The Project Gutenberg eBook of Quince minutos en globo

This ebook is for the use of anyone anywhere in the United States and most other parts of the world at no cost and with almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included with this ebook or online at www.gutenberg.org. If you are not located in the United States, you will have to check the laws of the country where you are located before using this eBook.

Title: Quince minutos en globo

Author: Joaquín Barberá

Release date: July 17, 2016 [eBook #52595]

Language: Spanish

Credits: Produced by Carlo Traverso, Ramon Pajares Box and the
Distributed Proofreading team at DP-test Italia. This
project is part of the celebration of 15 years of DP and
5 years of DP-IT.

*** START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK QUINCE MINUTOS EN GLOBO ***


Nota de transcripción


Cubierta del libro

[p. 1]

QUINCE MINUTOS EN GLOBO



[p. 3]

QUINCE MINUTOS EN GLOBO

DISPARATE CÓMICO-LÍRICO-BAILABLE

EN UN ACTO, EN PROSA Y VERSO

ORIGINAL DE

JOAQUÍN BARBERÁ

Y

«LOZANO FRANCO»

Estrenado con gran éxito en el TEATRO LARA en
Diciembre de 1895

Ilustración ornamental

MADRID

R. Velasco, impresor, Marqués de Santa Ana, 20
Teléfono número 551

1896


[p. 4]

REPARTO

PERSONAJES ACTORES
DOÑA ANSELMA Sra. Valverde.[*]
CARLOTA   Pino.
PETRA Srta. Lasheras.
ESTRELLA   Sinova.
LUISA   Núñez.
ELISA   Grajera.
ROSA   Palma.
JUANA   Gómez.
RUFINO Sr. Ruiz de Arana.
MR. WAN-VIN   Larra.
DON ROSENDO   Rubio.[*]
ANDRÉS   Nortes.
RAMÓN   Gonzálvez.
PÉREZ   Valle.
LÓPEZ   Barbero.
Convidados y artistas,—Coro general

[*] La Sra Valverde y el Sr. Rubio se han encargado de papeles inferiores á sus categorías en obsequio á los autores, que se lo agradecen mucho.

Nota. En esta obra el Sr. Santiago tomó parte haciendo la imitación del ventrílocuo O’Kill, siendo muy aplaudido. También las Srtas. Peña bailaron sevillanas, siendo celebradas justamente.

El derecho de reproducir los materiales de orquesta de esta obra pertenece á D. Florencio Fiscowich, á quien dirigirán sus pedidos las empresas teatrales que deseen ponerla en escena.


[p. 5]

ACTO UNICO

Jardín. A la izquierda fachada de hotel con ventana practicable en primer término, y puerta en segundo. Muchas sillas que esta colocando Ramón. Al foro tapia y telón de horizonte; á la izquierda árboles y plantas.

ESCENA PRIMERA

Sale por la derecha RAMÓN y se dirige á la puerta del hotel; á poco PETRA.

Ram.

¡Petra! (Viendo que no le contesta se dirige al segundo término y llama más fuerte.) ¡Petra! Pero ande andará esta zángana. (Se dirige otra vez á la derecha. Sale Petra por la puerta del hotel y le grita al oído á Ramón muy fuerte.) ¡Petra!...

Pet.

¡Qué quiees!

Ram.

¡Animal! Dispués que tengo ya enritación de gritar. ¿Por ande andabas?

Pet.

¡Por el suelo, avestruz! ¿A qué vienen esas voces?

Ram.

A que me digas si están colocadas estas sillas como me ha dicho la señora, patológicamente, en semicírculo.

Pet.

Lo que hace falta es que estén mu limpias, porque no deben tardar la señora y su acompañamiento.

Ram.

Pus ya debían estar aquí, porque el tren ya ha llegao hace rato.

Pet.

Si han ido á esperar á muchos amigos de Madrid, al novio, á la señorita y á su padre.

[p. 6]Ram.

Ya lo sé.

Pet.

Pero, ¿no sabes que la señorita no le quiere á su futuro?

Ram.

Pus le quedrá á la fuerza, porque si no nuestra señora no se casará con el padre de esa señorita.

Pet.

Esa es la condición que ha puesto la señora, pero me parece que no les va á salir la combina.

Ram.

Saldrá con vino, porque hoy por la cuestión de concederle la mano juerga onomástica, y el día de la boda...

Pet.

No digas barbaridades. (Imitándole.)

Ram.

Lo que yo digo, es que entre trago y trago, achuchón, y que con vino se anda el camino y con el tiempo...

Pet.

Ya están ahí. (Idem. Se oyen las voces de don Rosendo y doña Anselma.)

Ram.

Pus chitón y vámonos. En boca cerrada... ya se sabe, y más vale un quién pensara... (Vase Ramón por el segundo derecha y Petra por la puerta del pabellón.)

ESCENA II

CARLOTA del brazo de RUFINO. DON ROSENDO del de DOÑA ANSELMA. PÉREZ en medio de ELISA y ROSA y LÓPEZ en medio de JUANA y LUISA. Los demás convidados detrás, hablando con mucha animación.

Ans.

Ya estamos en casa.

Ros.

¡Gracias á Dios!

Carl.

Eso, Suélteme usted. (Bruscamente.)

Ans.

¡Pero niña!...

Ruf.

¿De usted todavía?

Ros.

Es preciso que tutee usted á su futuro.

Carl.

No puedo acostumbrarme.

Ans.

¡Y qué cara de panoli tiene el novio de Carlota!

Elisa

Pues es muy extraño, porque está empleado en el Ayuntamiento.

Jua.

¡Qué suerte tienen algunas! ¡Casarse con un hombre tan feo!

[p. 7]López

¡Como que se llama Rufino!

Ans.

Vaya, vaya, adentro. Lo que exijo de todo el mundo es que haya franqueza.

Ros.

¡Que no haya cumplimientos!

Ans.

A quitarse cada uno lo que le acomode. Vayan ustedes pasando. (Vanse por detrás del hotel todos los convidados, los últimos Rosendo y Anselma.)

Carl.

Yo me quedo aquí tomando el fresco.

Ros.

Acompáñala, Rufino.

Ans.

Y tutéale.

Carl.

(Voy á acusarle las cuarenta y me voy á salir de los tres.)

ESCENA III

CARLOTA y RUFINO.

Ruf.

Vamos, Carlotita...

Carl.

¡No se acerque usted!

Ruf.

Pero, ¿hasta cuándo?...

Carl.

Y le advierto á usted que me importa muy poco que mi mamá le conceda mi mano, porque como soy yo la que tiene que pronunciar el sí...

Ruf.

Mira, Carlota, yo no sé por qué me has tomado esa ojeriza, yo no tengo la culpa de que nos quieran casar. Mi papá me dijo un día:—Vamos á ver, Rufino, ya no eres un niño, no eres guapo... pero tampoco... lo serás nunca.—¿Te gusta Carlota, la hija de doña Anselma? Yo le contesté...—Papá, yo soy como Telémaco, me gustan todas.—¿Pero Carlota te gusta más?—Me gusta.—Pues es preciso que te cases con ella. Yo le dije:—Tendrá que ser un domingo, porque los demás días tengo que ir á la oficina.

Carl.

(¡Estúpido!) (Riéndose.)

Ruf.

Pues por eso quiero que te cases con ella para que no volvamos á la oficina; y claro, como allí se me figura que me toman el pelo, pues dije, me casaré con Carlota para que me lo tome ella sola.

[p. 8]Carl.

¡Y no lo sabe usted bien! Como me vea obligada á casarme con usted...

Ruf.

Pero, ¿por qué me tienes esa rabia?

Carl.

Porque no le quiero á usted.

Ruf.

Pues eso me pasa á mí. Pero me gustas, porque á mí me gustan todas...

Carl.

¡Pues á mí no me gusta más que uno!

Ruf.

Y no soy yo, ¿verdad?

Carl.

¿En qué lo has conocido?

Ruf.

En que no lo sabes disimular; pero al otro día de la boda cambiarás de opinión. Mira, yo me acerco á una mujer y dice ¡qué feo es! Pero como lleguemos al seno... de la intimidad concluye por llamarme simpático. Pero lo que aquí sucede es que tú tienes otro novio.

Carl.

Le tenía, porque no sé qué es de él; un joven que conocí en Biarritz el verano pasado; no sé qué es de él.

Ruf.

Pues créete que entonces ha volado con otra paloma. Nada, ya verás como acabo por gustarte.

Carl.

Es que yo le quiero al otro y seguiré amándole aunque me casen con usted.

Ruf.

¿A mí qué? Como él no te querrá...

Carl.

Pues le engañaré con el primero que encuentre.

Ruf.

¡Bueno!

Carl.

¿De modo que si yo tengo otro amante se quedará usted tan fresco?

Ruf.

Tendré filosofía como hacen otros; porque suponte que tú me pillas con una mujer, como ya te he dicho que me gustan todas...

Carl.

Es que además no le dejaré á usted un momento tranquilo, porque yo tengo muy mal carácter y le reñiré por cualquier cosa. Tendremos un infierno continuo.

Ruf.

Peor para el carbonero.

Carl.

Y si me contraría usted en lo más mínimo seré capaz de pegarle.

Ruf.

Manos blancas no ofenden.

Carl.

¡Es que cogeré un palo!...

Ruf.

¡Cómo!

Carl.

Así. (Le quita el bastón y le amenaza.)

Ruf.

No vale hacer daño, ¿eh? (Huyendo.)

[p. 9]ESCENA IV

DICHOS y DON ROSENDO y DOÑA ANSELMA por el segundo derecha.

Ros.

¿Ve usted? ya están jugando.

Carl.

Para juegos estoy yo. Le estaba haciendo el programa para cuando nos casemos.

Ruf.

Y dice que me va á pegar.

Carl.

Que le pegaré y que se la pegaré.

Ans.

¡Niña!

Carl.

¡Sí, mamá, yo no le quiero, ea!

Ans.

¿Oye usted?

Ros.

Cosas de chiquillos. No la haga usted caso. (Ahora un poquito de energía.)

Ans.

¿Pero estás loca? Es preciso que me obedezcas.

Carl.

¡Si no fuera usted mi mamá!...

Ros.

¡Está loca!...

Carl.

Sí, señor, de rabia. (Tira el bastón y vase corriendo por el hotel.)

Ros.

Anda Rufino, acompáñala.

Ruf.

¡Es que me va á pegar!...

Ros.

Con eso te vas acostumbrando.

Ruf.

(¡Pues lo que es ahora no me le quita!) (Coge fuertemente el bastón y vase detrás de Carlota.)

ESCENA V

DON ROSENDO y DOÑA ANSELMA.

Ans.

¿Y qué hacemos?

Ros.

¡Qué hemos de hacer, convencerla, á mí me gusta usted mucho! Y como una cosa depende de la otra, ¡velay!

Ans.

Yo también le aprecio á usted, pero hemos convenido en hacer antes la felicidad de los chicos.

Ros.

Ya verá usted como convencemos á Carlota. A todas las muchachas les pasa á ustedes lo mismo.

Ans.

Muchas gracias. (Con gazmoñería.)

[p. 10]Ros.

Felizmente yo soy muy previsor y como usted me ha autorizado para que yo disponga hoy lo que quiera, ya verá usted qué diversiones he preparado para esta tarde.

Ans.

¿Qué diversiones?

Ros.

Pues una función con una sorpresa al final. A esa muchacha hace falta distraerla.

Ram.

¡Señora!

Ros.

¿Qué hay?

Ram.

Que tenemos títeres. (Muy contento.)

Ros.

¡Ah sí! Que pasen. Son unos artistas que van de paso para Madrid. ¡Ya verá usted lo que nos vamos á divertir!

Ans.

Por supuesto que yo pago los gastos.

Ros.

¡Ah, señora! No pensaba ofenderme.

ESCENA VI

DICHOS, WAN-VIN, ESTRELLA, ANDRÉS y ARTISTAS. Coro general por la puerta del foro.

Música

Todos

Buenas tardes.

(Haciendo un saludo como si acabaran de hacer un ejercicio.)

Aquí estamos los artistas

cuya gran celebridad

por el mundo entero corre

pero á gran velocidad;

por Italia, Francia y Rusia,

por Pekín y el Indostán,

por Loeches, por Brihuega

y otros mil puertos de mar.

Wan.

Yo de la troupe

el jefe soy,

Mosié Wan-Vin

su servidor.

Los que hay aquí

mis hijos son,

también de gran

reputación.

Yo soy equilibrista

[p. 11]de fama y de valer,

gimnata este muchacho (Por Andrés.)

y Estrella lo es también.

Y todos aquí

dispuestos se hallan ya

para lo que nos quieran

ustedes mandar.

Todos

Para lo que nos quieran

ustedes mandar.

Wan.

En montgolfier

asciendo yo,

siempre con gran

exposición;

porque á diez mil

metros ó más

al ascender

suelo llegar.

Estoy entre las nubes

igual que estoy aquí,

y escucho á las estrellas

á veces discutir.

Y todos aquí

dispuestos se hallan ya

para lo que nos quieran

ustedes mandar.

Todos

Para lo que nos quieran

ustedes mandar.

¡Lá!

(Haciendo el mismo saludo que antes.)

Hablado

Ros.

¡Pero cúbranse ustedes!

Wan.

¡Hace calor, mocho calor!

Todos

(A compás.) ¡Mocho calor!

And.

Con permiso. (Cubriéndose echándose el sombrero adelante.)

Ans.

(Yo conozco esa cara.)

Ros.

(Es guapa la siñorina.) Pues ya sabe usted lo que le dije, se trata de hacer pasar el rato á unos amigos... en fin, una función que esté al alcance de sus fuerzas.

Wan.

¿De mis fuerzas? Sepa usted que aunque[p. 12] parece que mi físico es endeble, tengo una musculatura macho.

Ans.

¡Lo creo!

Todos

¡Mocho! ¡Macho! (Igual que antes.)

Wan.

Pero no la ejercito porque me dedico á otros trabajos más en consonancia con el gusto del público. Mas yo he llegado á cargarme...

Ans.

¡Algún vagón!

Wan.

A todos los artistas de mi compañía.

Ros.

¡Qué barbaridad!

Wan.

Cuarenta y dos.

Est.

Y un pero.

Ans.

¿Cuarenta y dos? Usté no es francés.

Wan.

Pero ahora nos dedicamos solamente á números de escenario mocho bonitos.

Todos

¡Mocho bonitos! (Igual que antes.)

Ans.

(Parecen un reloj de repetición.)

Ros.

(Sí, ellas dan la hora y usté los cuartos.) Bueno, nosotros no somos exigentes, un par de numeritos y en seguida la sorpresa que hemos convenido.

ESCENA VII

DICHOS y CARLOTA en la ventana.

Carl.

(¿Más convidados?)

Ans.

¡Cuando yo digo que conozco esa cara!... (Fijándose en Andrés.)

Carl.

(¡Cielos! ¡Andrés!)

Ros.

¿Por qué mira usted tanto á ese artista?

Ans.

Porque... oiga usted (A Wan-Vin.) yo he visto esa cara en otra parte.

Wan.

No puede ser, la ha llevado siempre ahí.

Ans.

¿Es hijo de usted también?

Wan.

Es el novio de mi hija Estrella.

Carl.

(¡Su novio!)...

Wan.

Y con el tiempo será una notabilidad.

Carl.

(¿Será cierto?)

Wan.

Mi hija es muy desgraciada.

Todos

¡Muy desgraciada!

Wan.

No la dura ningún novio más de un día.[p. 13] Pero este ó se casa con ella ó hago una plancha sobre él.

And.

(¡O lo otro!)

Wan.

Conque usted nos dirá donde nos hemos de vestir, porque necesitamos, sobre todo las señoritas, una chambre.

Ans.

¡Pobrecillas! No tienen chambra.

Ros.

Esto es cosa mía. ¡Ramón! (Llamando.) ¡Ah!... Oiga usté, musiú, ¿No tienen ustedes caballos en libertad?

Wan.

Sí, señor; cuando se quemó un circo que yo tenía huyeron y no los he vuelto á ver. (Sale Ramón.)

Ros.

Ramón, estos señores á la cuadra.

Ans.

¡Don Rosendo!

Ros.

(¡Ya están acostumbrados!)

Wan.

Hasta luego.

Todos

Hasta... luego. (Vanse con Ramón segundo derecha.)

Ros.

¿Lo ve usted? ¡No protestan!

And.

(Yo necesito ver á Carlota.)

Carl.

(Conque enamorado de una titiritera, ¡ah, falso!)

Ros.

Nosotros á avisar á nuestros convidados. Vamos.

Ans.

¡Me escama ese artista! (Vanse por detrás del pabellón.)

ESCENA VIII

CARLOTA, en seguida ANDRÉS.

Carl.

¿Conque su desaparición era que me engañaba con otra?

And.

¡Carlota! (Saliendo.)

Carl.

¡Apártese usted de mi vista! ¡Lo sé todo! Váyase usted con su Estrella.

And.

Yo te explicaré...

Carl.

Es inútil; ya sé que tiene usted disposiciones para el arte gimnástico. Y yo que me negaba á casarme con el otro. ¡Obedeceré á mi mamá!...

And.

¡Si tú te lo dices todo!...

Carl.

Hemos concluído. Adiós para siempre.

[p. 14]Música

And.

¡Carlota, ven

por compasión!

que yo te juro

que es todo ficción.

Carl.

Andrés, Andrés,

digo que no,

no te perdono

esa traición.

And.

(Cuando amor ella juraba

hace dos meses no más

¡quién había de pensar

que con otro se casaba!)

Carl.

(Su carácter atrevido

y su aspecto singular,

fué el que yo hube de soñar

para ser un buen marido.)

(Tiempo de vals.)

Pues tendría gracia

que sin más ni más,

esos devaneos

le iba yo á aguantar;

váyase en seguida,

pronto á preparar,

y con la otra aprenda

un salto mortal,

que estos equilibrios

le han salido mal,

porque con el otro

yo me he de casar.

And.

Carlota, ven, etc.

Carl.

Andrés, Andrés, etc.

Hablado

And.

¡Pero, Carlota, á un reo se le escucha!...

Carl.

¡Dos minutos!

And.

¡Bueno! Antes de tu partida de Biarritz, me encargó el ministro una misión secreta, urgente, que no me dió tiempo para despedirme.

Carl.

¿Y dónde has estado?

[p. 15]And.

En Alemania. Desde allí te escribí varias cartas.

Carl.

Que no he recibido.

And.

A los pocos días caí enfermo...

Carl.

¡Ya está usted bueno!

And.

¡Felizmente! Llego á España restablecido, doy cuenta á mi jefe de la misión secreta, y en seguida corro á verte, cuando me dice tu doncella que estás en Pozuelo celebrando la concesión de tu mano á no sé quién. Encuentro á esos titiriteros, le hago creer al padre que soy artista y que estoy enamorado de su hija y aquí me tienes dispuesto á todo.

Carl.

¿Es cierto?

And.

¡Lo juro!

Carl.

Perdona si te juzgué mal.

And.

Bueno, ahora te pregunto yo: ¿estás dispuesta también á todo?

Carl.

¿Qué es todo?

And.

Ya te lo diré, es una idea muy original

Carl.

Es que no pienses... (Se oyen voces de doña Anselma, don Rosendo y convidados.)

And.

Ya vienen. Disimula; pronto te explicaré mi plan. (Vase por la segunda derecha.)

ESCENA IX

CARLOTA, DOÑA ANSELMA, DON ROSENDO, RUFINO, LÓPEZ, PÉREZ, ELISA, ROSA, JUANA, LUISA y CONVIDADOS por la segunda izquierda.

Ans.

Vamos, vamos, señoras y señores, que cada uno se siente donde le acomode.

Ros.

¡Eso es, adelante señores, que se va á empezar!

Ans.

Parece usted de la compañía.

Pérez

Usted á mi lado.

Ros.

¡No faltaba más!

López

Yo, entre ustedes dos, ¡es un capricho! me atraen ustedes.

Elisa

¿Pero cuál le gusta á usted más? (Mirándolas al pecho.)

[p. 16]López

Cualquiera de las dos me gusta más. (Todos se sientan.)

(Ramón, vestido ridículamente con frac y guantes blancos, tocando una campanilla muy grande al rededor de los convidados hasta llegar á don Rosendo.)

Ans.

¿Pero qué haces, animal?

Ram.

Avisando que va á empezar la función. Me lo ha mandao el Diretor. Porgramas.

(Da uno á don Rosendo, todos avanzan á cogerle, y mientras Ramón le da una carta á Carlota.)

Ros.

¡Que me estrujan ustedes!

Carl.

¡Que me pisas, Rufino!

Ram.

(¡Tome usted, que no lo vean!)

Carl.

(¿Será de Andrés?) (Cogiendo la carta.)

Ruf.

¡Papá, papá!

Ros.

¿Qué quieres?

Ruf.

Que me tutea Carlota.

Ros.

¿Lo ve usted? con la alegría de la función.

(Todos se colocan en sus asientos.)

Ans.

Entonces debíamos casarlos en la capilla de la Plaza de Toros.

Ros.

Número uno. El...[1] (EL ó LA, según el ejercicio que sepa hacer el artista encargado del papel de Andrés. Al terminarle, todos le aplauden.)

[1] El Sr. Nortes, encargado de este personaje, hizo una escena compuesta por él imitando á un actor manco haciendo «Don Juan Tenorio.»

ESCENA X

DICHOS y ANDRÉS, que hace lo que indica en la anterior acotación.

Todos

¡Bravo, bien!

Ros.

Número dos: «Grisetas y marineros», ejercicio cómico-lírico-bailable, por la troupe de Folíes Bergeres.

Carl.

¿Qué dice?

Ans.

Que van á bailar las folías del Vergel.

[p. 17]ESCENA XI

DICHOS y CORO GENERAL. Ellas con trajes caprichosos; ellos de marineros, etc.

Música

Todos

Marineros y grisetas

van al gran buá de Bolonia

á bailar y á divertirse,

y á pasar el día en broma.

Que en el campo está bien visto

divertirse sin estorbos,

y jugar al lindo juego

«donde te pillo te cojo.»

Después de correr

y de bromear,

es preciso todos

contentos bailar,

y fíjense ustedes,

que esto tiene sic,

en el bailecito

que hacemos allí.

(Cancán á gusto del director. Al terminar hacen mutis en parejas. Véanse las acotaciones de la partitura.)

Hablado

Todos

¡Muy bien!

Ros.

Número tres. «El equilibrio mágico» por la señorita Estrella.

ESCENA XII

DICHOS y MR. WAN-VIN, de frac, muy sofocado.

Wan

Señores, por Dios les pido

que me escuchen un momento:

Mamzell Estrella, mi niña,

estándose ahora vistiendo

[p. 18]ha sufrido no sé qué;

la ha dado un dolor, que creo

tardará en pasarle un rato,

¡yo no sé cómo ha sido eso!

Estaba junto á un pesebre

de treinta y seis centímetros,

y le olor de la cebada...

en fin, yo no sé... lo cierto

es que yo la he preguntado:

¿qué te has roto ó descompuesto?

No contesta. ¿Es este brazo?

¿la oreja izquierda? ¿el cerebro?

¿la nariz, la boca, el homo-

plato lateral derecho?

Y vengo á decir ustedes,

en el preciso momento,

que no puede trabajar

cuando el gasto ya está hecho;

mas les diré que mi niña

¡es un asombro, un portento!

haciendo equilibrios; hace

con seis platos, un puchero,

dos copas y una badila,

sostenidas en el pecho

con una aguja de hacer

esas colchas de agujeros,

una gran fuente chinesca

con su pilón, por supuesto:

además, en cada mano

sostiene bastante peso;

en la izquierda treinta kilos

de paja y en la derecho

un celemín de cebada.

Ans.

Pues me parece un buen pienso.

Wan.

¿Decía usted?

Ans.

Nada.

Wan.

¡Bien!

Y premiada está por eso

con veintisiete medallas

de monarcas extranjeros.

Con la fuente en equilibrio

se canta y baila en flamenco

una canción, que un inglés

le ha enseñado; pero creo

[p. 19]que estoy molestando á ustedes

y perdón pido de nuevo.

Mientras preparo otro número

voy junto al pesebre...

Ans.

Eso

debe usté hacer en seguida.

Wan.

Sí señora, voy adentro

(Todo lo que sigue rapidísimo.)

á ver si el dolor la sigue

y yo encuentro algún remedio

fácil, breve, homeopático,

granular y dosimétrico

que el dolor á aquella niña

se le quite en el momento

y que pueda presentarse

ante público tan bueno.

¿Ya he dicho que me perdonen?

Pues mil gracias y hasta luego.

(Vase corriendo segunda derecha.)

Ans.

¡Pero oiga usté musiú!

(Vuelve á salir Mr. Wan-Vin y habla aparte con don Rosendo.)

And.

(¿Has leído mi carta?)

Carl.

(Sí.)

And.

(¿Y qué contestas?)

Carl.

(Que sí, tendré valor.)

Ros.

¿Que no está? Pues es preciso darse prisa.

Wan.

A ver cómo los entretiene usted. (Vase.)

ESCENA XIII

DICHOS menos WAN-VIN.

Ans.

¡Si la oyeran ustedes! (A los convidados.)

Ros.

¿De qué se trata? (A doña Anselma.)

Ans.

De que digo á estos señorea que mi hija canta muy bien sin necesidad de hacer esos ejercicios.

Todos

¡Que cante, que cante!

Ans.

¿Usted la ha oído?

Ros.

No señora, pero nunca en mejor ocasión, porque el ejercicio que sigue no lo tienen aún preparado. Cante usted cualquier cosa.

[p. 20]Carl.

Pero si lo hago muy mal.

And.

(Disimula y canta.)

Wan.

(Saliendo.) Mosié Andrés, allons. (Vase Andrés.)

Carl.

Veremos cómo sale.

Música

Carl.

La muchacha que á los veinte

coqueta no es,

ni es bonita ni ha aprendido

que es querer.

Si al Pinar de las de Gómez

va con mamá,

con el paso menudito

debe andar:

y si cruza alguna calle

ha de saber

el vestido así con gracia

recoger.

Pues si el pie de la muchacha

es chiquitín

entre aquellos que la miran

arma un motín.

Tengo muchas ganas

de coquetear

y en mí constituye

una enfermedad.

¡Madre de mi vida,

yo me encuentro mal!...

¡Ay, mamá del alma,

llévame al Pinar!

II

El lenguaje del pañuelo

hay que saber,

que á las chicas de mis años

útil es.

Si se pasa por los labios

es quiero amar,

si le apoyo sobre el hombro

es ven detrás.

Si le apoyo en este oído,

sígueme,

[p. 21]si le apoyo en la mejilla,

escribiré.

Si le guardo en el bolsillo,

nos ve mamá,

si le saco presurosa,

¡vete ya!

Este es un lenguaje

muy particular;

tengo muchas ganas

de coquetear.

¡Madre de mi vida,

yo me encuentro mal!...

¡Ay, mamá del alma

llévame al Pinar!

Coro

Tiene muchas ganas

de coquetear;

madre de su alma,

llévala al Pinar.

ESCENA ULTIMA

DICHOS, Mr. WAN-VIN, ANDRÉS; después RAMÓN. Wan-Vin sale vestido de marinero con un trapecio en la mano que se supone está enganchado al globo.

Hablado

Ans.

¿No notan ustedes olor á paja quemada?

Ros.

¡Como que es la sorpresa! Miren ustedes. (Se dirigen á la izquierda.)

Todos

¡Un globo!

Wan.

(Saliendo.) Mosié Andrés, allón usté á la barquilla, yo al trapecio.

And.

Corriente, pero yo daré la voz de partida. (Vase.) ¿Estamos? ¡A la una! ¡á las dos!... ¡y á las tres! (Carlota, por detrás de los convidados, echa á correr haciendo mutis por donde Andrés. Wan-Vin cae al suelo, suponiéndose que al partir el globo han desenganchado las cuerdas del trapecio.)

Todos

¡Ay!

Ans.

¡Mi hija!

Wan.

¡Ah, bigre! Se van juntos.

Ros.

Te quedaste sin novia.

[p. 22]Ruf.

Pues yo no vuelvo á la oficina.

Ans.

¡Cuando yo decía que le conocía! Es el que nos seguía en Biarritz.

Ros.

Pronto, un caballo; hay que seguir la dirección del globo.

Unos

¡El globo! ¡El globo!

Otros

¡Qué alto!

Ram.

A mí me han dao esto para usté. (Música en la orquesta muy piano, el vals del dúo, mientras el globo, de tamaño conveniente, según el escenario, cruza la escena. En la barquilla van dos figuras que mueven los pañuelos.)

Ruf.

Hacen señas con los pañuelos.

Ros.

Aquí dicen que si no movemos los nuestros en señal de perdón, se tiran abajo.

Ans.

Eso no, juntar todos los pañuelos para que los vean bien. (Todos lo hacen.)

Ruf.

¡Parece que tocan á banderillas!

Wan.

Pero es que yo no cedo al novio.

Ruf.

Ni yo me caso con esa señorita.

Wan.

¿Por estar quince minutos en globo?

Ruf.

Sí, pero cualquiera sabe lo que pasará allá arriba. (Desaparece el globo.)

Me han quitado la novia

y no me ofendo

si el público demuestra

que está contento,

y nos aplaude,

y perdona las faltas

del disparate.

TELON


[p. 23]

LETRAS PARA LOS COUPLETS

La Luisita es una chica

que es como un sol;

tiene un novio que la adora

con loco amor.

Como dentro de unos días

se han de casar,

sin testigos algún rato

han de hablar.

Y aprovechan tal fortuna

para rezar,

porque son muy religiosos,

y ese es su afán;

y el rosario de Luisita

coge Ramón

y lo rezan los dos juntos

con devoción.

Pero descubrirlos

supo la mamá,

y le dijo al chico:

Basta de rezar.

Deje usté las cuentas,

no las pase más,

pues se va el rosario

á desengarzar.

Cuando ya se va acercando

el Carnaval,

alegría por el cuerpo

siempre me da.

Pues si llego á disfrazarme

tiene que ser

lo mismito que una chula

de Lavapiés.

[p. 24]Disfrazada de ese modo

voy á bailar

porque yo me contoneo

con mucha sal;

y los pollos se me enredan

en el salón

en la seda de los flecos

de mi mantón.

Tengo muchas ganas

de coquetear,

y en mí constituye

una enfermedad;

madre de mi vida

yo me encuentro mal...

¡ay, mamá del alma!

llévame á bailar.


[p. 25]

COLOCACIÓN DEL GLOBO

Globo aerostático

Los alambres y las cuerdas han de ser muy finos. La cuerda de tiro del globo y las de los brazos van arrollándose en un torno que, con solo dar á la cigüeña, hace mover á los muñecos y al globo al mismo tiempo.


[p. 27]

OBRAS DEL MISMO AUTOR

Un ensayo general ó el portal de los belenes, revista en un acto[1], música del maestro Reig.

Ropas hechas, sainete en un acto y en verso, íd. íd.

¡Ya pican, ya pican! íd. íd. íd.[1], música del maestro Chapí.

Escuela modelo, juguete cómico[1], música del maestro Jiménez.

El día del juicio, íd. íd.[1], íd. del maestro Reig.

La noche de la boda, opereta en un acto[1], íd. íd.

Apolo, música y pianos, disparate en un acto[1], íd. del maestro Hipólito Rodríguez.

La romana del diablo, íd. íd. íd., del maestro Reig.

¡Mañana... será otro día! juguete cómico-lírico[2], ídem del maestro J. Valverde (hijo).

Los aduladores, íd. íd., y la música, primera producción del maestro Ricardo Benavent.

El Doctor Paletilla, íd. íd., música de Joaquín Valverde (hijo).

Quince minutos en globo, íd. íd., música de «Lozano Franco».

[1] En colaboración con D. Enrique Prieto.

[2] Idem con D. Enrique López Marín.


Nota de transcripción