huérfanos--campesino--desnatar
rastrillar--heno--maravillosas.
Jaime y Dolores eran niños pobres.
Nunca habían visto el campo.
Vivían en una casa de huérfanos.
Esperaban poder ir un día al campo.
El señor Blas era un campesino rico
que tenía una casa muy agradable.
Él deseaba ver niños en ella.
Mandó a varias personas a la ciudad.
Les pidió que le enviasen dos niños
pobres.
Le enviaron a Jaime y Dolores.
¡Qué felices eran los niños!
Corrían siempre por el campo.
Cogían frutas y flores.
Oían cantar a los pájaros.
Podían ayudar al señor Blas y a su
señora en muchas cosas.
Jaime aprendió a ordeñar las vacas.
Dolores aprendió a desnatar la leche.
Jaime podía rastrillar el heno.
Dolores también podía rastrillar el heno.
Los niños paseaban en la carreta del heno.
El señor Blas les dejaba guiar los caballos.
Les divertía mucho pasear en coche.
Veían muchas cosas maravillosas.
--¡Qué hermoso mundo es éste!--decían
ellos.
--No sabíamos antes que fuese tan
hermoso.
--No volverán a la casa de huérfanos,--dijo
la señora.
--Se quedarán a vivir con nosotros.
Jaime y Dolores estaban muy contentos.
La madre de Federico le había dicho que
algunos gusanos se volvían mariposas.
Él quería ver a uno transformarse
en mariposa.
Un día cogió un gusano en el jardín.
Lo trajo sobre una hoja a su mamá.
Ella le dio una cajita para guardarlo.
Federico le daba a comer hojas frescas
todos los días.
Poco después el gusano cesó de comer.
Federico creyó que se moriría.
Su mamá le dijo: No, Federico, va
a dormir.
Cuando se despierte será una mariposa.
El gusano hiló un tejido alrededor
de su cuerpo.
Estaba pegado a un lado de la caja.
--Se ha muerto, mamá,--dijo Federico.
--No se mueve ni come.
--No se ha muerto,--dijo mamá.
Un día Federico miró la caja.
Vió un insecto de forma extraña.
Sus alas no eran bonitas ni brillantes.
Llamó a su madre para que lo viera.
--Es tu mariposa,--dijo mamá.
--¡Qué extraña y fea es!--dijo Federico.
--Yo creía que sería más bonita.
A los pocos momentos empezó a
moverse y desplegó las alas.
Los colores se volvieron más brillantes.
--¡Oh, qué hermosa!--dijo Federico.
Desplegó sus alas y voló a la ventana.
Federico abrió la ventana y la dejó
escaparse.
--Ves tú cómo no se había muerto,--dijo
mamá.
--La mariposa había estado allí siempre.
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won'derful--far'mer--or'phan--hay
A'sy'lum--cit'y--drive--rake.
James and Dolores were poor children.
They had never seen the country.
They lived in an orphan asylum.
They hoped to go to the country some day.
Mr. Blas was a rich farmer who had
a very pleasant home.
He wished to see children in it.
He sent to several people in the city.
He asked them to send him two
poor children.
They sent him James and Dolores.
How happy the children were!
They were always running in the fields.
They picked fruits and flowers.
They heard the birds sing.
They could help Mr. and Mrs. Blas
in many ways.
James learned to milk the cows.
Dolores learned to skim the milk.
James could rake the hay.
Dolores could rake the hay too.
The children rode on the hay cart.
Mr. Blas let them drive the horses.
They enjoyed taking drives about the
country very much.
They saw many wonderful things.
"What a beautiful world this is!"
they said.
"We didn't know before that it was
so beautiful."
"They shall not go back to the asylum,"
said Mrs. Blas.
"They shall stay to live with us."
James and Dolores were very glad.
Fred's mother had told him that
some worms turn to butterflies.
He wanted to see one change to a
butterfly.
One day he got a worm in the garden.
He carried it to his mamma on a leaf.
She gave him a box to keep it in.
Fred gave it fresh leaves to eat every
day.
Pretty soon the worm stopped eating.
Fred thought it would die.
His mamma told him, "No, Fred, it
is going to sleep.
When it wakes up it will be a butterfly."
The worm spun a web round its body.
It was stuck to one side of the box.
"It is dead, mamma," said Fred.
"It does not move nor eat."
"It is not dead," said mamma.
One day Fred looked at the box.
He saw a strange-looking insect.
Its wings were not pretty or bright.
He called his mother to see it.
"It is your butterfly," said mamma.
"How queer and ugly it is!" said Fred.
"I thought it would be prettier."
In a few moments it began to move,
and spread out its wings.
The colors turned brighter.
"O, how beautiful!" said Fred.
It spread its wings and flew to the window.
Fred opened the window and let it
fly out.
"You see it wasn't dead," said mamma.
"The butterfly had been there all
the time."
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