa estar cerca, y la causa de su demora.
El 30 paramos esperando al Sr. Arcediano, que llegó como à las 11 del dia, y por no haber llegado su carruage, paramos aquí hasta el dia siguiente. Trajo S. S. consigo 2 carros, 13 mulas, 32 vacas, 27 caballos, 2 soldados partidarios y 6 del regimiento de nuestro General, 3 negros y 2 negras, esclavos suyos, y 2 indios Tobas, el uno de la reduccion de Ledesma con un mulato mas esclavo.
Estos suplicaron à nuestro General, recabase de los Mataguayos la libertad de algunos indios cautivos de su nacion, que en las pasadas hostilidades les habian quitado. Hizo este oficio S. S. con buen fruto, porque los Mataguayos, defiriendo al punto, entregaron cuatro cautivos, de que S. S. les mostró grande agrado, y los Tobas no menor al sugeto interpuesto.
El mismo dia practicaron los indígenas otra accion no menos generosa que la pasada, y fuè dar á nuestro General cuatro hijos suyos, para que S. S. los hiciese catequizar, trayéndolos consigo: para que, ladinos è impuestos en el rezo y demas necesario para cristianarse, pudiesen estos enseñar á los suyos con el mismo objeto à que con anhelo aspiran: pasando de punto en su resolucion convenirse dos gandules, espontaneamente resueltos à servir en cuanto se les mande, y acompañar la marcha hasta su regreso, con tal de que se les rudimente y catequice.
(3 leguas.) El 1.º de Julio, como à las 10 del dia, salimos del real antecedente, y pasando un dilatado bosque desmontado, de mas de dos leguas y media, pasamos un puente para salvar un cuantioso madrejon que viene como del S, y se junta con el Dorado, ignoràndose su orígen, y à poco trecho en unas cañadas que estàn á las màrgenes del Dorado: en distancia de tres leguas del pasado tren vinimos à parar. En este transito se perdieron 15 cabezas de ganado vacuno, y porque se tuvo razon que seis de ellas habian aprovechado los indios, mandó S. S. que en tres dias no les diesen racion.
De aquí se volvieron las reclutas que habian conducido al Sr.{14} Canónigo, y con ellos se volvieron 16 caballos por flacos, con carta para que los entregaran á D. Josè Chaves, y 7 mulas. Y este dia, que fué el 2, paró la marcha, y el General de òrdenes pasó con el Inspector y Capitan de Migueletes al Rio Grande, à explorar el mejor plano para sacar camino hasta la Esquina: y con la razon que estos trajeron, el dia 3 pasó el Ayudante con los de su cargo à desmontar, parando la marcha todo este dia.
(3½ leguas.) El 4, como à las 11½, salimos de estas cañadas, y siguiendo el rumbo al N por las costas del Dorado, venimos à parar al Tren de la Esquina, que dista del pasado como tres y media leguas. En las estrechuras del monte se perdieron 30 vacas, sin que pudiera S. S. remediar este desgreño, ni con haberse venido con los vaqueros, ni con haber duplicado gente: y de todas estas reses solamente una se logrò, porque hallada la mataron y cargaron, y con ella se arracionò la gente. Aquí se junta el nuevo con el antiguo carril.
Entre otras utilidades que nos presenta el nuevo camino, es la una habernos manifestado con la evidencia, en obsequio de la verdad, que los planes antiguos han errado el concepto en cuanto á la direccion del Rio Dorado, y en cuanto á su desague, y el del Rio del Valle: porque el primero se incorpora con el segundo poco mas arriba del Tren de las lluvias, y ambos en un cuerpo, con el madrejon del S, se precian de tributarios del Bermejo, con quien se incorporan en este paraje, contribuyéndole no pequeño caudal.
De que se evidencia el errado computo de los que figuran uno y otro rio terminando su cauce en una gran laguna, llamada de los Caimanes, cerca de un grande palmar: siendo uno de estos el R. P. Pedro Lozano de la extinguida Compañía, quien en el pàrrafo 3 de su Descripcion Corogràfica, al folio 19, asì lo asienta. Padeciendo igual equívoco en cuanto à figurarlos corriendo del E à O, siendo asì que con la aguja en mano hemos caminado las riberas de uno y otro, y giran sin disputa de S á N, desde que se desprenden de las ùltimas serranias que estàn al poniente.
En este paraje de la Esquina paró la marcha el dia 5, para que se refaccionáran las bestias en un potrerillo tan seguro como abundante de pastos. Y teniendo noticia S. S. de que habian pasado de la otra banda gran multitud de indios Mataguayos confinantes con los Chiriguanos, con ánimo de invadir el ganado y menages, mandó al General de órdenes doblase la gente y ronda, previniendo à todos el peligro y encargando la vigilancia; con lo que no hemos experimentado lesion alguna.{15}
Hasta aquì los indios Mataguayos han acompañado nuestra marcha, ayudando y sirviendo con fineza y lealtad: y tratando de volverse, mandò S. S. se les diesen seis reses. Repartióles cuchillos, tabaco y gorros, dando á los principales poncho y sombrero para distinguirlos, con lo que se volvieron muy contentos; y mucho mas, por haberles prometido S. S. informar al Sr. Virey acerca de su reduccion.
(2 leguas.) El 6, como á las 12 del dia, salimos de este tren, y siguiendo las márgenes del Rio Grande, caminamos ya por el rumbo del naciente, y venimos á parar en distancia de dos leguas en el tren que titulamos de la Conversion, porque en èl uno de los indios gandules Matacos, que dijimos venian de sirvientes, y se llama Lorenzo, pidió se le bautizára. Prometióselo S. S. siempre que se rudimentase, y para animarlo principiò S. S. á enseñarle à rezar, insinuándole que siempre que en él conociese constancia en su propósito él mismo lo apadrinaria. La descripcion de este famoso rio, que es el mayor que se halla en esta vereda, y por eso se titula el Grande, se reserva colocar en la descripcion Geogràfica.
(4 leguas.) De aquí salimos el 7 á las 12½ del dia, y siguiendo las màrgenes del Bermejo al oriente, venimos à parar en distancia de cuatro leguas en el tren llamado de Millan; hasta donde alcanzan las rancherías de los Mataguayos por esta vereda.
Esta nacion es numerosa, dòcil, sencilla, valiente y aplicada al trabajo. Su situacion la tienen á las màrgenes de los rios del Valle, Dorado, Bermejo, Centa y Pilcomayo; y principiando sus rancherìas desde el Rio del Valle, terminan en este paraje, ocupando de S à N como 80 leguas, y de oriente á poniente 150 leguas, desde las cercanias del curato de Humaguaca.
Es utilísima á las ciudades de Salta, Jujuy, Tucuman y Santiago del Estero, porque colocados en el terreno que se refiere, siendo como son hà mas de 30 años amigos y confederados nuestros, están de fronterizos de dichas ciudades, estorbando el transito á las innumerables naciones que ocupan este vastísimo continente. A mas de esto, bajan por familias à servir conchabados en las obras pùblicas y particulares de Salta, sirviendo à los partidarios de los presidios y sus mugeres en calidad de criadas.
Y si en nuestros dias vieramos verificada su reduccion en el paraje de San Simon sobre el Dorado, que es en donde estos la procuran, se lograria su perpetuidad, tanto por la aptitud del terreno,{16} cuanto por tener à mano el Real Presidio de San Fernando, cuyo respeto los habia de traer á raya: y mucho mas si el presidio se avanzaba à colocarse sobre el Dorado; cuya traslacion daria sin disputa mucho ser á esta reduccion, y mucho terreno à la provincia, estando, como está ya, casi inútil en el sitio donde hoy se mantiene.
Y aunque esta nacion es innumerable, los que estàn en esta nuestra vereda son en número como de 1,000 indios de àmbos sexos, entre adultos y pequeños, y piden todos reduccion: siendo los principales ladinos los mandones que los gobiernan, y estos son 10, à saber: Josengo cristiano, Cayetano, Tineo, Lopez Grande, Lopez Chico, Amaya cristiano, Ignacio el grande, Ignacio el mozo, Luis y Francisco, sin otros que mandan, y por no ser ladinos son incognitos.
(2 leguas.) El 8, saliendo del tren referido, como á las 10 del dia, se adelantò de la marcha el Sr. Canónigo, y à poco de haber caminado, encontró un indio jòven de la nacion Chunupí, à quien los suyos habian mandado á explorar los movimientos de la marcha: y S. S. recibièndole con mucho cariño, le asegurò ser vanos sus recelos, porque lejos de querer ofenderles buscabamos su amistad y conversion, á cuyo fin se dirijia esta campaña. Con lo que, viniéndose con S. S., topó la marcha, y nuestro General le recibió con mucho agrado, practicando iguales oficios que el Canónigo: y venimos á parar en compañía del jòven en el Tren de Yuchan, que dista dos leguas del pasado.
(2 leguas.) En este tren nos detuvimos el dia 9 hasta las 3 de la tarde, dando tiempo à un desmonte, por haber obstruido la rapidez del rio el cauce del antiguo carril. Y saliendo à la hora citada venimos á parar en una vistosa vega, que dista del Yuchan como dos leguas.
En este tren nos salieron dos jòvenes Chunupìes, hermanos del referido, quienes dijeron venian mandados por los suyos à saber la causa de la tardanza del hermano. Con este motivo descubrieron haber venido recelosos por la otra banda del rio, y que preguntando por su hermano à algunos Mataguayos que toparon, les avisaron como venia en nuestra marcha con mucha paz y amistad: con lo que se habian resuelto à pasar el rio, y presentarse en nuestro real.
Inquiriendo S. S. la distancia de sus rancherias, y movimiento de los suyos, á lo primero dijeron, que estaban de allí como diez leguas sus poblaciones, y en cuanto à lo segundo dijeron, que los suyos estaban sobresaltados, y que decian que, para que se pudiesen presentar à nosotros sin recelo, fuera á sacarlos el R. P. Lapa.{17}
Resolvió nuestro General y el Sr. Arcediano, que caminase el P. á convoyarlos. Propúsosele á este, que con la prontitud que siempre, y con el celo acostumbrado dispuso caminar el dia siguiente con el interprete Corro, los tres indios y dos Sinipés que consigo traia.
Con efecto, el 10 marchó por la mañana, encargado de satisfacer apostólicamente á aquellas naciones, asegurándoles nuestra amistad.
Este dia paró la marcha, por haberse quebrado dos carretas, y ser preciso refaccionarlas. Trabóse reñida contienda entre algunos Mataguayos de arriba con los de abajo, acerca de cobrar un caballo que habian robado los unos de los otros: pero, menos bárbaros que atentos, pidieron vénia para ello á nuestro General, quien apreciando la atencion, les afeó el hecho de estimar en mas sus bestias que sus paisanos, y que como amigos del español debian imitarle en la paz y en la union, no esgrimiendo sus armas por cosas tan ridiculas; y que él prometia darles un caballo á su satisfaccion, á fin de que no pasasen en su contienda. Con lo cual conformes, y como avergonzados cesaron, dejando la riña solo en desafio.
En este real, por acaso, descubrimos tener estas selvas la caña dulce de que se forma el azúcar, miel y alfeñiques; lo que descubrió el Ayudante Sardina, que aislado en busca de camino, topó con un cañaveral. Y trayendo á nuestro real una, por el zumo, por la hoja, por el peso y por el gusto, conocimos ser caña dulce, aunque no era muy fino el sabor; lo que talvez proviene del jugo inepto, por ser el terreno salitroso, ó por la ninguna cultura que le asiste. Los indios dicen que hay mucha en los montes, pero no la comen, porque, no sé porque motivo, la titulan flecha del Diablo. De aquí se escapó un presidario.
(4 leguas.) El 11, como á las 9 del dia, salimos de este tren y venimos á parar en distancia de cuatro leguas, en un dilatado escampado á las márgenes del rio, siguiendo el mismo rumbo al naciente: de aquí empiezan las rancherias de los indios Sinipés, y nuestro P. Capellan hasta hoy no ha parecido. Titulamos este el Tren del Yelo, por el excesivo que tuvimos esta noche, en que se perdieron 8 vacas y 2 caballos.
Estos indios Sinipés en la expedicion pasada prometieron al Sr. Matorras sugetarse á reduccion, quien así les prometió egecutarlo en mas oportuno tiempo.{18}
(3 leguas.) Del Tren del Yelo salimos el 12, como á las 12 del dia, y vinimos á parar en distancia de 3 leguas, en una cañada de muchos pastos y trebol: y aquí topamos el R. P. Lapa con 40 bizarros indios Sinipés y un Malbalá, y segun la relacion de dicho P. le toparon los indios con bastante recelo. Y enterándoles su R. del fin de nuestra entrada (por medio del faraute), se entregaron y resolvieron á venir; y segun se han explicado, adoptan siempre el proyecto de su reduccion, y de salir (en su caso) á discrecion de los superiores. El cacique no vino por enfermo, pero mandó recado á nuestro General, que se esforzaria á salir en su distrito, donde trataria lo conveniente en cuanto á capítulos de paz y reduccion: por lo que para allí se reserva estampar lo que ocurriese.
Esta noche hospedamos en nuestro real á estos indios, y mandó S. S. se les aviase de carne: repartíoles gorros, cuchillos y otras baraterias de que quedaron muy agradecidos. Esta noche nos cayó otra helada mucho mas rigurosa que la pasada. Titulamos á este el Tren del Apio, por abundar sobremanera esta yerba en estos bajios.
(3 leguas.) El 13, como á las 9 del dia, caminamos siguiendo el propio rumbo, y llegamos al parage de Santa Rosa, en distancia de tres leguas. Y como se adelantase de la marcha nuestro General y el Sr. Arcediano, con el P. Capellan é indios advenedizos, llegaron á una eminente barranca del Rio Bermejo, al frente de las rancherias de los indios Chunupíes: y pasándole aviso S. S. al principal cacique Atecampibáp (famoso caudillo, y poderoso por las naciones que comanda), apenas recibió el recado político que se le pasó, se puso en camino, y metido en una balsa de cuero, acompañado de un lucido y numeroso convoy, á pesar del sanguineo Bermejo, surcando sus corrientes en este alado aunque tosco bajel, llegó con presteza á nuestra banda, y sacándole en brazos los suyos, saltó á tierra.
A penas se aproximó à nuestro General, le echó este los brazos, y lo recibió con suma gratitud, haciéndole entender por medio del faraute, cuanto se complacia de verle, conocerle y tenerle por amigo. Igual diligencia practicó el Sr. Arcediano y Capellan, y á todos respondió el cacique con iguales expresiones de cariño, vertiendo en este acto copiosas lágrimas de regocijo.
Acompañaban á este caudillo, á mas de las chusmas y guardias de corps, 3 capitanes como cortesanos suyos: el primero Chinchin, mandon de la nacion Malbalá; Dupulem, cacique de los Sinipés, con Guanchil, capitan de los Chunupíes; cuyas naciones confederadas hacen{19} un cuerpo, siendo su principal cabeza el expresado Atecampibáp, caudillo nunca visto ni comunicado de los españoles: y serian por todos en número los aparecidos, como 200 indios de ámbos sexos, quedando los demas en sus habitaciones.
Y como el principal cacique se hallase indispuesto con una cerrazon de pecho que apenas se le apercibia lo que hablaba, convidóle S. S. á nuestro real, para que allí pasase la noche con los suyos, y que con este motivo podria medicinarle el médico de la expedicion. Aceptó gustoso, y se vino á nuestro acampamento, donde à este y los suyos mandó S. S. proveer de carne y bizcocho para aquella noche, y el médico le curó.
El 14 amaneció mejorado de sus dolencias, y por ser dia del Seráfico Dr. San Buenaventura, celebróse el santo sacrificio de la misa, y luego se formó consejo para parlamentar á estas naciones. Hízose conclave de toda la oficialidad, presidiendo S. S. y el Sr. Canónigo. Juntamente por su órden se sentaron todos los mandones, y por medio del faraute, Silvestre Corro, hizo nuestro General se les hiciera preguntar ¿si querían reducirse al catolicismo, y ponerse en reduccion? Y que determinasen el tiempo oportuno y lugar que elegian para su pueblo, para dar cuenta de todo al Superior Gobierno, cuyo subdito era y comisionado para dar reduccion á los Tobas y Mocobíes: y que aunque por sí no podia resolver en el particular, confiado en la piedad del Soberano, y de su Virey de Buenos Aires, les aseguraba que serian atendidos en esta parte.
Respondió el principal, y á su egemplo todos, que deseaban con anhelo reducirse, y que sin novedad se sugetarian á reduccion, con tal que nuestro General corriese con la erreccion de su pueblo, y los arreglase sus temporalidades: á quien desde luego elegian por su Protector por el afecto que le tenian, conociendo que ninguno los habia de mirar con mas amor y caridad; y que al mismo tiempo pedian que el R. P. Lapa los viniera á sacar á su tiempo, con quien saldrian á su disposicion sin recelo alguno. Que en cuanto al tiempo, seria para el año próximo venidero á nuestro regreso, por estar en el dia muy mal de caballos para conducir sus chusmas. Que en cuanto al lugar, elegian desde luego la Cañada del P. Roque (que es un sitio constituido sobre el Rio del Pasage, ó el Algarrobo, alias Ramada), que está sita en medio del Piquete de Pitos, y Real Presidio de San Fernando, y en medio de 6 reducciones establecidas en nuestra jurisdiccion.
El Sr. Arcediano hízoles presente, que venia de superior de{20} todas las reducciones, y que dejando sus comodidades, venia sin otro objeto que reducir almas y procurarles á los conversos todo alivio: que por lo mismo viviesen ciertos de que los habia de proteger en lo posible, dándoles curas doctrineros escogidos, para que con amor y cariño los enseñasen; y que cuando así no lo cumpliesen, con su aviso estaría pronto á mudarles pastor, dándoles un sugeto aparente.
Agradecieron muy deveras este oficio, y suplicaron á S. S. que así lo cumpliese para que pudiesen subsistir en su conversion, estando ciertos que de su parte no se haria novedad en lo tratado.
Y repitiendo la súplica á nuestro General, que les protegiese y acompañase en calidad de protector para su fundacion, le respondió S. S., que con sus bienes y con su persona, coadyuvaría gustoso al intento; estando ciertos de que daria cuenta de todo al Superior Gobierno, y que cuando S. E. confiase de otro sugeto esta comision, no por eso dejaria de cooperar en cuanto le fuese posible y condugese á su alivio: pues sin otro objeto, dejando sus negocios pendientes, y postergando el adelantamiento de sus intereses, venia á fundar las dos reducciones que se refieren. Quedaron gustosos y satisfechos, firmando los capitulos de concordia S. S. y demas oficiales, por ante el Secretario de la expedicion. El Capitan D. Juan Antonio Caro, que hace de protector, lo firmó, haciendo personeria por los indios y el intérprete Silvestre Corro: dióseles á los ladinos sombreros, ponchos, gorros y cuchillos, repartiendo á las mugeres agujas, gualcas y bizcochos. Concluyóse esta funcion con vivas y abrazos, no siendo pequeña nuestra complacencia: batíose la real bandera, y repitiendo todos Viva el Rey, cerróse esta funcion, titulando este el Tren de la Buenaventura, por no ser pequeña la que hemos logrado en la conversion de estas no menos numerosas que belicosas naciones: y todo este dia se paró, por dar lugar al desmonte que se está allanando.
(½ legua.) El 15, como á las 8 del dia, nos despedimos de los indios, y mandó S. S. se les dejaran en pie ocho reses, y una para que entregasen al Coronel Cornejo, que esperamos venga por el rio: á quien por el mismo conducto dejó S. S. carta instructiva, y venimos á parar en distancia de media legua en la ceja de una espesísima montaña.
No pasamos este dia mas adelante por obstar este monte, y haber robado el rio el fulcro del antiguo carril; y S. S., para estimular al trabajo á los partidarios, peones y presidarios, tomó el hacha en la mano y empezó á trabajar con gran calor: siguió al General{21} el Sr. Canónigo, y á este toda la oficialidad, á estos toda la gente, con tanto empeño y ardor, que en menos de tres horas se traspasó con la tala todo el bosque que tenia mas de legua; no siendo los operarios mas que 46 en número, inclusive nuestro General y gente voluntaria: de modo que pudieron pasar los carros á dormir al otro lado, quedando de este la marcha con todo el resto del tren, y titulamos esta jornada el Tren de las fatigas.
(6 leguas.) El 16 salimos de este tren, y á las 3 leguas de camino, atajándonos igual tropiezo de monte, aunque no tan espeso ni tan largo como el pasado. Estimulando S. S. á los subalternos con su egemplo, consiguió en dos horas allanarle, de modo que tuvimos tiempo de pasar con todo el tren, ganados y mensages: y caminando otras tres leguas, anduvimos seis en aquel dia, y venimos á parar en un escampado grande, compuesto de unos eminentes palmares, y titulamos este el Tren del Càrmen, por haber llegado á él la vispera de Nuestra Señora. Esta noche se perdieron del pastoreo 36 reses, que no se pudieron hallar por mas que se buscaron: por lo que se presume las hayan robado los Mataguayos que andan por acá dispersos.
(2 leguas.) El 16, saliendo de este tren, venimos à parar en distancia de dos leguas en un grande palmar y simbolar: y no pudimos avanzar mas camino por estorbarlo una montaña espesa de mas de legua. Pero repitiendo S. S. el mismo afán que en el pasado desmonte, siguiendo la oficialidad y demas concurrentes, se logró traspasarle en menos de cuatro horas, y hubo tiempo para que pasasen las carretas á dormir al otro lado, quedando de esta banda el resto del tráfago, ganados y mensages, por la comodidad de los pastos y agua. Esta noche se perdieron 9 caballos.
Teniendo noticia nuestro General, que los indios Mataguayos dispersos los habian robado, significólo á los Chunupíes amigos, que por via de convoy venian con la marcha, y al punto se volvieron en pos de los ladrones: cuyas resultas se colocarán en su lugar.
(4 leguas.) El 17, como à las 11 del dia, siguiendo el mismo rumbo y direccion del rio, venimos á parar en una loma, que dista del pasado tren cuatro leguas, y está poco mas adelante del Real de los Tucumanos (así llamado por el levantamiento que estos suscitaron allí el año de 74 en la pasada expedicion). Aquí se juntò en un cuerpo todo el congreso de la presente campaña, y le titulamos la Congregacion de San Alejo, por haber llegado aquí la vispera del santo.{22}
Correspondió la denominacion al denominado, porque á las cinco de la tarde, despues de haber parado, se presentó en nuestro real el Capitan de Sinipés, Dupulem, con mas de 50 indios de su nacion, y un inmenso número de mugeres y párvulos. Mandó S. S. se hospedáran en nuestro real aquella noche, y que se les proveyera de carne y bizcocho: y al siguiente dia, parlamentados acerca de su ratificacion, no hicieron novedad, y antes dijeron, que para pruebas de estar firmes en su proposito, salian trayendo sus chusmas, como por género de política y subordinacion. Pero que suplicaban á S. S. protegiese su reduccion, y les formalizase sus temporalidades. Prometíoles para su consuelo, que si posible fuese vendria con su muger é hijos á vivir con ellos cuando se tratase de su poblacion: con lo que quedaron satisfechos; y mandó se les repartieran gorros y cuchillos á los varones, dando poncho al principal, y á las mugeres rosarios, gualcas y agujas; á todos bizcocho y carne, haciéndoles dejar en pié 6 reses, de que quedaron muy agradecidos y se despidieron con estrechos abrazos.
(3 leguas.) Este mismo dia, que fué el 18, como á las 9 de la mañana, salimos de este tren y venimos á parar en distancia de tres leguas, á las márgenes de una gran laguna, que titulamos del Cayman, porque herido uno de un balazo se ocultó en el agua.
De este tren dista como legua y media la Puerta de Macomita (alias la Encrucijada), así llamada, porque allí se junta este nuestro carril con el de Macomita que descubrió el General finado D. José Arias Rengél, padre de nuestro General, en la entrada que hizo el año de 1759 en el gobierno del Sr. Espinosa Davalos.
Este camino, aunque montuoso y escaso de agua, es tan recto, que por él se ahorran sobre 40 leguas de camino, segun la relacion de los indios, y de los sujetos prácticos que le han traficado. A mas de esto, es camino sin riesgo de enemigos ni esteros; y siendo el único embarazo para que le trafiquen las marchas, el agua y el monte, podrian removerse estos obstáculos, el primero con quemazones y talas, y el segundo cavando fosas y tajamares: y con este alivio en todas las estaciones del año habria paso franco, así para la entradas, como para sufragar socorros á las reducciones que van á crearse en el centro del Gran Chaco.
(2 leguas.) El 19 salimos de la laguna, y vinimos á parar en distancia de dos leguas al pié de la barranca del rio, donde, aunque las crecientes habian robado el antiguo fulcro, habian formado un cómodo potrerillo, en que se aseguraron todas las bestias esta noche.{23}
(2 leguas.) Y porque robado el antiguo carril era preciso peinar la eminente barranca que se objeta, y allanar un retazo de monte que subsigue, el 20 repitió S. S. y oficiales la fatiga de los pasados desmontes, y con igual ardimiento talaron mas de media legua de montaña, y concluyendo temprano, tuvimos tiempo de pasar al otro lado con todo el tráfago, y en distancia de dos leguas venimos á acamparnos en una cañada.
El 21, como á las 7 del dia, nos alcanzaron 8 indios Sinipés con el capitan Dupulem, trayendo los caballos que se robaron los Mataguayos. Agradecíoles S. S. accion tan bizarra, y para estimularlos á continuar en operaciones tan recomendables, les mandó repartir carne, ropa, yerba, tabaco y bizcocho. Con estos indios llegó el Sr. Canónigo, que por haberle tomado la noche con sus carros, en distancia de media legua mas atras, paró allí á dormir: y titulamos à este el Tren de los caballos.
(3 leguas.) Del que salimos el propio dia, como á las 12, y vinimos á parar en el totoralcito que dista tres leguas de aquel tren.
Aquí paramos todo el 22, dando tiempo á la apertura de un dilatado bosque, que fué preciso romper por haber faltado el plano del antiguo carril.
Y teniendo noticia nuestro General que las dos naciones que son el objeto de esta expedicion se hallaban turbulentas, y maquinando temores y recelos, por los maléficos influjos que les habian prestado contra nuestro intento la gente de la parte del Paraguay; en tanto grado que les habian hecho creer veniamos á pasarlos á cuchillo con capa de paz y reduccion, confederándonos con los de Santa Fé para tomarlos en medio y hacer seguro el sacrificio; por lo que intentaban ponerse en fuga cuanto antes: deseando nuestro General poner remedio en tan pernicioso cisma, acordó seria conveniente despachar adelante al P. Misionero, para que este apostolicamente les satisfaciese, y quitase los recelos, informándoles de la realidad del suceso.
Significó nuestro General al Sr. Arcediano este pensamiento, y adoptándolo S. S., resolvieron hacerlo como lo pensaron. Propusiéronle al R. P. Lapa; y conociendo en su religiosa prontitud no haber embarazo, aviándole de lo preciso, le despacharon á las tres de la tarde para Lacangayé, en consorcio de Silvestre Corro el intérprete, de tres indios Tobas y dos Pasaynes: y como distan estas rancherias{24} sobre 70 leguas de este acampamento, las resultas se colocarán en su lugar.
(5 leguas.) El 23 celebró misa el Sr. Canónigo al romper el dia, y salimos de este real como á las 7 de la mañana; y siguiendo siempre el rumbo al naciente, venimos á parar en distancia de cinco leguas sobre la barranca del rio en un monte ralo.
(6 leguas.) Aquí el 24, en honor del glorioso Apóstol del Chaco, San Francisco Solano, celebró misa al alba el Sr. Canónigo, y le titulamos el Real de San Solano: del que salimos como á las 7 del dia, y venimos á parar en el Tren del Sr. Espinosa, por haber llegado hasta allí dicho Gobernador en la campaña que hizo el año de 1759.
El 25, dia del glorioso Apóstol Santiago, mandó S. S. se enarbolase la real bandera con la salva acostumbrada, y que formada la gente partidaria, asistieran al santo sacrificio de la misa, que se celebró con la posible celebridad, llenàndose los árboles de diversos gallardetes, y haciendo las competentes descargas. El Sr. Arcediano oró una erúdita oracion, parando la marcha todo el dia por dar descanso á las bestias, y porque toda la gente se lavára, para cuyo efecto se les mandó repartir jabon.
(4 leguas.) El 26, saliendo de este tren, venimos á parar al paraje nominado Lataruec, que dista como cuatro leguas del pasado.
Aquí encontramos algunos indios Vilelas, que venian de Lacangayé para Petacas, de cuya reduccion dicen que son. Preguntados por los Mocobíes y Tobas, dicen se han retirado tres dias de camino mas abajo de Lacangayé. Del P. Lapa no dan razon alguna, y solo dicen que viene á toparnos el indio Lachiquitin, Mocobí, con algunos de su nacion. Y como estos pasasen á su destino, dirigió S. S. por este conducto letras al Gobierno de Salta, dándole noticia de los sucesos hasta aquí acaecidos.
(5 leguas.) El 27, como á las 8 de la mañana, salimos de Lataruec, y vinimos á parar en los zanjones que distan 5 leguas. Y aqui topó S. S. algunos Tobas que trageron cartas del P. Lapa, quien expone vá caminando en pos de los Mocobíes; y que los que deja atras estàn muy conformes esperando nuestra marcha.
(4 leguas.) De aquí salimos el 28, y vinimos á parar en la Cañada de la Princesa, distante 4 leguas: se intitula asi por el encuentro{25} que en ella tuvo la pasada expedicion con la hermana del famoso Paikin.
(3½ leguas.) El 29, como á las 11 del dia, salimos de esta Cañada, y vinimos á parar en otra igual, que dista de aquella tres leguas y media.
Aquí nos encontró el R. P. Lapa, de regreso con el cacique Lachiquitin, y otros indios Tobas que le acompañaban: dió razon dicho Padre haber encontrado estos indios bien cerca de Lacangayé, y que, anoticiándoles del fin de nuestra marcha, tuvieron por conveniente venirse con el Padre á toparla: y porque los suyos estaban abajo convocados para presentar batalla á los Abipones sus enemigos, tuvieron á bien hacerles chasque, para que, noticiosos de la marcha, omitieran aquella perniciosa hostilidad, tratando solo de disponerse para reducirse: con lo que suponemos se haya deshecho la conspiracion. Y habiendo llegado á nuestro real, recibió S. S. y el Sr. Canónigo al cacique referido y sus acompañados con mucho júbilo, abrazos y cariño, mandándoles repartir carne para aquel dia.
(5 leguas.) El 30, salimos de este tren como á las 10 del dia, acompañados de los dos caciques é indios de su comitiva: venimos á parar en distancia de cinco leguas en el Tren de Lachiriquin, así nominado, por el encuentro que con él tuvo la marcha de la pasada expedicion, tan feliz como deseada, por la alianza que con este famoso caudillo de los Mocobíes se consiguió, de que resultó todo el alivio de los concurrentes.
(5 leguas.) El 31, salimos de este tren como á las 10 del dia, y venimos á parar en la Laguna de las Perlas, que casi formadas en su seno matriz se encontraron en la expedicion pasada, pegadas en algunas, semejantes á las que se encuentran en las ferias y pesquerias: confrontando con esta relacion lo que en el particular escribió el R. P. Lozano de la extinguida Compañía, quien al párrafo 2.º fòlio 11 de su Descripcion Corográfica, afirma haberlas en algunas lagunas de este vasto continente, citando diversos autores que lo apoyan. Cuya profundidad, y el ningun tráfico de los españoles por estos lugares, hasta hoy no han descubierto su formal existencia, y en la presente campaña esperamos averiguar su realidad. Dista este tren del pasado cinco leguas.
(4 leguas.) El primero de Agosto, como á las tres de la tarde,{26} salimos de este tren, por haberse ofrecido un desmonte y venimos à parar en distancia de cuatro leguas, en una ceja de monte, donde llegamos de noche, y por lo tenebroso de ella le titulamos el Real de las tinieblas.
(7 leguas.) De donde salimos el 2, como á las 8 de la mañana, y vinimos á parar en distancia de siete leguas à las márgenes de una hermosisima laguna que forma un semicírculo, en la que se tomaron tres caimanes pequeños, por lo que se le titulò la Laguna de los caimancitos.
(4 leguas.) De esta salimos el 3, como à las 11 del dia, y à poca distancia topò á nuestro General el cacique Ketaydí, à quien recibiò con mucho agrado: y tratándole de su reduccion, dijo que la diesen á los Tobas de adelante, que luego se le daria á él: repugnándole bastante la situacion de Lacangayé para pueblo, por justas razones que alegò; siendo la principal el ser pavimento que frecuentemente lo inunda el Rio Grande. Despidíose de nuestro Comandante, y por ir de camino solo se le dieron tres reses en pié, y se fué à su rancheria. Vinimos à parar à las márgenes del rio en unos algarrobos, donde està situada una rancheria desierta, y dista del pasado real como cuatro leguas, distando cuatro de Lacangayè. Aquí paramos todo el dia 4, por haber comodidad de pastos y aguas, respecto de estar todo el campo quemado: hallandose por ahora indeciso S. S. en cuanto al sitio de nuestra residencia, y plano de las dos reducciones.
El mismo dia, como à las 5 de la tarde, se presentaron en nuestro real el cacique Keyabirí con cerca de 20 indios, y con ellos D. Juan Zea y el partidario Antonio Burgueño, (que como se dijo atras, los mandó S. S. por el Salado á que sacasen los huesos del finado P. Sena y su carruage). Recibiò S. S. à los indios con toque de tambor, y formada la gente miliciana, díoles estrechos abrazos nuestro General, el Sr. Canònigo, P. Capellan y toda la oficialidad. Dándoles á entender por el intèrprete el fin de nuestra entrada, contentos respondieron unánimes, eran muy gustosos, y que siempre estaban en lo que prometieron. Por lo que S. S. con particular jubilo les mandò batir la real bandera, que traia por hasta una cruz; y á voces claras se proclamò diciendo, Viva el Rey.
Nuestro General mandòles sentar, y que les dieran refrescos. Significòles la piedad, gratitud y amor con que el Rey su Amo y Sr. natural, estaba empeñado en buscarles por todos medios su bien y{27} alivio, deseoso de que se reunieran al gremio del catolicismo, para cuyo fin generoso habia franqueado sus reales arcas; y que si posible le fuera buscarlos en persona lo haria, segun el amor y caridad con que los miraba, ampliándoles todas las leyes à su favor, y llenándolos de privilegios, sin otro mérito que ser conversos, pobres, míseros y desvalidos, hasta colocarlos bajo su real proteccion y patronato: y por no poder emprender estas empresas personalmente, las confiaba á sus Ministros. Oyeron todo con grande atencion, y luego respondieron estar ciertos de todo, sin embargo de que lo contrario les habian informado, á lo que no habian querido dar crédito.
Concluida la oracion, pidieron que gustarian de ver hacer el ejercicio de armas, y mandó S. S. se hiciera sin fuego. Mandólo el sargento Losada, Guarda Mayor de almacenes, y efectuado integramente con todos sus movimientos, conversiones y evoluciones, quedaron estos como pasmados de verle: con lo que mandò S. S. se retirasen á descansar y acomodar sus bestias, y luego se les proveyò de carne y bizcocho para que cenáran. Por la noche para divertirlos se dispusieron varios fuegos y dansas, que efectuaron los partidarios con grande gusto y complacencia de todos: y concluido à la retreta, se recogieron à dormir, celebrando nuestro General la satisfaccion con que los indios asistieron á la diversion.
(3 leguas.) El 5, como á las 9 del dia, celebròse el santo sacrificio de la misa en honor de Nuestra Señora de las Nieves, dia en que tambien los hijos de Salta veneran el prodigioso milagro de las lágrimas. Salimos de los Algarrobos, y venimos à parar en una ensenada sobre el mismo rio, donde habia una rancheria despoblada, distante tres leguas de la pasada, y aquì estaban alojados D. Juan Zea, y Burgueño con algunas cargas, mulas y caballos: y como sacasen el respetable cadáver del R. P. Sena, se le cantò un responso por el Sr. Arcediano y P. Capellan, acomodando los huesos para darles competente urna. Y deseando nuestro General elegir sitio para el destacamento y poblaciones, se pasó en consorcio de los caciques, de su Ayudante Sardina y del Capitan de Migueletes, D. Juan José Acevedo, á Lacangayé: y habiendo encontrado lugar aparente y de comun consenso de los indios, se regresó à nuestro real, y el dia de mañana pasaremos al lugar prefijo con el favor divino.
(1 legua.) El 6, despues de haber celebrado el Sr. Arcediano y el P. Lapa, que aplicò el sufragio por el finado P. Sena, salimos de esta ensenada como à las 12 del dia, y vinimos á parar en Lacangayé, ó Canaganayé, que en idioma Mocobí dice Tragadora de{28} gentes, por la sumersion que cuentan hubo muchos años há en estas inmediaciones, pereciendo sepultados muchos indios de ámbos sexos que ocupaban una numerosa rancheria. Antes de llegar al lugar prefijo, encontramos grabada en un algarrobo, con letras claras, una inscripcion, que dice: Julio á 25, año de 1774. † Aquí estuvo en este lugar el Sr. Gobernador del Tucuman Matorras, con 196 hombres, y el Comandante D. Francisco Gavino Arias. Llegamos al lugar destinado, que dista del pasado tren como una legua, sin novedad considerable: de que damos incesantemente las gracias al Dios de los Egércitos, y pedimos nos acompañe, y aliente hasta la perfeccion de tan piadosa obra.
El 7 compareció en nuestro real el cacique Keyabirí con algunos indios de su nacion, y despues de haberles parlamentado S. S. por los interpretes, acerca de hallarse pronto à erigir la capilla y reduccion, respondiò este y los suyos, prestando su consenso, pero con alguna tibieza, siendo el motivo de esta inquietud, la guerra que estos actualmente mantienen con los Abipones. Imaginando nuestro General ser estos efectos de la genial veleidad de estos bárbaros, les significò con energia y resolucion, que si acaso no eran gustosos nada habia perdido: que S. S. solo venia mandado de sus superiores á cumplirles la promesa, porque viesen que el español siempre guardaba su palabra sin los resabios y novedades que ellos; y que se volveria con la misma facilidad con que habia venido, y que solo sentiria su perdicion, y el tiempo inutilmente gastado en buscarlos, con tanto costo y dispendio del real haber.
Oyeron ellos esta relacion con grande atencion y no sin fruto; porque entonces, corriendo el velo á sus cautelosos resabios, digeron que no habria novedad, y que S. S. empezase su labor cuando gustase: que si ellos callaban en muchas cosas, era porque de genio son taciturnos, y que todavia no habian perdido el miedo al español, y que poco á poco se irian entregado conforme les fuesen tratando y comunicando. Mostró S. S. quedar satisfecho de ellos, y les mandó tragesen sin recelo sus familias para vestirlos y darles raciones de carne: y al punto mandò poner una camisa al cacique, un uniforme y calzones; diósele sombrero y cuchillo, con otras gratificaciones para que llevára á la muger, y les mandó matar dos reses. Vistíose á los demas, dandoles chupa, camisa, calzon, cuchillo y sombrero: con lo que se fueron á traer sus familias.
El 8, à las 5 de la tarde, cayó de la esfera un globo igneo que causò un terrible estruendo y consternacion en los indios, cuyo{29} estallido todos percibimos, y algunos le vieron caer en una laguna fétida y sulfúrea, que dista de nuestro real como seis leguas.
El mismo dia vino el cacique Lachequitin con los principales de su rancheria; con quienes se practicò igual diligencia que con los referidos, y tras estos vino un cristiano, natural de Salta, que se apellida Ibacachi, de madura edad, cuyo nombre aun el mismo ignora, por haberlo cautivado muy pequeño. Vive enteramente connaturalizado con los gentiles, y està casado con una india Mocobí: tiene en ella algunos hijos, y enteramente olvidado del castellano, solo habla Mocobí; y conociendo en nuestra marcha algunos parientes suyos, los ha mirado con mucho cariño. Tratòle S. S. acerca de la reduccion, y está muy gustoso en recibirla y hacer cristianos à los suyos: habiendo gastado todo este dia los partidarios en fabricar su cuartel, y vestir las indias y pàrvulos de àmbos sexos.
Por la noche vino el indio Agustin Toba, de quien antes dijimos se adelantó con el P. Lapa, y habiendo corrido hasta el Rio Pilcomayo, trajo la noticia de que por el dia 8 ò 9 de este mes, estarian con nosotros los caciques de su nacion, con los principales indios, à tratar de su reduccion que la deseaban sin novedad. A cuyo fin se le dejó venir, trayéndolo el Sr. Arcediano de su reduccion de Ledesma para este fin, como instrumento proporcionado: y efectivamente ha correspondido al concepto de su conducta.
A todo esto es digna de notarse la fineza del cacique Lachequitin, anciano Mocobí, el cual desde que salió à toparnos en el Real de los Correntinos hasta hoy, nos acompaña con mucha fineza y cariño: siendo al mismo tiempo grave y circunspecto, tan hallado con los españoles, que, abandonando su casa è hijos, no se separa de nuestro real, y cuando lo hace, pide venia à nuestro General, y tan pronto como vá se vuelve. Por lo que presumimos sea este uno de los escogidos, entre tantos llamados à nuestra Santa Fè: y cuando se le avisa de las novedades de los suyos, satisface, diciendo que no les hagan caso, que como muchachos son unos locos y bandoleros, pero que èl los ha de reducir: con lo que tenemos en este indio no pequeña columna para el intento.
Este dia tambien llegaron los Atalaláes como à las 4 de la tarde, pidiendo á S. S. los reuniese à su antigua reduccion de Macapillo, ofreciéndose para trabajar en la fabrica de las capillas, con tal que se les diese carne, y de vestir. Consolò S. S. al ladino Estevan, aceptando su propuesta, y mandó se alojáran inmediatos à nuestro real, como lo han hecho.{30}
El dia 9 llegò tras estos el cacique Keyabirí, con Lachepí, Nachinquin capitan, y otros 20 indios Mocobíes, trayendo sus familias, las que se mandaron vestir, y se les proveyò de carne y bizcocho.
Nuestro General ha pensado conciliar estas dos naciones con la Abipona, á fin de que subsistan estas reducciones, y aquella no padezca las irrupciones que hasta hoy. Y contemplando medio proporcionado para el premeditado fin avistarse con su cura doctrinero, ha pensado así practicarlo, cuyas resultas, y la concordia ó discordia, se colocarà en la parte que corresponda.
Desde el dia 10 se empezaron los preparativos de adobes y cortes de madera para la construccion de la capilla y demas oficinas, dàndose órden de los sugetos que habian de custodiar los ganados y mensages: y los Atalaláes van desempeñando su promesa, sin que el 11 haya ocurrido novedad alguna, ni el dia 12.
El 13 llegaron ya los Tobas, cuyos principales son, Asakairí, Kigrí, Naponarí, Cuniquirí, con 11 capitanes: y parlamentados acerca de su ratificacion, dijeron no haber en ello novedad, y en cuanto al sitio para su reduccion, aunque intentaron fuera en la otra banda del Rio Grande, à persuasion de S. S. y del Sr. Arcediano, que les hicieron ver por el faraute los inconvenientes que tenia dicha eleccion, y persuadidos enteramente, eligieron por sitio un plano, cuya situacion queda á la parte del poniente, à un lado del carril que hemos traido, llamado Tren de Concha, cerca de Lataruec: terreno por cierto muy adecuado, en que quedaron acordes con nuestro General, sin que el 14 ni el 15 hasta el 18 haya ocurrido novedad considerable.
El 19 hízoles S. S. largo parlamento, que tambien presenciaron los Mocobìes; en el que por exordio les significó el excesivo amor que les tenia el Todo Poderoso, que á costa de su vida y de su sangre les habia facilitado su conversion, para que pudiesen por la puerta del bautismo entrar en el grémio de los fieles, en vida y en muerte, á gozar las eternas delicias de su gloria, que no han de acabarse jamas. Hízoles presente el Sr. Arcediano la inmortalidad del alma, las penas del infierno preparadas para los malos, y el prèmio de la gloria para los buenos: que bautizados serian nuestros hermanos, y de Jesú-Cristo segun la carne, quien encarnó por amor suyo y nuestro, padeciendo y muriendo en una cruz: que eran hijos de la iglesia, y por consiguiente participantes del infierno, tesoro de las gracias, indulgencias, remisiones y perdones: que bautizados se trocaban de esclavos de Satanàs en hijos de Dios y herederos de su gloria.{31}
Que el santo leño de la Cruz era una reliquia digna de toda veneracion, así por haber muerto en ella todo un Dios humanado, cuanto por ser instrumento de nuestra redencion; y que asì, cuando se les grabase este madero, lo mirasen con toda reverencia.
Continuò nuestro General retratando la grandeza de nuestro Soberano, su cristiano celo, y deseo de la conversion suya; la generosidad con que para aliviarlos franqueaba sus arcas y tesoros. Y decifrados estos puntos con los mas vivos colores que le dictó su prudencia y amor al Soberano, les oyeron absortos y quedaron en todo muy contentos. Abrazóles S. S., el Sr. Arcediano y oficiales, con repetidos vivas; batíose el real estandarte; y mandó S. S. vistieran á los principales de uniforme, repartiéndose à todos los demas que no estaban vestidos, camisas, solapas, calzones, ponchos y sombreros, carne y bizcocho para aquel dia: se les dieron en pie 4 reses.
El 20, dia del glorioso San Bernardo, patron del Chaco, enarbolòse la Santa Cruz, que se bendijo por el Sr. Arcediano; cantóse misa solemne, con asistencia de los indios referidos, y concluido el sacrificio, hízose la adoracion de la Santa Cruz, que principió el Sr. Arcediano, vestido de capa magna, siguiendo á este el orador, que fuè el R. P. Lapa: á este, siguió nuestro General, asociado del principal cacique; siguió el Auditor asociado con otro de los caciques, y siguiendo el propio acto el Secretario, el Mayor General de òrdenes y los demas oficiales, continuó la tropa, que asistió formada haciendo sus descargas. Con lo que se concluyó esta cristiana diligencia, repicándose las campanas con universal júbilo de todos.
El 21, han facilitado los caciques camino para la ciudad de las Corrientes, que dicen distará de nuestro acampamento seis dias de camino: por lo que presumimos sean 60 leguas de distancia.
Con lo que el 22 acordó nuestro General, seria conveniente que por esta via caminase D. Jaime Nadal y Guarda, Mayor General de órdenes, con algunos partidarios, à traer ganados y otros efectos necesarios para el abasto de la gente, y de los indios à quienes se piensa despachar el 31 del corriente, lo que se anotarà en su lugar: dando màrgen para esta resolucion contemplar esta ciudad mas inmediata, y que los ganados y demas efectos estàn en ella mas baratos.
El 23 y siguiente nada ocurrió digno de nota.
El 25 caminò para Salta Silvestre Corro con cartas de nuestro{32} General, y libranzas para sacar de las cajas reales de Jujuy los 2,000 pesos de residuo, para que, invertidos en ropa, cuchillos, granos y otros efectos necesarios para estas reducciones, los condusca á este lugar. Y este mismo dia se agravó à nuestro General el colico accidente de que adolece por lo comun, y en tanto grado la avanzò, que el 26 estuvo casi en los ùltimos periodos de la vida, y aunque le ha durado hasta hoy 28, ya ha declinado su actividad y se halla mejorado, aunque siempre en cama.
Este dia, que lo es del Dr. San Agustin, egecutaron los Mocobíes dos acciones dignas de notarse: la primera, que insinuándoles la necesidad que habia de gente para el acarreo de adobes y lo urgente del tiempo, sin que quedàra uno, desde el cacique al mas pequeño de ámbos sexos, trabajaron todos en el acarreo. Concluida esta diligencia, celebró el Sr. Arcediano misa por la salud de nuestro General, y luego al toque de la campana todos concurrieron, inclusos los caciques, á rezar y à instruirse en la doctrina: accion que hasta hoy no habian egecutado los mandones, porque solo mandaban à los párvulos.
El mismo dia por la tarde asaltó á nuestro General el propio accidente, con tanta fuerza y rigor, que desauciado del medico, no tenia ya aliento para formar testamento, y se contentò solo con otorgar su poder, pasando toda aquella noche en un lastimoso conflicto.
El 29 al amanecer, se confesó y recibió el Viàtico, y no embargante de haberle desauciado, como se mudasen los pronòsticos del accidente, se halló este dia algo mejorado: tratando de remitir al Superior Gobierno este diario con el competente informe por la via de Corrientes.
El 30, dia de la gloriosa Santa Rosa de Lima, Patrona de estas Indias, amaneció S. S. mucho mejor de sus males: por lo que el Sr. Arcediano cantò la misa de gracias con toda solemnidad, dándolas toda la oficialidad y concurrentes al todo Poderoso, por haber restablecido à nuestro General, que aunque se mantiene en cama, está ya tan placentero que desde allí distribuye diariamente las òrdenes para el trabajo y demas fatigas, mostrando en todas sus acciones el ardiente deseo que le asiste de perfeccionar esta obra, en que se interesa el servicio de ámbas Magestades.
El 31 amaneciò continuando la mejoria de nuestro General,{33} por lo que el R. P. Lapa celebrò el santo sacrificio con la posible solemnidad, y egecutaron varias devotas preces, y deprecaciones con el mismo objeto que el dia anterior: y este dia se resolvió caminar para Corrientes el Mayor General de Ordenes, D. Jayme Nadal y Guarda, para el mismo fin que se tenia pensado.
Nomínanse los caciques y principales mandones de todas las naciones conversas, que han pedido y piden reduccion.
Josengo, cristiano. Arroyo. Amaya. Tineo. Luis Grande. Luis Chico. Lope Mozo. Lope Viejo. Francisco. |
MOCOBÍES: que ya están en pueblo, por haber muerto Paikin á manos de los Abipones, y haberse ido Lachiriquin á la reduccion de San Pedro: son los siguientes.
Queyabirí | Cacique. |
Lachiquití Lachinquin Unanquin |
Capitanes. |
Lachepí | Consultor. |
Dastiquí Piligosoyrí Neraicay Nebatiorin Zelaperí Quetogoy Raamatác | Capitanes. |
General de todos ellos, Atecampibáp. |
Capitan de Malbaláes, Chinchin. |
Capitan de Signipés, Dupulem. |
Azacairy Quiyguiry Naponary Cuniquiry | Caciques. |
Azitory Diguity Pasequirí Copetayquí Quetonocoyquí Similgoy. | Capitanes. |
Tegnocory | Curáca. |
Nedegoydí Nicotagay | Capitanes. |
Por lo que debemos contar con 2,000 conversos, por la menor parte.
Expresados los principios y medios de la presente reduccional expedicion en esta ciudad, se continuaràn en otra separada los fines y operaciones de esta campaña, que concluiràn con la relacion geogràfica{34} de toda la provincia del Gran Chaco Gualamba: cerràndose aquí nuestro diario, para dar parte con este cuerpo al Superior Gobierno, á fin de que quede enterado de las ocurrentes operaciones y estado de nuestra reduccional conquista, como se hará con la segunda cuerda, cuando se hayan cumplido las superiores disposiciones. Y para comprobante de la verídica relacion de nuestro diario, vá firmado de S. S. el Sr. Coronel y Comandante General, del Sr. Arcediano y toda la oficialidad de plana mayor, autorizado del Secretario de la expedicion. En este real acampamento de Lacangayé, en 31 dias del mes de Agosto de 1780.
Francisco Gavino Arias.—Dr. Lorenzo Suarez de Cantillana.—Fr. Antonio Lapa.—Dr. José Antonio Arias Hidalgo.—Jaime Nadal y Guarda.—José de Plazaola.—Juan Antonio Caro.—Juan Crisostomo Sardina.—Diego Angel Leiba.—Juan José Acevedo.—Miguel Losada.—Ante mí, Gerónimo Tomas de Matorras, Secretario.
Queda visto como el primero de Setiembre caminò para Corrientes el Mayor General de Ordenes, quedando nuestro General en cama aunque ya mejorado de sus males: pero al cerrar la noche del dia primero casi fué el postrero de sus dias porque asaltándole con total violencia le puso en tal estremo, que á las nueve de la noche se confesó con gran priesa; y temiendo no alcanzar á formar su testamento, otorgó solo poder, é hizo formal nombramiento de sucesor para el caso de su fallecimiento en mí, el referido Dr. Arias, que hacia de Auditor de Guerra, dejando á mi cuidado el desempeño de su comision en todo lo temporal, y que en los asuntos de reducciones espirituales, procediese asociado con el Sr. Arcediano, como superior eclesiástico, visitador general que es de todas las reducciones, y eclesiástico interventor en esta reduccional expedicion.
Encargónos á ambos, en su fatiga mayor, el desempeño de las confianzas superiores, el servicio del Rey Nuestro Sr., el celo y eficacia en llevar adelante hasta su conclusion la labor de las capillas y pueblos, haciéndonos presentes cuanto se interesaba en todo el aumento y la gloria de ambas magestades.
Dispuestas sus cosas de esta suerte, como amaneciese con vida el dia 2, pidió se le administrase el viático, y continuó con su fatiga hasta el dia 3, en el que el médico de la expedicion le desaució de todo punto, con gran conflicto nuestro y valerosa resolucion del paciente, que oyó tan dura sentencia con mucha entereza.
Continuó la renitencia del accidente hasta el dia 6, hasta que el dia 7 amaneció mejorado, y segun se vé promete la mejoria venturosos progresos.
Apenas conoció su mejoria, cuando ya comenzó á operar su aplicacion, noticioso que los indios del pueblo de Macapillo se hallaban con{36} ánimo de desamparar su reduccion, y venirse á estas de nuestro cargo; así por estar aquí su cura doctrinero, Fr. Antonio Lapa, y presumirse lo hayamos de dejar en alguna de estas reducciones, como por el parentesco y liga que tienen aquellos con estos indios de nuestro cargo. Deseando remediar este desgreño, dirijió S. S. letras al Curaca Colompotóp, cuya substancia contenia mas artificios que renglones: porque le conjura por todos los respetos y leyes de la amistad, suplicando no desampare su pueblo, porque quedaría S. S. muy displicente con ella, sin poderle admitir en estas nuevas reducciones, donde solo tenia órden de colocar los Tobas y Mocobíes recien conversos, y no otras naciones, maxime extraviadas de sus respectivos pueblos.
Considerando al mismo tiempo no ser menos poderoso estímulo el interés en estos bárbaros, le incluyó libranza de 50 cabezas de ganado vacuno contra su mayordomo de la hacienda del Rosario, para que entretenidos el Curaca y los suyos en recibir aquel socorro gracioso y aprovecharle, se entretuviesen contentos en su pueblo, y se mantuviesen hasta que regresase su pastor, al que les prometió restituir S. S., concluida su comision; con lo que esperamos se hayan aquietado.
Desde el 8 hasta el 13 se empleó la gente partidaria en seguir la faena de adobes, cortar maderas, arar, sembrar y cercar los rastrojos que se han puesto, de maiz, trigo, sandías y calabazos: y habiéndose abierto los cimientos del templo el dia 12, en que ya nuestro General se hallaba en pié, colocóse por la tarde la Santa Cruz en el lugar acostumbrado; y al siguiente dia, en que los vecinos de Salta celebran con grandeza el triunfo de N. Sra. del Milagro, se bendijo la piedra angular, segun las ceremonias del ritual romano, y se colocó en el lugar respectivo, siendo los padrinos nuestro General y el Sr. Arcediano.
Desde el 14 hasta el 30 se ha ocupado la gente toda con los indios en trabajar la iglesia, y parte de la gente partidaria en acarrear las maderas. Este dia compareciendo en este real como 50 indios de la nacion Chunupí, que ya quedaron amigos como se indicó en la primera parte del diario, dijeron, que deseando continuar la amistad pactada, habian venido á visitarnos desde su lejana habitacion.
El 1.º de Octubre, dia de Ntra. Sra. del Rosario, se enarboló el real estandarte.
El 5 llegó un cacique llamado Anequelcody, con 18 grandules, 10{37} párvulos, 15 mugeres adultas y 7 mozas, todos cristianos de la reduccion de San Pedro: hízoles presente S. S. lo mal que hacian en desamparar su pueblo; á que satisfacieron con decir venian de paseo á visitar á los Mocobíes de nuestro cargo, deudos suyos.
El 7 llegó el caporal Coytogoquí, Mocobí de nacion, con 9 indios grandules, 59 mugeres grandes, 7 mozas y 11 párvulas, y mandó S. S. que distinguiendo al caporal, se vistieran todos, dándoles á la mugeres á mas del vestuario, rosarios, gualcas, sortijas y agujas. Y tras estos llegaron los caciques Contoquí y Yatagayquí, Mocobíes, con 4 indios grandules, 15 mugeres entre grandes y chicas y 6 párvulos, y á todos mandó vestir S. S. con la debida proporcion.
El 8, como á las 3 de la tarde, caminó S. S. con el P. Capellan, el Capitan de migueletes, y el médico para el Tren de Conchas, á elegir sitios para el pueblo, y dar disposiciones para las faenas.
El 9 llegó el cacique Goytamatí con un hijo suyo, y 10 indios grandules, 25 mugeres adultas, 7 mozas, chicas 10 con 13 muchachos, todos mocobíes que se han vestido, distinguiendo siempre al principal.
El 13 llegó el cacique Alaiquí con su familia, que se componia de 8 mugeres adultas, 2 mozas y 6 párvulos.
El 17 dió la vuelta nuestro General, trayendo la noticia de haber elegido un famoso sitio para la reduccion de Tobas, enfrente de la Laguna de las Perlas, donde ha puesto el real acampamento, y deja fabricado un ramadon de 30 varas, desmontando un bosque, por donde conducir el agua para la faena de adobes.
Ha admirado S. S. la copia de indios que han salido allí á poblacion, que dice excederán en número á los de este pueblo en duplicada cantidad, y que le informan los mismos, que desde muy lejos están viniendo y vendrán, pues allí no están todavia ni la tercia parte de los de su nacion.
Chinchin ha venido con la noticia que su General Atecampibáp, de quien hablamos en la primera parte del diario, queda desauciado, y que ya le contempla difunto en el dia: que estando en esta situacion, juntó á los suyos, y les hizo en sustancia el siguiente parlamento. "Conociendo estoy, carísimos y leales vasallos, que mi vida se acaba, y que mis dias se han cumplido sin apelacion. Y porque vosotros sois testigos de las paces estipuladas con el español nuestro amigo, os suplico cumplais{38} sin defecto: lo que yo á nombre de vosotros prometí, porque conosco que el cristiano nos quiere bien, y su amistad nos es muy útil. Por esto pues os encargo, os suplico y os ruego, que sin perder tiempo, alguno de vosotros con la competente escolta pase á Lacangayé, donde se halla el General Arias, y le haga presente mi infausta situacion, para que no extrañe mi defecto en el caso de su regreso; y que aunque yo fallezca, dejo á vosotros los capitanes y principales mandones para que cumplan lo mismo que yo prometí en cuanto á reduccion: y que en cuanto al sitio de ella, acordé despues con vosotros que el elegido era perjudicial á nuestros ganados y haciendas, porque aquerenciadas en esta costa del rio, removerlas á distinto pais era perderlas.
"Y que supuesto que á los Tobas y Mocobíes se les ha dado en la costa del rio, desde luego suplico á nombre de todos, que á continuacion de la reduccion de Tobas se nos dé á nosotros, y que allí se congregarán las tres naciones unidas de Malbaláes, Chunupíes y Signipés, lo mismo que os encargo á vosotros cumplais y guardeis: pues ya será esta la postrera vez que os mande; y porque deseo vuestro alivio, y lo he deseado siempre, quiero que hasta la muerte conoscais la gratitud de vuestro moribundo General."
En esta virtud Chinchin y los suyos me hicieron presente todo lo acaecido, y enterado, suplíqueles esperasen el regreso de nuestro General, que ya por dos horas lo esperaba, para que con S. S. se acordase lo conveniente.
El 19, reconociendo S. S. en los Mocobíes muchísimo desaliento para el trabajo, juntó á los principales de ellos, y les hizo en substancia el parlamento siguiente.
"El Rey, mi Señor natural y superior, y su Virey de Buenos Aires, me han mandado á poneros reduccion: á este fin, como ya varias veces os he dicho, han librado á vuestro favor cuantiosas cantidades de dinero: y esto para què?—no con otro fin que civilizaros, cristianaros y reduciros á vida racional. Y sino dejais vuestros antiguos desórdenes, ¿con qué conciencia podré sufragaros graciosos donativos, cuando estos son condicionales, y vosotros no poneis la condicion? ¿Con qué verdad informaré á los Tribunales á vuestro favor, cuando vosotros no dais mérito para ello?"........
El 23, como al mediodia, llegó el indio Quedegody, que fué acompañando al chasque que se retiró á Corrientes, quien trajo razon de haberle acompañado hasta las orillas del Rio Paraguay, y que de allí, dando{39} aviso á la gente que estaba á la otra banda, vinieron a pasarle en una canoa. Que Portal y el indio Juan Pablo pasaron á la otra banda, y le dijeron á este los esperára dos dias: que temeroso de los Abipones y de los españoles de Corrientes, se habia venido luego; pero que Portal no podia ya tardar en su regreso.
No solo no se diò asenso á esta noticia, sino que imaginamos haber habido en esto alguna traicion; porque casi lo propio dió por razon el mismo indio que fué acompañando al Mayor General de Ordenes, D. Jayme Nadal y sus consocios, sin que hasta hoy se sepa cosa alguna de su éxito á la de Corrientes: sin embargo de que confiesan los indios no haber mas que 60 leguas de distancia, y todo camino llano. Por lo que mandó S. S. se le entretuviera algunos dias con arte, hasta saber la realidad por algun camino.
Y con efecto, el 25 llegó Portal, y con su dicho confirmó la realidad de cuanto el indio expuso: por lo que S. S. le dió las gracias de la fidelidad con que le habia guiado y acompañado. Y con lo que responde el Mayor de Ordenes en la suya quedamos satisfechos.
"Que ya tiene el ganado á las orillas del Paraná, y que en término de 16 dias estaria con nosotros, siendo la fecha de sus cartas el 19 de Octubre. Asimismo ha remitido el diario que formó á la ida; del que se colije distar Corrientes de nuestro real campamento de Lacangayé 76 leguas: que lo mas del camino es campo abierto, con palmares y algunos de datiles: que no tiene mas tropiezo que algunos madrejones con agua: que ha sido generalmente recibido de los indios Mocobìes de su tránsito con mucha humanidad y cariño, y en especial del cacique Amelcoy, quien le ha franqueado los auxilios convenientes, y escolta de indios para su guia, resguardo y seguridad, acompañándole tambien personalmente: y añade, que es un indio en quien concurren las mas bellas prendas que puede tener el mas noble y racional: que habiendo llegado á una laguna de alguna magnitud, pasó en una pelota de cuero hasta la otra banda.
"Y reconociendo que en la banda del rio que se objetaba, habia una poblacion de españoles, hizo señas dando voces: que los habitadores quedaron sorprendidos, imaginando serian indios enemigos que venian á asaltarles; hasta que, reconociendo ser gente española, pasó uno de ellos en una canoa: que avistado con él le preguntó: ¿Qué rio era aquel? ¿què poblacion aquella? ¿y qué lugar era donde se hallaban? Satisfizo, diciendo—Que el era teniente de aquel presidio que habian puesto poco hace los Correntinos para resguardo de los insultos de los Guaycurús:{40} que aquella fortaleza se llamaba Curupaytí, que aquel rio era el del Paraguay: que aquel lugar era el Paso de los Guaycurús: que de allí, rio abajo, distaba Corrientes 10 leguas, y que por allí podia pasar todo su tráfago:—como lo hizo, y llegó á la de Corrientes el dia 13 de Octubre, habiendo tardado en camino once dias, á causa de esperar los indios que le habian de conducir, para lo que se detuvo cinco dias en las rancherias de Amelcoy y Curupayetí."
Bien se vé cuanto seria nuestro consuelo al saber el feliz suceso de los nuestros, que ya contabamos difuntos, resultando de esta nueva expedicion tantas utilidades como se irán anotando.—La primera, verse descubierto este camino, que hasta hoy por cómputos matemáticos solo se conceptuaba traficable; estando tan recomendada su apertura por repetidas órdenes reales: cuya felicidad ha logrado en sus dias nuestro Comandante General, mediante su desvelo y aplicacion, hasta haber dado tan acertada disposicion, y haber encomendado su egecucion al referido Mayor de Ordenes, que con su celo, actividad y talento ha desempeñado esta confianza con la pureza que se deja ver. La segunda, queda este continente todo descubierto, habitable y andable; mayormente si á continuacion de esta apertura y descubrimiento se acalora su tráfico continuo con el yuvamen de un presidio de la parte de Corrientes, como lo acordó la Junta Reducional de Propaganda, el año de 1779, y como ya lo expuse en otro lugar. La tercera, se ha descubierto que los planes y mapas antiguos erraron el concepto en cuanto al desemboque del Rio Bermejo, que le figuran incorporado con el Paraná, casi en las dereceras de Corrientes, sin incorporarse con el Paraguay. Véase el que trae por cabeza la Historia Corográfica del R. P. Lozano, que creo fué sacado por otros iguales ejemplares, en los que se notan en este punto dos yerros notables; porque avisan los nuestros, que para llegar á Corrientes han pasado el rio Paraguay 10 leguas mas arriba del Paraná, sin pasar el Bermejo, que han llevado desde aquí á mano izquierda en todo el viage: de que se infiere, que mas arriba se incorpora con el Paraguay, talvez en distancia de 20 leguas de Corrientes á la parte del poniente, cuyo yerro geográfico, con otros que se notan en dicho mapa y su descripcion, esperamos enmendar con la exactitud debida en la Descripcion Geográfica que se dará por conclusion de este diario.
El 6 llegó el Capitan de migueletes, D. Juan José de Acevedo, de la parte del naciente, donde se le mandó con el encargo de descubrir el sitio fijo de la antigua Concepcion destruida, para colocarlo con certeza en el mapa que se ha de formar en la Descripcion Geográfica. Dá este{41} por razon que la ciudad está situada á la parte del sud en un espesísimo bosque y chaguaral impenetrable: que de una laguna salen algunas acequias para el lugar de dicho pueblo, que distará de este real de Lacangayé como 30 leguas, y que todo es camino llano y andable.
Que hay muchísimos palmares y maderas útiles: que el campo es abierto hasta allí y fertilísimo: que hay infinidad de monos de diversas layas, y entre otros una especie de micos rubios, y con tanta barba, machos y hembras, como un cabron; y que los machos son por demas, que son negros y muy feos. De esta especie trajo una hembra con su cachorro, que llegó muerto á este real; sucediendo con la madre lo propio apenas llegó: lo que creemos proviniese del balazo que les diò al tomarlos, y de la ninguna comodidad con que los trajo.
El 12 llegó el Mayor de Ordenes de la de Corrientes, con solo un indio y un peon, trayendo pliegos de S. E., y conduciendo una corta puntilla de reses para nuestro socorro: bien se vé cuanto sería nuestro consuelo al verle, y mayormente cuando, tan celoso de nuestro alivio, se habia avanzado á venir por caminos peligrosos y no trillados, con tan poca seguridad. Y en verdad que llegó el socorro tan á tiempo, que ya por necesidad ibamos matando las vacas mansas de cria.
Atrás dejó 400 vacas, que conduce el inspector Plazaola con el capitan Corbalan, el partidario Burgueño y algunos peones, que esperamos lleguen en término de ocho dias; pues D. Jayme, caminando con las pocas reses que trajo de Corrientes, solo tardó cinco dias.
El 16 salió S. S. con toda la oficialidad por el real campamento de las Perlas á dar principio á la labor de la iglesia y demas oficinas, dejando concluida esta de Santiago de Lacangayé; y porque restaba poner las puertas y ventanas, dejó todos los oficiales carpinteros y algunos partidarios que les ayudasen, á cargo del ayudante Sardina, con órden de que en concluyendo pasasen todos á la reduccion segunda. Tambien quedó el Protector de indios para cuidar de las raciones y abastos de los de su cargo, y el Sr. Arcediano, siguiendo su espiritual tarea con sus catecúmenos.
Y en virtud del superior órden de S. E., se les dió á entender á los indios de este pueblo que el Patron Tutelar de él era el Glorioso Apostol Santiago, siéndole igualmente del pueblo de Mocobíes; y que el tutelar de èste era San Bernardo, y que con este nombre titularon desde hoy su reduccion, llamándola el Pueblo de San Bernardo el Vertiz, en memoria de su especial protector y patrono, el Exmo. Sr. Virey de Buenos{42} Aires: reservando practicar igual diligencia con el de Mocobíes, cuya patrona titular se ha pensado sea Nuestra Señora de Dolores y Santiago.
El 27 han llegado dos principales de la nacion Toba: á saber, Amataquí y Coglogotí, con 17 grandules, 19 muchachos, 26 mugeres adultas, 6 mozas y 14 párvulos, que vestidos y gratificados quedan incorporados á este pueblo.
El 29 llegó el cacique Coyagayquí, su muger y tres hijos párvulos de esta nacion Toba, que se vistieron y quedaron acopiados, con otro grandul y tres párvulos mas, que han llegado el 30.
El 1.º de Diciembre llegó el indio Cotegory de nacion Mocobí, á quien se vistió, y tres indios Tobas que han quedado en este pueblo: y como á las 5 de la tarde, el Reverendo Padre Fray Francisco del Orden Seráfico, quien ha venido por agua en un barco con solos cuatro hombres: dicen haberse vuelto del camino el Coronel D. Adrian Cornejo. Dicho religioso intenta pasar, siguiendo su fluvial derrota, hasta la de Buenos Aires; y nuestro Comandante General ha procurado disuadirle no pase de este lugar, empleándose en esta copiosa mies con mas glorioso fruto, y en servicio de ambas Magestades. Insinúa dicho Padre ha dado cuenta á S. E. y á su respectivo superior claustral, quienes es regular le estén esperando cuidadosos: pero S. S. prometió informar la causa de su detencion.
Asegura dicho P. que todas las naciones de su tránsito le han recibido con mucha paz y cariño, y en especial los Mataguayos y Chunupíes, de quienes hace particular recuerdo; y queda visto no haber tropiezo para traficar este rio con el copioso comercio de los efectos que produce el Paraguay, como lo tenia pensado y propuesto el Coronel D. Adrian Cornejo; cuyo viage pensamos se habia postergado hasta mas oportuno tiempo. Sobre que mandó S. S. se tomára sumaria informacion, como se hizo.
El 16 se puso la umbralada de la puerta principal de la capilla, en cuyo frontis está esculpida la inscripcion siguiente—JHS. Domus Dei est porta cœli. Año de 1780. San Bernardo el Vertiz—Se erigió este templo por el Señor Coronel, Comandante General, D. Francisco Gavino Arias. Escrito por su secretario Matorras. Y llegaron Asitkoquí y su hermano Nayaladí con sus familias, que se componen del indio Filigoydí, 4 mugeres, 2 muchachitos y 4 chinitas, y á todos se les vistió.{43}
El 17 compareció el pariente de Quetaydí, nombrado Paynicorí, con los indios Paloleiquí, Socoyaní y Elegorí, á quienes igualmente se les repartió sombrero, manta, y cuchillo al primero, y á los demas manta y cuchillo.
El 11 como á las tres de la tarde, trabajando el negro herrero, José Manuel, en su fragua, saltó de ella una chipa al ramadon que servia de vivienda á S. S., de almacen al Proveedor, de cuartel á la tropa y de hospicio á todo el resto de la gente: con tal prontitud se ardió el techo que era de paja, que aunque ocurrimos todos acelerados al reparo, no pudimos atajar el incendio, que consumió seis piezas de ropa, toda la seda que habia en madejas, algunos sacos de harina, maiz, arroz, y algunas armas de la tropa partidaria, entre pistolas, trabucos, fusiles y espadas, con otros muebles del General y demas habitantes en dicha pieza; pudièndose salvar lo demas importante con el auxilio de los indios, que puntuales prestaron socorro. Sensible fuè al General este suceso reiterado.
Pero mas sensible le fuè que de aquí pasase el incendio á la iglesia que acababa de concluir, cuyo empajado ardió del todo; y á no tener torta de barro el encañado, hubiera ardido este sin remedio, con el enmaderado: lo que no sucedió, siendo menos el perjuicio por esta causa. Pero sí pesaroso nuestro Comandante de lo acaecido, recayó el 12 de su habitual dolencia, y estuvo á riesgo de espirar segun le arreciaron sus fatigas. Y este dia pidió el Proveedor se tomase informacion del suceso, con expresion de los bienes y efectos consumidos.
El 18 pasóse á la eleccion de alcaldes y alguacil, y de comun acuerdo eligieron de primer alcalde al cacique Nalegotí, y de segundo al cacique Cuniquirí; habiendo elegido por alguacil al capitan Daasagoy, llamado Javier: cuyas elecciones confirmó S. S., y por su enfermedad se hicieron con ausencia mia, del R. P. cura interino y capellan, Fray Antonio Lapa, del Protector de naturales, y Secretario de la expedicion.
Y luego eligió S. S. (usando de las facultades de conquistador) por Gobernador del pueblo al cacique Quetaydí, y por Fiscal al capitan Digití: y previniendo á cada cual su obligacion, quedaron contentos, avisados y acordes, así en esto como en el nombramiento de Gobernador y Fiscal, hecho por S. S.; quien les advirtió que el Gobernador duraba por cinco años continuos, á menos que, por causa grave, el cura, ó los Señores Vireyes ó Gobernador lo quisiesen remover, y poner otro en su lugar;{44} y que el fiscal, alcaldes y alguacil habian de elegirse año por año por el cura, cacique, gobernador, alcalde y alguacil electos; mandando S. S. que todo se sentára en un libro, para que contase en lo futuro. Y ese dia se levantó rollo en la plaza.
El 20 de Enero pensó S. S. se hiciera la colocacion de esta capilla porque con este motivo se celebrase el cumple-años de nuestro invicto Monarca, y se sacase su real pendon: pero ya que no se pudo lograr el intento por no haberse concluido en el todo con la capilla, se bendijo por la tarde el templo, y se cantaron vísperas, sacó el estandarte el Gobernador electo Quetaydí, en cuya habitacion se dispuso la cámara competente en donde se colocó, y los indios principales en alternativa le custodiaban con lanzas en la mano.
Este dia nos dimos á la vela en una corta canoa, tirando por el Bermejo abajo los siguientes: el Sr. Comandante General con los RR. PP. Capellanes, el Auditor, Mayor de Ordenes, Medico, y dos remeros, con un que gobernaba la tropa. Tomó S. S. esta resolucion así por ser mas breve esta via, como por la mayor comodidad del camino, y por visitar de paso las rancherias dispersas de ambas costas, para tomar de ellas un cabal conocimiento.
Así caminamos todo el 26 y 27, y encontramos á las márgenes numerosas rancherias, como saliesen los párvulos admirados al ver la canoa, mandaba S. S. se les repartiera pan y bizcocho, con lo que quedaban muy complacidos. A nuestro regreso han recibido los Mocobíes á S. S. con muchos aparatos de regocijo.
El 28 mandó S. S. congregar á todos los Mocobíes para que eligieran cacique y alcaldes, precedidas las mismas circunstancias que en el pueblo primero; y congregados eligieron vitalicio al famoso Lachiriquin. De Alcalde primero á Santiago Queyaberí, y de segundo á Esaé: nombrando S. S. de teniente de cacique á Francisco Nachinquin, á quien eligió para que sacára el estandarte el 29, que se ha dispuesto se haga la colocacion de la capilla, y de Fiscal á Juan Castiquí.
Y porque, (como dije) aun nos resta el viage de Corrientes, se formará nuevo procesillo que ha de subseguirse á este: y para que se dieran fin á las presentes operaciones, propuso S. S. que todos juntos, y cada uno en particular, expusiese por conclusion de todo, si acaso contemplaban habia cumplido S. S. en todas sus partes el ligamen de su comision; ó si sabian habia quedado alguna cosa que hacer, que no se hubiese hecho á beneficio de esta doctrina? Dijo, y retirándose para que con{45} mas libertad expusiese cada uno, estando presente el Sr. Arcediano y toda la oficialidad, dijeron:
"Que S. S. habia trabajado sin dispensar fatiga, mirando la labor de las capillas y pueblos con tanto desvelo y teson y eficacia, que de ello le habia resultado hallarse muchas veces accidentado casi en los brazos de la muerte. Que las capillas y demas oficinas construidas, estaban hechas á todo costo, en lo doble de las paredes, lo arreglado de los edificios, y lo labrado de las maderas, y que á justa tasacion, avaluada cada capilla y sus respectivos cuartos, no descaecia del valor de seis mil pesos: y que era constante cuanto habia gastado S. S. de su propio peculio, á fin de perfeccionar la labor comenzada. Por lo que contemplan á S. S. enteramente libre de reato ó ligamen resultante contra su persona y bienes; y que es cuanto tienen que exponer." Firmando SS. SS. y demas oficiales, por ante el Secretario de la presente expedicion, en este pueblo de Nuestra Señora de Dolores y Santiago de Mocobíes, paises del Gran Chaco de Gualamba, en 31 de Enero de 1781 años.
Francisco Gavino Arias.—Dr. Lorenzo Suarez de Cantillana.—Dr. José Antonio Arias Hidalgo.—Fr. Antonio Lapa.—Jayme Nadal y Guarda.—Juan Crisostomo Sardina.—Juan Antonio Caro.—Diego Angel Leiba.—Miguel Losada.—Juan José Acevedo.—Gerónimo Tomas de Matorras, Secretario.
El 1.º de Febrero se colocó en la plaza el rollo, y se les dió á entender por el intérprete lo que significaba, y el fin para que se ponia. Leyéronseles una á una las constituciones formadas en el pueblo de Tobas por S. S., y en presencia del Sr. Arcediano, del Protector y demas oficiales, dijeron se conformaban con todas ellas, y que prometian su puntual observancia. Este dia llegaron de Salta dos soldados que se habian venido solos y de paseo.
El 2 caminó la tropa partidaria de regreso á su presidio, llevando{46} los presidarios que se trajeron; y con estos regresaron los peones y gente conchabada, quedando S. S. con el Sr. Arcediano, su Auditor, Mayor de Ordenes, Proveedor, Secretario, Médico, y un piquete de 7 partidarios y sus esclavos: con los que regresaron, y se retiró tambien el Protector D. Juan Antonio Caro, á quien reconoció el mèdico de la expedicion estar imposibilitado de poder viajar, por haberle postrado sus achaques.
Y porque el Proveedor D. Diego Angel de Leiba es sugeto de luces, y se halla bastantemente impuesto en asuntos de reducciones, quien igualmente que el otro asistió á la pasada expedicion, le nombraron SS. SS. por Protector de indios para todos los actos ocurrentes, y en especial para la resolucion de fundos de estas reducciones, respecto de haber concluido las operaciones de su proveeduria.
Desde el 5 hasta el 7 se ocupó la gente que habia quedado, y los dos prácticos Guzman y Nuñez, en formar un barco sobre dos camas que se habian labrado, entoldándole y calafateándole, para que S. S. y los suyos caminasen por el Rio Bermejo. Este dia llegó de Salta Silvestre Corro, conduciendo pliegos y algunos muebles que se le encargaron.
El 9 congregó S. S. á los Mocobíes, y les exortó á la perseverancia en su propósito; á que se portáran con juicio y amáran á sus curas doctrineros, y que los caciques principales que quisieren venir con S. S. á la de Corrientes, ó por tierra ó por agua, para que ayudasen á conducir sus abastos, se les permitiria acompañarle.
Tomóse esta resolucion, así por civilizarlos, como porque tomasen conocimiento de aquella ciudad y gentes, para que en lo futuro ocurriesen con satisfaccion en solicitud de sus urgencias. El Señor Arcediano resolvió caminar por tierra con los caciques que no cabian en la embarcacion: por lo que S. S. dispuso acompañar al Señor Arcediano, los soldados que quedaron y sus esclavos conduciendo algunas cargas.
Este dia, como á las cuatro de la tarde, despues de bendecirse el barco, nos dimos á la vela los sugetos siguientes—El Señor Comandante General, el P. Capellan, Fray Francisco Morillo, el Auditor, el Mayor de Ordenes, el Secretario, el Protector, el Médico, el tambor, un práctico, otros dos de agua, dos remeros, una negra cocinera, el sastre, dos indios Mocobíes, el uno ladino que hacia de intérprete. Este dia solo caminamos media legua, con sonda de dos y media varas, y por estar recargada la embarcacion se le quitaron tres cargas de mula.{47}
El 10, como á las nueve del dia, caminamos siguiendo el rumbo al naciente, con algunas vueltas al S y al E. Todas las márgenes de nuestro rio se componian de dilatadas campañas, sin montañas que estorbasen la vista, pobladas de verdes pastos y cejas de montes, y las vegas del rio admirablemente formadas y adornadas de sotos y sauces la sonda siempre de dos y media varas. Este dia caminamos 10 leguas, parando bien temprano sobre la barranca, al piè de una frondosa arboleda á la banda del S.
El 11 celebróse temprano el santo sacrificio, y al romper el dia caminamos, tomando por patrona para el viage á Nuestra Señora del Rosario. Este dia caminamos 22 leguas por iguales campiñas, y la sonda de tres varas, dando el rio continuas vueltas al S N y E: paramos sobre una eminente barranca á la banda del N, donde hallamos vestigios de una antigua rancheria.
El 12, bien temprano salimos de este real, que intitulamos del Gato porque en èl se nos quedó por olvido un montesino que traia S. S. para remitirle á S. E., por ser animalejo de estraña piel, figura y propiedades; y aunque por todos medios se procuró su hallazgo, no se pudo conseguir. Por iguales campos caminamos este dia; pero como estrechase mas el rio, la sonda era de cuatro varas y en partes de cinco. Venimos á sestear en distancia de 10 leguas, cerca de unas rancherias de indios Tobas que están á la banda del N, cuyo caporal es Tegnocorí, de los empadronados, que con los suyos habia venido á la cosecha de la algarroba.
Luego que nos sintieron, vinieron al barco, donde mandó S. S. se repartiera bizcocho y tabaco; y porque nos faltó la carne nos vendieron estos una oveja. Saliendo de esta sesteada, venimos á dormir en el Paso de los Guaycurúes: y todo este dia por una y otra banda nos salian indios Tobas y Mocobíes á las barrancas, admirados con las canoas, y queriendo les dieramos conversacion, nos gritaban que parasemos. El General, cierto de la legalidad de estos, no siendo posible parar el barco por lo eminente de las barrancas, mandaba al de la proa tirase el cable á los indios para que ellos le sugetasen: y con efecto, agarrados de él, con mucho júbilo y algazára le sugetaban. Repartíaseles bizcocho, tabaco, abaloríos y yerba: dábaseles razon de nuestro viage, y ellos muy contentos de ver al Apo, que así llaman en su idioma al superior, nos soltaban la cuerda, despidiéndose muy agradecidos.
En este dia el rio dió muchas vueltas al N: anduvimos 21 leguas hasta el paso referido, que le llaman de los Guaycurúes, por ser{48} tránsito preciso de esta nacion, cuando pasa á invadir al Abipoa; y allí encontramos algunos aparejos, de los que habian dejado, y se dividian diversas sendas trilladas. La sonda de este dia de nueve cuartas, y de diez por lo comun.
El 13 salimos de este paso al romper el dia: caminamos por el rumbo del E y S, con doce cuartas de sonda. En varias partes el rio forma crecidos remolinos, y una herradura ó tajamar, tan grandioso y quieto que parece una mar muerta. Al cabo de las 25 leguas venimos á parar en una eminente barranca muy abundante de mosquitos, (como toda esta vereda): en partes no alcanzaban sonda los remansos de este dia.
El 14, junto con el dia caminamos; y á la legua de haber salido se encontró á la banda del N un madrejon que se ceba del rio, y presumiendo seria el Arroyo de las Conchas, pasamos algunos sugetos á reconocerle, y hallamos que dimanaba del rio. Y en distancia de 16 leguas, dando el rio una vuelta hácia el E, se divide en dos brazos, uno que gira directo al naciente, en cuya puerta está acopiada gran multitud de trozos, y no lleva tanto caudal como el brazo que gira al E, cuyo giro seguimos y al cabo de 4 leguas, venimos á parar á la banda del N, sobre una eminente barranca. Este dia tuvo la sonda por lo comun tres varas, y en partes seis. Las márgenes del rio por una y otra banda se veian graciosamente pobladas de árboles de tajibo, laurel, canela, que llaman brava, quebracho, pacará, urundey, chalchal, mollelentisco, chirimoya, murtas de arrayán, sotos, sauces y cañas tacuaras, con otros que no pudimos conocer. Este dia caminamos 21 leguas.
El 15, con la luz del dia caminamos al rumbo del naciente, y reconocimos que nuestro rio se iba enangostando; y apresurando su movimiento y formando continuos laberintos, sin que alcanzára la sonda. Al cabo de tres leguas, sin poderlo remediar, nos hallamos en un estrecho conflicto. Dividíose el rio en dos canales, la una al naciente, y por allí el rio parecia precipitarse en algun despeño: el mayor trozo del agua giraba al S; y apenas se pudo sugetar el barco para que tomára esta vereda, por donde habia la agua mas pausada: pero dimos en un undoso y fuerte remolino, que nos estuvo dando vueltas por espacio de media hora, forcejeando a tirarnos al precipicio. Los remeros y prácticos trabajaban sin turbacion contra el agua, aunque sin mas fruto que no dejarse llevar; hasta que S. S. invocó el patrocinio de Nuestra Señora de Itaty con una promesa, y al instante nos dió el agua paso franco.
Y antes de narrar los demas sucesos de este día, haremos una útil{49} y conveniente digresion. Para evadir este remanso hay dos remedios: el primero, echar por tierra aquella isleta, que es tan corta que no tiene media cuadra, y es de tierra gredosa, y luego se juntan estos brazos. El segundo es, tomando aquel brazo, que dejamos referido se separa hácia el naciente, y que en distancia de 20 leguas vuelve á nuestro rio. Lo que dió mérito á poner esta advertencia; aunque pudiera por tiempos escasear el agua: por lo que contemplamos mas seguro el primer arbitrio, por ser copiosa esta canal.
Mas abajo de esta separacion, como á la media legua, vuelve el rio á dividirse, formando otra isleta como de media legua, y luego se incorpora un brazo con otro. Como á las cinco leguas hace nueva division, y en este dia salen 4 brazos de nuestro rio al rumbo del S, pero nosotros seguimos siempre la canal mas copiosa que giraba al naciente y S: y aunque con tanto desague pensamos nos faltára el agua, siguió la canal bien copiosa con sonda de 12 cuartas, y al cabo de las 16 horas vinimos á parar á la banda del S: habiendo experimentado tener las márgenes del rio los mismos árboles que se han notado, muchas frutas silvestres, cañas de baston, micos y monos, con mucha copia de volatiles y caza de loros, patos, papagayos, anseres, charatas y pavas, con otras aves de las canoras, y de plumas extrañas y vistosas. Este dia nos asomaron dos feroces tigres á la barranca, el uno con ademanes de furioso, y aunque se le tiró con una escopeta, no hizo movimiento.
El 16 con la aurora comenzamos á marchar, y á poco trecho salimos de los bosques á unos campos dilatados, y eminentes palmares de una y otra banda, y conforme fué aclarando el dia fuimos observando que todos los brazos que se habian separado de nuestro rio iban tornando á él como á su centro: y extrañando que solo el brazo primero no habia vuelto, (que es el mismo que dió mérito á la digresion) habiendo caminado como 10 leguas, bien cerca del mediodia le vimos incorporarse con crecida copia de raudales, por la banda del N, y en las márgenes encontramos 5 tigres juntos que habian salido á la barranca, y á poco divisamos otro por la banda del S, y al cabo de las 12 leguas venimos á dar al mediodia en la junta de nuestro Bermejo con el famoso Rio Paraguay; aquel caminando de N á S, y el nuestro de poniente á oriente; aquel cristalino, y este turbio y sanguineo; aquel un rey coronado en su grandeza, y este un mínimo vasallo pechero y tributario suyo: pero habiendo tirado la sonda le hallamos con 9 varas de agua.
Aquí paramos á sestear, y luego como á las 3 de la tarde le pasamos, buscando la banda contraria por sí tomaba cuerpo el aquilon que{50} estaba soplando con pausa: y habiendo caminado como 3 leguas paramos á pasar la noche en la banda del naciente.
El 17, como á la una de la mañana, reconociendo el agua muy tranquila, caminamos por la costa del naciente, y al cabo de cuatro leguas devisamos la fortaleza del Curupayety. Al llegar á ella hicieron la salva nuestros cañones, saludando la plaza, y correspondiendo, salió el capitan de la fortaleza con algunos soldados, y haciendo á nuestro General los honores correspondientes, le introdujeron en la plaza.
Aquí paramos el 18 y 19, esperando al Sr. Arcediano, y los nuestros que vienen por tierra, sin tener la menor noticia de ellos.
El 20 caminamos, y á la media legua nos detuvo una fuerte marejada que nos embargó hasta las 5 de la tarde, y pasando adelante, completamos 3 leguas de navegacion.
El 21, aunque con trabajo, caminamos por las costas, y venimos á parar una legua mas abajo del Paraná-Miní.
El 22 atravesamos el Paraná, y tomando la banda del naciente, llegamos á Corrientes como á las cinco de la tarde, y á vista de la ciudad se enarboló la bandera y gallardetes: saludóse la plaza con los cañones y tambor, y á las orillas nos recibió el Sr. Vicario con su clero, el Mayor de la plaza con algunos vecinos que lo acompañaban. Pasamos á la iglesia matriz á rendir las gracias al autor de nuestras felicidades, y se cantó el Te Deum, con lo que nos retiramos á la casa de nuestra habitacion: dando fin á nuestro itinerario que hemos firmado los concurrentes.
Francisco Gavino Arias.—Dr. José Antonio Arias Hidalgo.—Jayme Nadal y Guarda.—Antonio Gutierrez del Castillo.—Diego Angel Leiba.—Ante mí, Gerónimo Tomas de Matorras, Secretario.
Nota del transcriptor:
En esta edición se han mantenido las convenciones ortográficas del original. Los errores tipográficos que han sido corregidos, junto con la versión original de las palabras mencionadas en fe de erratas, pueden consultarse colocando el cursor encima de las palabras subrayadas con puntos rojos, como en este ejemplo.