Title: Consideraciones Sobre el Origen del Nombre de los Números en Tagalog
Author: T. H. Pardo de Tavera
Release date: May 3, 2005 [eBook #15757]
Most recently updated: December 14, 2020
Language: Spanish
Credits: Produced by Tamiko I. Camacho, Pilar Somoza and PG Distributed
Proofreaders from page scans provided by University of Michigan.
Doctor en Medicina, Alumno diplomado de la Escuela de lenguas Orientales de París, Comisionado científico de S. M., Delegado general de la Société Académique Indo-Chinoise, Miembro fundador corres. de la Sociedad Española de Higiene, Socio de la Antropológica de Berlín y de las Económicas de Filipinas y de Cádiz, Laureado de la Real Academia de Medicina de Madrid, Caballero de la Real órden de Cárlos III, Comendador de la de Cristo de Portugal, etc., etc.
La idea que me guia al emprender este pequeño estudio, es no solo buscar de que lengua le viene al tagalog el nombre de los números, sino averiguar también, en lo posible, el significado primitivo de las palabras que hoy día significan sola y exclusivamente una cifra. Estamos acostumbrados á contar desde nuestros primeros años y no nos hacemos cargo que eso que nos parece tan natural es, en la historia de las razas humanas, un problema resuelto y un paso más en su civilización progresiva. El hombre, sea cualquiera su raza, ha empezado á contar siguiendo el mismo procedimiento: comparando la cantidad, el número que deseaba expresar, con cosas conocidas en las cuales, la forma ó sus divisiones naturales servian, por ser punto de coincidencia único entre ambos, para fijar la atención y señalar la cantidad: lo mismo se hizo para medir. Hoy sabemos cual es la cosa que, por comparación, da su nombre á determinadas medidas; pero si llegara á perderse el significado primitivo, supondriamos que, palmo, pié, pulgada, eran palabras creadas de primera, intención para significar determinadas longitudes. Esto ocurre con nuestra numeración: uno, dos, tres, etc., etc. solo despiertan en nuestraPágina 8 inteligencia la idea de cifras, porque hemos encontrado en nuestra lengua estas palabras con ese solo sentido, no teniendo conocimiento ni remota idea del proceso seguido para que cada una de esas voces, venidas de otras que en un día representaban un objeto, llegara poco á poco á perder aquella primitiva significación hasta tener solo la de número.
Si queremos que un niño nos comprenda, no le decimos "te daré cinco naranjas" sino que poniendo los cinco dedos de una mano ante sus ojos, ó colocando cinco piedras á su vista, le diremos: "mira, así te daré de naranjas". El niño comprenderá, porque habrá visto el número cinco.
Entre las centenares de lenguas nacidas del Gran polinesiano, conocidas hoy día por el nombre de lenguas malayo-polinesianas, las semejanzas de sonidos, de gramáticas y de vocabularios son grandes y la numeración, naturalmente, es la que más demuestra su comunidad de orígen. El número cinco, principalmente, se puede afirmar que se dice de la misma manera en la mayoría de ellas: lima. Esta voz significa no solo cinco, como decimos, sino en casi todas estas lenguas también conserva su significado primitivo: la mano. Facil ha sido, por esta comunidad de significación suponer que, en una época primitiva, la mano, por su número de dedos, dió su nombre á la cantidad cinco.
El trabajo que aquí presento tiene aún algunas lagunas que no puedo llenar, porqué solo conozco un pequeño número de lenguas de esa inmensa familia malayo-polinesiana, más vasta todavía que el mismo oceano donde se asientan las numerosas islas en que se habla. Pongo la primera piedra en este estudio, cuyo edificio otros más tarde llevarán á buen fin.
Los tagalog no llegaron á escribir los números con cifras, es decir que, no tenían numeración escrita. La simple enumeración, lo que decimos contar, tiene expresión propia en tagalog, bilang, que se dice lo mismo en casi todas las lenguas filipinas; pero no se puede decir número ni tampoco sumar, restar, multiplicar y dividir. No se crea sin embargo, que no sabian estas operaciones aritméticas que, sin números escritos ni nombre propio, las ejecutaban con la ayuda de objetos á que daban un valor variable. Tenían para estas operaciones unos palillos ad-hoc, de los cuales no sé decir ni la forma, ni la manera de usarlos y si solo citar Página 9los nombres que llevaban en algunas lenguas: en tagalog olat; pampango, kalakal; ilocano, rupis.
En tagalog se nombran los números como sigue:
Parece ser que no ha sido siempre esta la denominación de los números en tagalog, al menos hasta la cifra diez, porque el Padre San Lucar dice en su Diccionario que la manera antigua que los tagalog tenían de llamar sus números, era esta:
La siguiente es una numeración que me ha sido comunicada por el Sr. Serrano Lactao, de indiscutible competencia en la lengua tagalog, y que le fué á su vez comunicada por una persona de la isla de Marinduque que pretende es la antigua numeración tagalog:
En la primera de estas numeraciones me parece ver aplicado al tres, un nombre que debía corresponder al cuatro: es posible que fuera un error de imprenta. Puesto que tales nombres no se usan hoy en tagalog no nos ocuparemos de ellos; haciendo solamente notar la semejanza de los cuatro primeros nombres con los del tagalog de hoy.
Isa, uno. En los pueblos primitivos, el primer paso en la numeración se redujo á señalar dos números si se puede decir así: uno y varios, lo que en gramática llamamos singular y plural. Este ha sido el principio de la contabilidad. El término tan general, varios ó muchos, aplicado á todo lo que era más de uno, á medida que fueron creándose términos propios para determinar dos, tres, etc., etc., fué perdiendo la significación de las nuevas cifras y señalando desde aquella á donde había llegado la numeración hasta el infinito. Hoy mismo se ven pueblos en el Africa que cuentan así: uno, dos, tres, muchos; es decir que, en cuatro principia para ellas lo incontable. Otros llegan á cinco, á diez y para mayores números emplean la voz muchos, cuya significación se ha ido retirando, ó con más propiedad, reduciendo á medida de la aparición de nuevos términos de significación más particular: lo mismo al fin, que todas las palabras de sentido muy general cuya significación se precisa más de día en día y se limita á medida de los adelantos de las lenguas.
Acabamos de decir que la primera numeración se redujo á señalar uno y varios: mejor sería decir solo y varios. Efectivamente en sandwich, tahi, que quiere decir uno, Página 11significa asimismo solo y el mar. En tahitiano táa significa solo, y por extensión, separado y no casado, soltero: lo mismo en samoa, en que hoy día se dice, tasi, uno; pero se conserva al mismo tiempo la voz sa con las significaciones de, alguno, alguien, uno. En tagalog isa significa también solo: la vocal i es una partícula antepuesta á los sustantivos y adjetivos en muchas lenguas malayo-polinesianas.
En malayo, uno, se expresa por la voz satu que, según, Crawfurd, es una contracción de sa-batu, una piedra, lo mismo que el javanés sidji de sa-bidji, un grano, lo cual me parece viene en apoyo de lo que acabo de decir: la idea de uno expresada por sa, se confirma y como se particulariza haciéndola seguir de una expresión que significa un objeto único que no recuerde más que la cantidad uno. El Abate Favre dice en su diccionario que sa es una contracción de satu como si desconociera la formación de esta palabra, cuya explicación sin embargo da en su gramática malaya, impresa un año después que el diccionario.
DALAWA, dos. Es una palabra compuesta de da, partícula enunciativa, transformación de sa de una forma más antigua, y de lawa.
Se ha observado en muchas lenguas malayo-polynesianas que el nombre de los números va precedido de una letra ó sílaba que los gramáticos llaman partícula enunciativa. En la lengua de Tahiti esta partícula es a, desde el número 1 al 10 inclusive: de 20 á 99 es e, y más adelante vuelve á ser a. En la lengua de Timor Laut la vocal e precede los números de 1 á 10. Entre las lenguas filipinas, en pampango se dice addua (2), atlú (3), apat (4), anim (6), apulu (10). En la lengua de Guebé esta partícula es una sílaba, pi, desde 1 á 9. Keane dice que la significación de tal enunciativa es sencillamente "uno". Algunas formas más completas que los nombres de números que acabamos de citar explican claramente la interpretación de Keane; sin salir del tagalog citaremos sangpowo por sa-powo, sangdaan, sanglibo. En bicol, sangpolo, sangpolo kag saró etc., etc. Es pues evidente que las partículas enunciativas de los numerales son restos, trasformaciones de una palabra que significó el número uno en una época en que la significación concreta de la cosa que se nombraba para reprePágina 12sentar con ella una de sus cualidades, el número ó la cantidad, no había aún desaparecido. Después, cuando la significación secundaria, la de cifra, fué como aclimatándose hasta el punto de hacer olvidar en algunas lenguas el significado primitivo, el de cosa que en cada número nos proponemos buscar, entonces también se fué olvidando el oficio del numeral delante del numeral, porque ya no hacía falta, sufriendo en algunos nombres cambios eufónicos que obedecían á modos, á vicios de pronunciación y llegando á desaparecer en otros. Keane hace observar la forma esefulu del samoa, que significa un-un-diez: en filipinas el ilocano nos presta ejemplos semejantes en sang-a-pulo (1O), sang-a-gasut (1OO), sang-a-ribu (1.000), que significan un-undiez, un-unciento, un-unmil (permítaseme esta manera de escribir que espresa mejor una idea). Es digna de mencionarse una forma del bisaya, napulu ka libu: na y ka representan dos trasformaciones distintas de la misma partícula enunciativa. También vemos en la misma lengua ísa-ka-gatos (100), isa ka libo (1.000) que significan realmente, un unciento, un unmil. Solo me falta añadir, después de demostrados la existencia y el significado de la partícula enunciativa, que da, en dalawá, es una trasformacion de sa.
Nos queda ahora por explicar el origen de lawa que es lo que verdaderamente encierra el significado de dos: proviene del tahitiano a-rua, ó más bien rua, quitando la partícula enunciativa que ya conocemos. R, D, L, son letras que vemos frecuentemente usadas unas por otras en estas lenguas, asi que tenemos en malayo y bisaya, dua, lo mismo que en ilocano y bicol, en pampango ad-dua y en ibanág due. En Batangas he oído decir daluá; y la voz lawa, más comunmente usada en Manila, es el resultado de la insuficiencia de la escritura con caracteres tagalog.
Sobre el significado de esta voz, diré que en tahitiano O-rua quiere decir, vosotros dos, ó sea el dual del pronombre de la segunda persona. O, es una especie de artículo que se pone en dicha lengua delante de los nombres propios y pronombres. Esta significación de dual de la segunda persona, nos parece más antigua que la de la idea de cantidad que se desprendió de aquella. Es inmensa el área linguística en que el radical rua, dua, tiene el mismo significado: en Europa, en Asia, en Oceanía, cientos de lenguas emplean ese radical para expresar la misma cifra.
Página 13Al reflexionar sobre la palabra que nos ocupa se nos presentan al espíritu palabras de análogo sonido, cuyo significado participa también de la analogía de la forma, encerrando siempre una idea de dualidad. Kalulua ó kalolowa significa para los tagalog, según los diccionarios hechos por católicos, el alma, que según la comprendemos, era una concepción que los tagalog no podían tener y la que indudablemente no podían designar con la voz Kalulua. La significación de esta palabra es, "el doble de una cosa", lo que los egipcios llamaban el "Ka"; asi es que para los tagalog existia Kalulua para los animales y para los vejetales. La composición misma de la palabra nos viene á demostrar lo que decimos: Ka es una partícula prefija que convierte al radical á que se une en nombre sustantivo, dándole una significación de compañía, como ocurre en español con la partícula con ó com en compañero, compadre, contrincante, etc. etc.
—Lulua es la contracción de la repetición de la palabra lua, y en tagalog, entre los varios sentidos que la repetición tiene la propiedad de dar á las voces, está la de imitación, representación, como fingimiento. Kalulua tiene pues este significado: "como segundo de persona ó cosa." Otra palabra con este mismo ó parecido sentido es larawan, imagen, retrato: parece ser una contracción de la repetición lawa como en kalulua, en la que la segunda l está cambiada en r, como ocurre con frecuencia, apareciendo al final la partícula sufija an, que dá el sentido de "ser hecho."
No solo en tagalog descubro una relación entre el nombre del número dos y la voz con que se significa el alma: en tahitiano se dice varua (rua, dos); en ibanag ikararua, advirtiendo que el prefijo ika es de número ordinal, de donde resulta la significación, aplicada á alma, "lo que hace como segundo"; porque la repetición del radical dá el sentido de "como imitando".
El Abate Favre, con otros malaistas, supone que dua malayo, es derivado de dwi sanscrito, lo cual no me parece admisible, no solo porque he demostrado que proviene del dual de la segunda persona en la lengua tahitiana, sino porque no era de esperar que, para denominar una cifra tan pequeña, tuvieran estas lenguas que recurrir al sanscrito, cuando para cifras mayores hallaron, sin recurrir á voces estrangeras, expresiones propias para denominarlas. En las lenguas polinesianas no existen voces de origen sanscrito y todos los Página 14nombres de número son de origen puramente local. Las semejanzas de sonido que se puedan hallar, no son más que coincidencias. Casi todas las lenguas europeas nombran la cifra dos con una voz de origen ariano: en casi todas las de Oceanía, ese nombre, de origen polinesiano, ofrece tan grande semejanza con la voz europea, que parecen ambas derivadas del mismo radical.
TATLÓ, tres. Según mi ilustre y sabio amigo el Dr. A. B. Meyer, los negritos de Mariveles y Zambales dicen ta-telo. Esta forma explica la del tag: en efecto, tatló debió ser en un día sa-teló ó ta-telo, haciendo notar aqui lo que con dalawa, la presencia de la partícula enunciativa sa trasformada en ta por el capricho ó más bien necesidades de la eufónia. Otra prueba de que la sílaba ta no es aqui más que una partícula enunciativa es que la vemos desaparecer cuando se forman números ordinales, lo que se hace en tag: añadiendo al nombre de número el prefijo ika: ikalawa, segundo: ikatló, tercero, en donde vemos que dalawa tatló han perdido las sílabas da y ta.
Telo ó talo se emplea en la mayoría de lenguas polinesianas: a-toru tahitiano, tolo en Rotuma, telu malgache; y en las lenguas filipinas, tatlo en bisaya con la misma formación que en tagalog tatlo en iloc; tolo en bicol: a-tlú en pampango donde vemos la enunciativa reducida á una vocal y tolo sufrir una contracción idéntica al tagalog; tallu en ibanag. En todos estos nombres se observa la permutación de l, r, como ocurrió en dalawa.
En tagalog el radical tolo significa "añadir el tercer hilo á dos ya torcidos para hacer una cuerda." Yo no puedo afirmar si tolo era primitivamente el nombre de una cosa, y esta era una cuerda ó si el nombre del número tres se aplicó á la cuerda por estar formada de esta cantidad de hilos ó torcidas: lo que parece claro es la relación de ambas espresiones. Muy probable es sin embargo que se llamara tolo á una cuerda compuesta de tres partes y que de aquí le vinó el nombre á la cifra que hoy significa. Tali, que en tagalog como en lengua malaya, significa cuerda, tiene también con el nombre del número que estudiamos gran analogía de sonido: quizas sea una forma moderna Página 15y toló una antigua. Me parece lógico suponer que antes de saber contar ya tenían cuerdas y se servían de ellas los pueblos cuyas lenguas nos ocupan, de donde se deduce prioridad á la significación de cosa.
La palabra tolos, ancla, es otra que consideraremos: las anclas usadas por los malayos tienen varias garras, pero más comunmente tres, como la de los europeos dos. Por otro lado tali tiene además en malayo significación de una "pequeña moneda". Mi sabio y querido maestro el Abate Favre, en su diccionario malayo, dice que este nombre debe sin duda su origen á que su valor (0,65 céntimos de peseta) es igual á cierto número de piezas de cobre, muy pequeñas, que van todas juntas, ensartadas en una cuerda, tali. Nos atrevemos á suponer que tali, de sonido semejante á tolo, se aplicó á esta moneda, no por la circunstancia que supone mi citado maestro, sino porque su valor es el de tres wang, siendo el wang, según H. C. Milliers, una moneda indígena.
APAT, cuatro. La primera letra de esta voz es lo único que queda de la partícula enunciativa sa, de modo que una forma más antigua en tagalog sería sa-pat. En javanés-ngoko, en el que tantas semejanzas se encuentran con el tagalog, se dice pat y también papat.
El tipo más sencillo, al mismo tiempo que más antiguo, de donde indudablemente proviene la voz apat, se encuentra en las lenguas polinesianas: en tahitiano, sund. marq. ha; samoano, fa, pero no veo en estas lenguas, entre las cosas que ha y fa significan, (peciolo de la hoja del taro, blanco para disparar flechas,) nada que parezca ser lo que dió motivo para aplicar la misma palabra á significar cuatro.
Según W. de Humbolt la voz que denomina la cantidad cuatro significa en muchas lenguas "acabado, terminado" lo que le hace sospechar un sistema de numeración cuaternario. El Abate Havre presta un apoyo á esta suposición haciendo observar que en javanés kromo sakawan significa la voz cuatro y "un conjunto, un todo" encontrándose la misma coincidencia de sentido, con una voz diferente, en la lengua tahitiana en donde aha significa cuatro, multitud, conjunto, compañía.
Esto viene á confirmar lo que he dicho en el artículo isa. El número cuatro representó en un día el Página 16máximum de la numeración de los polinesianos, hasta que el nombre de la mano se aplicó á significar cinco.
LIMÁ. cinco. Nombre común á casi todas las lenguas de la Oceanía: la l cambia en r ó d en algunas de ellas, pero la palabra es la misma, y, en muchas, la significación primitiva de lima se conserva al mismo tiempo que la significación de cantidad que vino de aquella. Ya hemos dicho que significa mano, que tiene de común con la cifra cinco el número de dedos: esta significación se conserva hoy día en las lenguas bugui, makasar, sandwich, ibanag, etc. etc. En tagalog existe una palabra derivada de lima mano que es lamas y quiere decir manosear, apretar, estrujar entre las manos. En ilocano la mano se dice ima.
Algunos pueblos de Africa son incapaces de contar números superiores á tres. Es seguro que en una época contaron los polinesianos solamente hasta cinco: hoy mismo los Basis y las habitantes de la bahía de Triton, en la nueva Guinea, tienen una numeración quinal con la que llegan hasta la sifra 10: los primeros dicen;
Y los de la bahía de Triton:
Los mismos tagalog al servirse hoy día de piedrecitas ó sigais para hacer sus cálculos y sus operaciones aritméticas, proceden por agrupaciones de cinco del mismo modo que un español, si contara con las mismas piedras, las agruparía por decenas. Y es que en tagalog existe presentemente la numeración quinal no solo en la forma que decimos sino también en la numeración hablada. En algunas provincias se sirven de las exprePágina 17siones siguientes: 5, sang kamay (una mano); 10, dalawang kamay (dos manos): 15, tatlong kamay (tres manos), por grupos de cinco hasta llegar así á 45. Para decir 50, con el sistema de multiples de la mano, se diría una palabra bastante complicada: dalawang kamay na kamav (dos manos de mano). En ningún diccionario tagalog he visto señalada la significación de cinco que se dá á kamay, ni tampoco la numeración que acabo de indicar.
Cuando se contaba por grupos quinales, al número 50 debió aplicarse el calificativo varios que en época más remota, comprendía, como dijimos en el artículo de isa, de dos para arriba.
ANIM, seis. Repetiré aquí lo que me parece fuera de duda que, delante de cada nombre de número, en una época remota, se ponía la partícula enunciativa sa, cuyos rastros vemos en anim. Tenemos por consiguiente que considerar solamente nim al buscar el origen de la voz que denomina la cifra seis en tagalog.
Entre las lenguas polinesianas, ninguna tiene una voz que se asemeje tanto al tagalog como la lengua hablada en Timor-Laut, grupo de islitas situado entre Australia y Nueva Guinea, descrito y estudiado por Forbes: esta voz es enim. En dicha lengua, dicho sea de paso, todos los números, de uno á diez, tienen gran parecido al tagalog; esa, eru, etelo, efat, elima, enim, efitu, ewalu, esi, esapulo. Escusado parece decir que la e que precede estos nombres es una enunciativa, la misma que sa en tagalog. No tengo, de la lengua referida de Timor-Laut, más que una corta lista de palabras, con la que no me es posible saber si nim ó ni tiene otro significado además del de la cifra seis.
Una forma más sencilla del nombre anim nos presentan las lenguas tetu y lekale, habladas en él Este de Timor, isla situada en la extremidad oriental del archipiélago de la Sonda: esta forma es ne.
He aquí una série de trasformaciones de la voz que nos ocupa: tetu y lekale, ne; javanés-ngoko, nem; timorlaut, enim; malgache, enina; malayo, anem; tagalog, anim; bali, anam; madurés, nanam.
En sundanés se sirven de una voz completamente distinta: genap (se pronuncia guenáp), que significa "completo" en muchas lenguas (javanés, malayo, batta, etc., Página 18etc.,) lo que parece indicar que en Sonda, hubo un sistema de numeración que llegaba solo á seis, del mismo modo que en polinesia hubo un sistema cuaternario, como dijimos en el artículo apat.
PITÓ, siete. Nombre común á la mayoría de lenguas malayo polinesianas, en donde lo vemos variando su primera consonante en h, f, ó p, y su última vocal en o, u, indiferentemente. Marquesano, tahitiano, hitu; sandwich, hiku; samoano, fitu.
La forma primitiva de esta voz fué fiatu, cuyo origen y formación se pueden aun explicar con la lengua samoa; en esta, una forma anticuada del número tres es fia y la palabra tu significa cortar, quitar, suprimir. El sentido de esta voz compuesta, fiatu ó su contracción fitu, que es tres suprimir, se refiere á los dedos de ambas manos reunidos: de diez dedos se suprimen tres, quedan siete. Más adelante veremos la aplicación de este sistema en casi todas las lenguas de la Oceanía.
Volviendo á los radicales fia y tu, estudiaremos sus significados en otras lenguas polynesianas. El tahit. firi y sam. fili, significan trensar y el sand. y marq. fio; tienen la misma significación. Aquí aparece que la palabra fia ó sus trasformación fio, fiti, firi significan tres y un objeto en el cual la cantidad tres entra para algo, como la trensa. Lo mismo hemos notado con tatlo que, difiriendo completamente de sia y sus derivados, tiene la misma comunidad de significación, lo cual prueba que aquella significación de tres y de cuerda ó trensa no es una simple coincidencia y viene en apoyo de lo que decimos en este párrafo, del mismo modo que lo dicho aquí apoya aquello.
Tua significa también cortar en tahit. Antiguamente se decía tu; pero un rey así llamado, prohibió, según uso tahitiano, el empleo de este silaba en la lengua. En marq. y sand. tua, que significa también cortar, tiene además el sentido de cosechar.
En malg. se dice fitu: en javanés ngoko pitu y últimamente tagalog pitó. En mal. se usa una voz que por separse por completo del tagalog no nos interesa aquí su estudio: se dice tudju, lo mismo que en makasar.
Página 19WALÓ, ocho. Podrá haber estrañado la explicación que acabo de dar de la formación y sentido de la palabra pitó. En cuestión de derivaciones y de etimología, fácilmente se penetra en el terreno de la fantasía, y con consecuencias muy lógicas se puede llegar á probar los absurdos más grandes. Prevenido contra este escollo y teniendo como la sensación de que, en el espíritu de algunos, con la explicación de pitó, he despertado la duda haciendo sospechar que he incurrido precisamente en eso que quiero evitar, en hacer fantasía, he de principiar por algunas consideraciones sobre uno de los nombres que recibe el número ocho en las lenguas malayas, para que sirva de prueba, por analogía, á lo dicho sobre pitó.
Al lado de la voz waló, con mas ó menos variaciones usada en polinesia, emplean las lenguas que más se acercan al tipo malayo, las voces delapan y karua. En mal, sundanés y achinés, se usa delepan: es su origen sundanés según J. Rigg, en cuya lengua dua significa dos y lepan doblado. Refiriéndose á los dedos de las dos manos, que son diez, dos doblados, nos dejan ocho. Según mi ilustre amigo el sabio orientalista Mr. Aris. Marre, en las islas de Arru, se emplea la voz karua formada de ka cuatro y dua ó rua dos: es decir, cuatro dos igual á ocho. Ahora parecerá muy natural que á pitó le atribuya yo la formación que he explicado y que es del mismo carácter que la de delapan ó dualepan.
Viniendo á nuestro waló tagalog, debo confesar que me ha dado mucho que hacer. Su forma más antigua me parece ser walo ó varu que se encuentra en samoa, tahitiano, sandwich y marquesano. Su formación creo yo que sea esta: va-lua ó bien va-rua. Va y también iva significan en samoa espacio entre dos cosas, vacío entre dos objetos ó cosas. Rua, lua ó dua significan dos como ya vimos en otro lugar. Valua ó varua ó simplemente valu tendría el sentido de espacios dos, refiriéndose á dos manos unidas que tenemos que suponerlas así desde que descubrimos el sentido de pitó y delapan: los dos espacios ó vacios ocasionados por la falta de dos dedos, reducen á ocho los que quedan para contar en ambas manos.
Puede no satisfacer á muchos esta explicación, no porqué parezca ilógica, sino porque era de esperar que se usara la misma voz que en pitó indicó la sustracción: en uno se dice expresamente quitados dos y en otro la idea de desaparición de dos es secundaria y como consecuencia de dos espacios ó varios, en el lugar en donde debía Página 20haber dos dedos. Esto no significa, en todo caso, más sino que no se ha adoptado la misma palabra para expresar la misma idea. Lo principal es que la formación de pitó y waló responde á una misma idea, á un mismo sistema de representación objetiva de cifras. Los números se fueron formando según las necesidades: no había reglas generales para su formación, porque de haberlas se hubiera llegado á contar lo incontable como ocurre ahora con nuestro sistema, que nos permite hacer cálculos y amontonar tales cifras, que nuestra imaginación, se puede afirmar, no las llega á comprender. No habiendo pues una regla general, facil es concebir como pitó tubo una formación y waló otra, habiendo en ambas palabras de común, que se fundan en una sustracción operada sobre la cantidad diez, representada por los dedos de ambas manos.
SIAM, nueve. Vamos ante todo á demostrar que la forma actual de la palabra tagalog, es el resultado de una série de trasformaciones de la voz iva que significa este mismo número en las lenguas, tahitiana, marquesana sand. y samoa. Al pasar al novo-zelandés su v se convirtió en w y se formó iwa: en la isla de Rotuma se añadió una ch y quedo chiva y también chivu: la letra añadida fué s en firakú (en el E. de Timor), en donde, además, se convirtió la v en b quedando la voz trasformada en siba y en las lenguas tetu y lekale suprimiendo la consonante intermedia s, se dijo sia. Por razones de fonética, las lenguas filipinas han añadido una m última y tenemos actualmente la voz siam cuya derivación acabo de demostrar.
Hemos dicho en waló que la significación de vá era "espacio": iva es su sinónimo y en aquella palabra se le añadió la voz rua ó lua ó sus contracciones lu, ru, por que se trataba de dos espacios: aquí que no se trata más que de un vacío, no ha tenido que añadirse complemento alguno, aunque me parece muy posible que la s, que le precede en tagalog, sea un vestigio de la partícula enunciativa sa que ya he dado á conocer en otros artículos de este estudio. Esta palabra viene á apoyar mi opinión sobre la composición de varu ó valu. Del mismo modo la formación de delapan se vió confirmada cuando se supo que, para espresar la cantidad nueve, se usaba en las mismas lenguas la voz salapan, cuyo sentido es, uno sa quitado (lapan). En mal, se dice sambilon, nueve, forPágina 21mado de sa, uno y ambilan siendo quitado. En achinés se dice sakurang; sa, uno; kurang (parecido al tagalog kulang,) falta.
Los números 7, 8, 9 se expresan en lengua de Palaos siguiendo este mismo precedimiento. Uno, dos, tres se dice: reb, rub, adolib y anteponiendo á estas voces el prefijo me se tiene formado el nombre de las cifras 7, 8, 9. Yo no sé cual sea el significado propio del indicado prefijo me, pero sabiendo el sistema generalmente empleado en Oceanía, lógico es suponerle un significado de sustracción: medilib, siete, compuesto de me y una contracción de adolib, tres: merub, ocho (me y rub, dos): mereb, nueve (me y reb, uno).
En vista de tantos y tan repetidos ejemplos no cabe dudar ni buscar nuevas pruebas: las palabras usadas podrán ser distintas en la forma, pero no en el fondo y todas nos revelan una misma idea en el sistema de numeración.
Si el nombre de lima, cinco, que significa también la mano, no nos hubiera puesto en la pista, si se me permite espresarme así, quizás no hubiéramos llegado á comprender el significado de 7, 8, 9; pero una vez provistos de aquel dato relacionamos el sentido de las palabras que denominan estos números, con la existencia de diez dedos de las dos manos, que son los que constituyen el sistema de esta numeración, y no podemos dudar que las etimologias dadas á números tagalog, son no solo lógicas, sino verdaderas.
SAÑGPÓO, POWO, POLO. diez. Como los números 7, 8, 9, se llaman, como hemos visto, basándose en la cifra diez representada por los dedos de las dos manos, natural es que el nombre de 10 signifique al propio tiempo ambas manos ó cosa que se refiere á ellas.
Ya he dicho en el artículo limá que los tagalog emplean la expresión dalawang kamay, dos manos, por decir diez: también dije que eran estas expresiones, testimonio de la existencia de una numeración quinal antigua con la que no se podía contar más que hasta 49 ó 50. Podía realmente contarse más allá de esta última cifra, pero á fuerza de repetir la voz kamay se habría llegado á la formación de una palabra incomprensible y complicada. El día que la cantidad diez llegó á expresarse por una Página 22palabra sola y propia, la numeración pudo fácilmente ir hasta una cifra doble de la que expresaba el sistema quinal, y se pudo decir 99 y también 100.
En muchas lenguas de las que me ocupan, veo una relación entre el nombre de diez y el de una medida. El marquesano tipoo, que significa una medida de un palmo, está compuesto de una contracción de pití, tahitiano, que significa uno, y de poo, palmo de la mano; lo que demuestra que, como los europeos, se sirvieron de las manos para medir. De aquí probablemente se derivó la forma tipa del tagalog, que significa precisamente el palmo como medida. El samoano fua, quiere decir diez y también una medida, no és cual; pero no sería ilógico suponer fuera el palmo ó algo que se relacionara con alguna de las dimensiones de la mano. Aquí tenemos ya una relación entre el núm. 10 y una medida con la mano.
En el tagalog antiguo según Noceda y S. Lucar, diez se decía toro y esta voz significa, en pampango, un geme que en tagalog se dice tumuro (um, interfijo). Este mismo vocablo significa en ilocano "un ancho de dedo". La verdad es que, turo pampango, significa más bien el ancho de dos manos puestas juntas una al lado de la otra; anchura total que también se mide por la distancia de la extremidad del pulgar y de la del dedo índice estendidos: de allí que este último recibió en tagalog el nombre de hintuturo. Más tarde, en tagalog, turo recibió la significación de apuntar, señalar, por ser sin duda acción para la cual se emplea el dedo índice.
El sentido de muchas palabras me hace ver que las medidas las tomaban con el ancho de los dedos ó de las manos. Del mismo modo que la vara tenía distintas proporciones en las provincias de España, los nombres de medidas se referían también en Filipinas á longitudes no siempre iguales entre las diferentes agrupaciones étnicas, ó, con más propiedad, lingüísticas. El geme, que en pampango y tagalog tenía la anchura de dos manos juntas, solo comprendía en ilocano la anchura de cuatro dedos; es decir, una palma de mano (sin comprender el pulgar). Dice el diccionario del P. Carro: "sañgapat tamodoan, un geme", cuya traducción, al pié de la letra, es: cuatro tamodos (de todo con el interfijo am). Los bicoles medían también por la anchura de la mano y decían: dapalan nin palad, ancho de la palma. En pampango, al lado de toro, tenían el damak, "medida de cinco dedos Página 23que es la mano á lo ancho", según Bergaño; y no se crea que damak signifique la mano ni se asemeja á la voz que designa esta en pampango. Una forma poco usada en el día, en bicol, para decir diez es, tagnob, voz que hemos hallado en pampango trasformada en sapno que quiere decir, "cargar con las palmas de las manos". De nuevo tenemos aquí la comunidad, que he señalado, de significación de diez y de algo que se hace con las dos manos ó las respresente unidas. Tantas repeticiones en esta doble significación, que se explican teniendo en cuenta lo dicho y observado en los números 7, 8, 9, no pueden ser hijas de la casualidad y nadie se atreverá á calificarlas de pura coincidencia.
Me parece, pues, poder afirmar que las palabras usadas hoy día en algunas lenguas malayo-polinesianas para designar la cifra diez, son trasformaciones de forma y sentido de palabras que, primitivamente, sirvieron para designar una actitud de ambas manos. Pero el tagalog sangpoo es una contracción de sang polo. Es inutil pretender que polo deriva de toro: tampoco se tiene que recurrir á las lenguas polinesianas: la explicación la tenemos en las mismas lenguas filipinas, en muchas de las cuales pulus, polon, significan totalidad, conjunto, todos, sentido que, aplicado á los de los de ambas manos, indicó el número diez.
LABINISÁ, once; LABINDALAWÁ, doce; LABINTATLÓ, trece; etc., etc., etc.
Con los nombres anteriores los tagalog tenían la base para la numeración decenal. Del mismo modo que para nombrar 7, 8, 9, se sobreentendía diez al decir, menos tres dos ó uno, así también, para decir 11 á 19 se decía más uno, más dos, etc., etc., sin decir diez. Efectivamente, en tagalog labin isa, 11; labin dalawa, 12, etc., etc., significa sobra, es decir, de más uno, de más dos, callando "diez" á que al decir de más se hace referencia. En malgache se siguió el mismo procedimiento; fuluraikamby, diez uno-más: en malayo se dice sa blas, dua blas, sin que hasta ahora los lingüistas hayan hallado la significación propia de blas, belas ó welas del malayo y del javanés.
Página 24DALAWANGPÓO, veinte; TATLONPÓO, treinta etc., etc., no necesitan explicación después de lo que acabamos de decir, pues su sentido se comprende facilmente.
SANDAAN, un ciento; DALAWANDAAN, dos cientos; etc. etc. De la centena para arriba, la significación propia de las voces que designan las cifras, en las lenguas polinesianas, es: mucho, gran número, innumerable, etc. etc., palabras que aunque no determinan ninguna cantidad, significan una cifra dada que varía según las necesidades de cada pueblo y su grado de cultura.
En tahitiano se aplicó el nombre de rau, mucho, á la cifra 100: fué sin duda el mayor número que pudieron ó tuvieron necesidad de expresar. En Samoa la misma voz, cambiando la r en l, se-lan, un mucho, se aplicó asimismo á igual número. En malayo ciento se llama saratus, voz que, más ó menos modificada hallamos en malgache, zatu; en javanés-n~goko, satus; en ibanag gatut; bicol y bisaya, gatos y en ilocano gasut. ¿Provienen estas expresiones de la raiz tahitiana rau? Es posible y probable que en un principio esta voz representada por el radical malayo ratus, careciera de r, en cuyo caso no vendría de rau, que acabamos de decir, sino de atus ó atos. Así lo vemos efectivamente en javanés kromo y en la lengua de Bali; otras veces en lugar de principiar con r lo encontramos con g (ibanag-bicol, bisaya é ilocano) ó con s ó z (javanés-n~goko y malgache). J. Rigg, explica en su diccionario sundanés, que atus ó tus es una abreviación de tutus, nombre de una cuerda de bambú que los sondaneses usan para contar y sobre la cual hacen unas marcas: cada decena se indica por un intérvalo y diez de estos intérvalos completan el número ciento y llenan el bambú ó tutus, por lo cual dirían un tutus, satutus, de donde la contracción satus.
La palabra usada en tagalog, daan no proviene evidentemente de ninguna de las que acabamos de examinar. En pampango se usa la voz dalan. Ambas voces significan además en las dos lenguas, camino, paso, pasar, en sentido propio y figurado. Ya hemos dicho que, según los diccionarios antiguos, los pampangos y los tagalog "se servían para contar de unos palillos". No sabemos la forma que tuvieran, pero es probable que fueran varios, puesto que dicen "unos palillos" y siendo así, su número pudo ser de diez. Dado esto, pudiera ser que, del mismo Página 25modo que los sundaneses decían un tutus para cada bambú lleno de señales de diez, los tagalos después de contar ciento con sus palillos, como tenían que volver á contar con los mismos, decían sandaan, un pase, es decir: contados una vez, que era decir ciento, puesto que para concluir con su cuenta se llegaba á esta cantidad. En pampango se dice dinalan, es decir, "se pasó".
SANGLIBU, un mil. Para expresar esta cifra han empleado los marquesanos, lo mismo que los sandwichs, la voz mano, mucho, de idéntica significación que las que los tahitianos y samoas, como dijimos antes, aplicaron á ciento. Estos últimos tienen el vocablo afe para expresar mil y los tahitianos han tenido que formar una palabra nueva, tawatimi, compuesta de tawa pronombre demostrativo y de timi, incontable innumerable. Las lenguas malayas emplean una voz de orígen extranjero: ribu, que en tagalog hace libu, proviene según mi maestro el abate Favre del hebreo ribbo, por el intermedio del árabe, aunque es verdad que ribbo en hebreo y ribet en árabe significan diez mil; pero, como pronto veremos, los malayos, al adoptar nombres sanscritos de cifras elevadas, han confundido su verdadero significado y las han consagrado á nombrar números diferentes que en la lengua de donde los tomaron.
LAKSA, diez mil. Esta cantidad tiene nombre propio en muchas lenguas polinesianas. Ya hemos visto que la voz mano, gran número, gran cantidad, se aplicó en marquesano y sandwich á significar mil: en Samoa la emplean para señalar diez mil. En malayo, makasar, sundanes, javanés, dayak, lo mismo que en la mayoría de lenguas filipinas, se dice laksa, voz de orígen sanscrito, cuyo significado en aquella lengua es de cien mil.
No pára aquí la denominación especial para números de una cantidad elevadísima. El tagalog emplea aún la siguiente:
YOTA, SANGYOTA, cien mil: Sang es una forma del numeral uno. En sanscrito ayuta significa solo diez mil, por lo que se ve que, en tagalog, se ha permutado la significación de laksa y ayuta.
Después de este pequeño estudio se pueden sacar las siguientes conclusiones:
El origen del nombre de los números tagalog es triple: 1.º origen polinesiano, el más antíguo, el de la primera numeración; oceaniano, porque es común á casi todas las lenguas malayo-polinesianas: 2.º orígen própio: 3.º orígen extranjero, árabe ó hebreo (que para mi modesta opinión es lijeramente dudoso) y sanscrito.
La presencia de los nombres sanscritos significando números tan altos como diez y cien mil no debe hacernos sacar una falsa conclusión, á saber: que la numeración, por las necesidades materiales de estos pueblos, tuvo que admitir esos nombres para la facilidad de sus cálculos. La introducción y la adopción de esas voces no ha tenido un fin práctico, y es en la poesía, en los cuentos, en la literatura, en fin, de orígen hindu, tan llena de exageración oriental, ó más bien infantil, que encontraremos la razón del uso de tales voces.